Revista Opinión

Ensayo sobre la locura

Publicado el 04 julio 2010 por Albertorm

Ensayo sobre la locura Me pregunto si en este país nos hemos vuelto todos locos o simplemente ocurre que la cordura nos abandonó cuando las vacas eran gordas y había dinero para todos y para todo, desde comprar una segunda vivienda, renovar el coche cada dos años o pedir créditos para viajes, bautizos, comuniones y bodas en las que exhibir el poderío económico. Me lo pregunto sobre todo ante la huelga de los trabajadores de Metro de Madrid y la solidadridad que muchos muestran hacia quienes son, mirando a nuestro alrededor, unos privilegiados.
Vivimos en un país en el que el sueldo medio ronda los 21.500 euros anuales (y medio significa que unos cuantos superan esa cantidad y otros muchos están por debajo de ella), en el que un 63% de las personas que conservan su empleo son mileuristas, un 20% de la población activa se encuentra en el paro y un millón de desempleados no cobra ya ningún tipo de prestación. Vivimos en un país en el que gran parte de la ciudadanía ha visto con buenos ojos que el Gobierno rebajase, también de media, un 5% el sueldo de nuestros funcionarios simplemente porque tienen su puesto de trabajo asegurado y todo el mundo ha de arrimar el hombro para salir de esta crisis. Ahora bien: si se trata de los trabajadores de Metro de Madrid parece estar mal visto criticar una huelga que ha paralizado, y amenaza con volver a hacerlo, la capital de España.
Estamos hablando de empleados públicos cuyo sueldo base anual supera en 3.000 euros ese sueldo medio nacional, que disfrutan de 42 días libres anuales, a los que su empresa, pública y no privada, concede, entre otras cosas, préstamos personales sin intereses, de empleados públicos a los que no se les rebajará el sueldo un 5%, sino un 2,5%, y no porque lo haya decidido el gobierno central, sino porque lo ha aprobado, y le ha dado la gana de hacerlo, el gobierno autonómico madrileño, que es de quién dependen. Estamos hablando de trabajadores con los que parece que hay que solidarizarse, cuando en este país han perdido su puesto de trabajo un millón de personas en el último año y muchos otros lo han mantenido a costa de ver reducido su salario en mucho más de un 5%. Vivimos en un país en el que muchas pequeñas empresas se han ido a la quiebra, pero en el que muchas grandes se han aprovechado de la crisis para despedir trabajadores en aras de mantener sus beneficios. Ante este panorama, que se repite fuera de nuestras fronteras, ¿aún hay quien pide que se apoye y respalde a estos señores, que trabajan para una empresa pública, una empresa que pagamos todos los ciudadanos de este país? Que hagan huelga si quieren, están en su derecho, pero que nadie me pida solidaridad con quien no es capaz de ver lo que está sucediendo a su alrededor.

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