Por sus ecosistemas y su situación, a caballo entre Europa y Africa, Doñana es uno de los lugares más importantes para la conservación de la naturaleza en Europa y, por ello, uno de los destinos favoritos de los naturalistas. A ello hay que sumar la idiosincrasia de sus pueblos y gentes, su gastronomía y tradiciones. Tampoco podemos olvidarnos de historia de su protección.
Sin embargo, su visita nos puede dejar indiferentes si no la llevamos preparada, pues es un paisaje llano, en donde es difícil tomar perspectiva de su significado, y por su grado de protección, que limita mucho los accesos.
Por ello, antes de visitar Doñana os invitamos a entenderla.
ENTENDER DOÑANA
Doñana es un gran estuario fluvial, originado por el río Guadalquivir, que ha sido colmatado con el paso de los siglos. Las primeras crónicas que nos constan de este enclave se remontan al S VI d.C., cuando el poeta romano Avieno lo describe como un gran estuario marino en donde incluso había islas. Algunos autores creen que en una de estas islas se encontraba la mítica ciudad de tartesos.
Poco a poco las corrientes marinas fueron depositando sedimentos y formaron un cordón de arena que comenzó a cerrar el estuario en dirección a Cádiz. El cierre parcial del estuario favoreció su paulatina colmatación hasta quedar transformado en una gran marisma. Es por ello que nos encontramos ante un terreno completamente llano y de naturaleza arenosa.
Este proceso geológico ha dado lugar a los principales ecosistemas de Doñana.
ECOSISTEMAS DE DOÑANA
El cordón dunar. Constituye la barrera que cerró el estuario. En su extremo más occidental, desde Matalascañas a Mazagón, el acumulo de arenas ha sido tal que ha dado lugar a un acantilado de dunas fósiles que se elevan hasta los 106 metros de altura, en el Asperillo.
En las inmediaciones de Matalascañas desaparece el acantilado y es sustituido por un impresionante tren de dunas, que en su parte más ancha supera los 4,5 km.
Son dunas móviles que funcionan como las olas del mar. En su avance hacia el interior sepultan el pinar y tras pasar quedan los esqueletos de los árboles. Con el tiempo se recupera de nuevo el pinar hasta que quedar nuevamente sepultado. Estos pinares rodeados de dunas y en permanente muerte y recuperación son los corrales.
Todo ello configura un paisaje de arenas, único en Europa.
Junto a las dunas, en paralelo a la costa, se desarrolla un cordón de pequeñas lagunas en donde brota el agua del subsuelo. Algunas de ellas tienen gran importancia botánica y ornitológica.
Por último hay que destacar los extensos pinares. Comenzaron a plantarse en el S XVIII para frenar el avance de las dunas hacia el interior.
Buenas zonas de observación: Carretera Matalascañas-Mazagón: Cuesta Manelli y Sendero Laguna del Jaral (Ver rutas aquí)
La marisma. La colmatación del estuario ha dado lugar a gran marisma. Aunque aparenta ser una superficie homogénea y monótona no es así.
En la parte más cercana al Guadalquivir la marisma se inunda diariamente con el flujo de las mareas, pues no hay que olvidar que estamos en el Atlántico. Sin embargo la mayor parte de la marisma se inunda con la lluvia y aporte de los ríos y arroyos, fundamentalmente La Rocina y el Guadiamar.
Pero la marisma no es completamente plana, sino que hay porciones más elevadas, denominadas vetas, y otras más profundas en donde el agua permanece durante más tiempo. Son los lucios.
Buenas zonas de observación: El Rocío y el observatorio Francisco Bernis, también en El Rocío. Para especialistas Centro de Visitantes José Antonio Valverde.
El monte. La zona de arenas consolidada, a salvo de las arenas móviles y de la marisma, da lugar al monte. Es un monte abierto, en donde predomina el matorral de jaguarzo, algunos pinares islas y alcornocales. Se le conoce como monte blanco.
En los enclaves más profundos la vegetación entra en contacto con el nivel freático y hay un suelo más evolucionado que permite el desarrollo de brezales, labiérnago, mirto, zarzas y tojos entre otras especies.
Buenas zonas de observación: El Acebuche y Palacio de El Acebrón (Más información)
La vera. Es la franja de contacto entre el monte y la marisma, en donde se desarrollan extensos pastizales que son aprovechados por todo tipo de especies.
Buenas zonas de observación: El Rocío
Con esta introducción hemos querido sentar uno principios básicos para entender Doñana. Mas información para planificar tu viaje.