La baja autoestima, como su nombre lo indica, implica que una persona no se valora o estima lo suficiente. Esto puede manifestarse de diversas maneras, como sentirse cohibida o ansiosa al interactuar con otros, tener pensamientos persistentes de incapacidad o ser extremadamente autocrítica. Las personas con autoestima baja a menudo experimentan un diálogo interno negativo que puede variar en intensidad. Algunas reconocen que estas autocríticas son desproporcionadas o irracionales, mientras que otras tienen creencias negativas tan profundamente arraigadas que las perciben como verdades absolutas.
La baja autoestima no solo afecta la percepción que una persona tiene de sí misma, sino también su capacidad para afrontar desafíos y disfrutar de relaciones saludables. Esto puede llevar a un círculo vicioso, donde la autocrítica y la inseguridad refuercen la baja autoestima. Además, las investigaciones muestran que las personas con autoestima baja son más propensas a experimentar problemas de salud mental, como depresión, ansiedad y trastornos de la conducta alimentaria, lo que subraya la importancia de abordar este problema.
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