Sin reparar en el final de tu arcoíris, sin urgencia de encontrar el tesoro en tu recipiente, conociéndote con tibieza, mirando a través de tus colores sin pararme en tu para mí, vaporosa mentalidad. Amistad de un café cargado, o de una cerveza, nunca de la última, jamás llegamos a cruzar esa meta. Tampoco a respirar juntos, si a recostarnos apoyados uno al otro; rozándonos nuestros deseos comunes y dialogándolos a veces crispados por verlos dispares, por no mirarnos.
Y las mil lluvias y sus reflejos acolorados, me acercan a chocarme en el rojo, en el verde,… y ahora en el gris que te envuelve y me atraviesa; porque voy buscando tu arcoíris con final, porque me afano en ganar distancia en la ventaja que atesoras; en buscar los trazos que has pintado con mis colores y yo no entendía. Porque llego a vislumbrar la marmita de oro que brilla iluminándome, a mí, como un halo, como un abrazo que te debo.
Porque quiero que sepas que lo he encontrado, a pesar de que tú estabas esperándome sentado como un Leprichaun. Sonriendo.
Texto: Ignacio Alvarez Ilzarbe