Revista Cine
La primera película que vi de este señor fue Irreversible, la del gay puesto de todo que deja a la Belluchi como un muñeco de trapo . Me pareció una película un tanto indigesta, más que nada por lo gratuito de esa escena , enmarcada alevosamente fuera de la trama. Escenorra dura señor director , sí , y la última media hora insufrible. Luego vi Seul contre tous , la primera de su filmografía. Una película igual de desagradable , más cazurra si cabe; pero esa sensación de que Gaspar Noé metía cosas desagradables per se, continuó instalada en mi cerebro .Sin embargo, siempre pensé podía ir más allá.
Enter the void es , para mi, su primera gran película . Están los mismos rasgos de su cine, especialmente la violencia y el mundo de la drogadicción. En este caso, además, hay una manera de contar la historia que no es otra que la bajada a los infiernos de unos hermanos huérfanos a temprana edad. Lo mejor de todo es la forma y no el contenido. Es ese ambiente alcaloide y triposo de un Tokio deformado lleno de texturas turbulentas, borrones fugaces, luces cegadoras y sonidos estresantes. Es ese completo viaje al descontrol del que solo sales cuando se acaba la película. Atraviesas paredes, lo ves todo, lo escuchas todo y lo percibes todo como si estuvieras gloriosamente drogado. Ninguna película lo había transmitido tan bien hasta ahora. En Miedo y asco en Las Vegas (Terry Guilliam,1998) el viaje era exterior; en Enter the Void ya estamos dentro.
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