Revista Opinión

Entre “ camellos “ y “ elefantes “ : papelinas y recetas médicas

Publicado el 04 julio 2019 por Solitarios Invisibles @belzinvisible

Entre “ camellos “ y “ elefantes “ : papelinas y recetas médicas

Entre “ camellos “ y “ elefantes “ : papelinas y recetas médicas

Si la sociedad actual no tiene reparos en vivir su abudante y continuada decadencia, al menos quienes dicen velar por nuestra felicidad social, deberían tener ciertos reparos en combatir la necedad que impera, sensación percibible en alto grado cada vez más arraigado que se va apoderando de la inteligencia necesaria para superar el desarrollo del día a día.

Entre “ camellos “ y “ elefantes “ : papelinas y recetas médicas

Es un hecho incuestionable, pensamos poco y solucionamos menos cuando nos vemos alterados por un problema, ya sea doméstico, laboral o sentimental. Conspiramos a todas horas contra nosotros mismos, abocándonos a relativizar la soluciones, que en la mayoría de los casos las dejamos aparcadas en el tintero sanguíneo que nunca utilizaremos para seguir escribiendo nuestra historia, ya sea para memorizarla, compartirla con otros sujetos o tenerla en cuenta si llegamos a depender del clásico y aventurado psicológo, que goza al intentar rasurarnos el cerebro para menospreciarnos o sacar conclusiones erroneas, máxime cuando el analista se cree con autorización docta por haber aprobado su "experimentada" vocación, dedicándose a firmar valideces en el carné de conducir o haciendo de becario/a en un jardín de infancia.

Entre “ camellos “ y “ elefantes “ : papelinas y recetas médicas

El aturdido hombre o mujer del hoy, avispado, emprendedor por entender que a las "pipas" sin cáscara hay que ponerles sabor desagradable cuando se degustan durante la visión de un film de terror, sin olvidarnos a los que en vez de destinar parte de su tiempo en leer un buen libro prefieren ir al centro de musculación y después de media hora llenarse en estómago de asteroides, incluso a tener en cuenta a muchos de los que no hacen nada por temor a tener un accidente mental si piensan y no siguen hablando a todas horas por el móvil parlanchin, a esos que se quejan que el "curro" está difícil cuando se levantan a las once de la mañana, y que no merece la pena terminar como sus padres víctimas de una enfermedad orientada a ser bautizada como pph ( pobre progenitor de hipoteca ), va dirigido este breve y y sentido reconocimiento, al creer que el sistema, sin humos, ruídos y nubes blancas, no va a responder a materializar la ambición ilusionante por lograr un mundo mejor, ya sea porque los fenómenos mágicos ya no los produce ni dios, y por las mil razones equívocas que están al alcance del débil deudor de préstamos familiares que son intercambiables en esquinas expendedoras de drogas canjeables si aceptas servir al negocio de manera piramidal.

Entre “ camellos “ y “ elefantes “ : papelinas y recetas médicas

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Dicho lo anterior, celebrar que todavía tengamos la oportunidad de poder advertir sin alucinaciones todavía, que la sociedad cabalga en un asno mientras otros lo hacen en un caballo con el crin de oro y otros en cuadriga de plata, lo cuál quiere decir que mientras haya ignorancia, desidia, angustía, desesperación, ansiedad por no superar los condicionantes que mueven al gentío a no ser parte en este conflicto de intereses mal avenidos y agorafóbicos, todos los demás intervinientes deberían considerarse pasto de sus propias llamas, si no son capaces se echar una mano a quien lo necesite, impidiéndoles que asistan frecuentemente con el calificativo de hipocondríacos, al ritual de la famacopea desnuda de milagros y muchos placebos recomendados, a través de consultas que atenderán con sumo placer el suministro de medicación facturada a las arcas del "estado", originándose una pandemia de los sentidos que astutamente manipula la industria farmacéutica, lo que viene a corroborar que en ésto del tratamiento "unipersonal y selectivo" tambien hay competencia, los "camellos" de la papelina y los "elefantes" de la receta.

"Para millones de personas las drogas sirven hoy, como las religiones y la alta cultura ayer, para aplacar las dudas y perplejidades sobre la condición humana, la vida, la muerte, el más allá, el sentido o sinsentido de la existencia." Mario Vargas Llosa


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