Irène Némirovsky fue una mujer de origen judío que renunció a su credo para sobrevivir en la Francia de Vichy durante la Segunda Guerra Mundial. Una escritora de gran talento, admirada por sus contemporáneos que dejó una de las primeras historias sobre la ocupación alemana de la historia. Una historia que no llegaría a terminar jamás, pues, a pesar de haberse convertido al cristianismo, sus raíces judías la situaron en el punto de mira de los nazis. Su vida terminaría como la de millones de judíos de Europa en el campo de exterminio de Auswicht. Fue una de sus hijas quien un día descubrió las palabras escritas por su madre que terminaron publicándose bajo el nombre de Suite francesa. Las leyes antisemitas impidieron que pudiera concluir su obra.
Una niña alejada de su madre
Irène Némirovsky nacía el 11 de febrero de 1903 en Kiev, Ucrania. Su padre era un banquero judío llamado Léon Némirovsky. Su madre fue una mujer hedonista y narcisista demasiado preocupada por su propia hermosura y por detener el paso del tiempo en su cuerpo. Irène reflejaría en alguno de sus relatos de manera indirecta el odio y rechazo que sintió siempre por aquella mujer que no dudaba en esconderla en los actos públicos o vestirla con atuendos de niña pequeña para que nadie pudiera deducir su propia edad.
Irène creció en San Petersburgo donde fue educada por una institutriz francesa de la que asumió esta lengua como si fuera su lengua natal. Además del francés, Irène aprendió inglés, polaco, ruso, vasco, yiddish y finés, idioma con el que se toparía en la primera huida de su vida.
Huida de la Rusia revolucionaria
En 1918 la familia Némirovsky huyó de Rusia al estallar la revolución y se refugió durante un tiempo en Finlandia. En 1919 llegaban a Francia, país que se convertiría en su patria de adopción. Allí, Irène, que tenía entonces dieciséis años, pudo reemprender sus estudios que terminó en la universidad de la Sorbona donde se licenció en Letras en 1926.
Ese mismo año Irène contrajo matrimonio con un banquero llamado Michel Epstein. De aquel matrimonio nacerían dos niñas, Denise y Elizabeth.
Aquellos fueron unos años tranquilos para la pareja, un tiempo en el que Irène se dedicó con gran entusiasmo a escribir. Su primera novela se publicó en 1929, titulada David Golder. Temerosa de que su texto fuera rechazado, Irène lo envió de manera anónima a la editorial Grasset. Uno de los miembros de la editorial quedó tan impresionado por la calidad de la novela que no paró hasta encontrar a su autor real, llegando a poner un anuncio en un periódico. Al descubrir que era una mujer quien había escrito una novela de tan alta calidad, la sorpresa fue doble. Empezaba entonces una carrera literaria exitosa para Irène. Sin embargo, no todo fue un camino de rosas. A pesar de llevar tiempo viviendo en Francia y de haberse convertido al catolicismo en 1939, le fue derogada la nacionalidad francesa por sus orígenes judíos.
El final de un sueño
La situación empeoró con la instauración del Gobierno pro nazi de Vichy que en 1940 promulgó una serie de leyes antisemitas. Mientras su marido tuvo que abandonar su trabajo en el banco, ella sufrió un veto definitivo a sus obras, que no pudieron seguirse publicando.

Su obra
Suite francesa David GolderNieve en otoño
El vino de la soledad
El baile
El maestro de almas
