Revista Opinión

Entre Kabul y Melilla

Publicado el 17 septiembre 2010 por Cronicasbarbaras

Dice el portavoz del PSOE, José Antonio Alonso, que la palabra inglesa “War”, referida a la guerra de Afganistán en la que están 1.575 soldados españoles, no tiene por qué significar precisamente “guerra”, porque es un sustantivo polisémico.

Algo así como el término jihad en árabe. Es guerra santa, pero no siempre para matar infieles, sino que también es un combate interior para cumplir con el islam.

Pero war polisémica y jihad polisémica matan muchísmo. Y si por un lado están los de la war, enviados a petición de la ONU a combatir a los talibanes desde finales de 2001, por el otro están esos talibanes y Al Qaeda haciendo su guerra santa; que no sólo mata, sino que oprime y tortura física y moralmente a quienes domina, especialmente a millones de mujeres.

Nuestra cultura grecoromana, judeocristiana e ilustrada tiene varias fronteras frente al talibanismo que está apoderándose de grandes masas musulmanas, a las que fanatiza y convierte en temibles máquinas destructivas.

Una frontera está en Afganistán, con los jihadistas apoyados desde Pakistán e Irán, y por algunos amigos de otros continentes. Si triunfan nuevamente los talibanes, veremos cómo millares de jóvenes musulmanes volverán a entrenarse allí para provocar matanzas en nuestros países.

Otra frontera está en Israel y en la futura Palestina de la ANP, hoy enfrentados, aunque terminarán siendo socios, acosados ambos por el jihadismo de Hamás y Hizbolá. Si caen ellos, caemos todos posteriormente.

La última frontera para los españoles está en Ceuta y Melilla, lo que plantea varios problemas simultáneos: si cae la monarquía de Mohamed VI posiblemente la fuerza triunfadora sería la jihadista.Afganistán situado aquí mismo.

El ochenta por ciento de los españoles está contra nuestra presencia en ese país centroasiático, pero no repite “No a la guerra”: como si intuyera algo maléfico muy cercano.


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