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Entre las páginas... (16)

Publicado el 09 octubre 2012 por Poy
¡Hola a todos!
Entre las páginas... (16) Hace un tiempo os hablé sobre un libro titulado La bibliotecaria de Auschwitz, del que más tarde os conté qué me había parecido. Para resumir: la historia me encantó. La novela trata sobre Dita Adlerova, una chica de 14 años que se encuentra recluida en un campo de concentración nazi, en Auschwitz. Allí los nazis tienen unos barracones dedicados a que diversos organismos internacionales, como la Cruz Roja, crean que los judíos están siendo tratados como prisioneros de guerra, y no siendo torturados y asesinados. Pero un grupo  de estas personas, encabezados por Fredy Hirsch, convierten uno de esos barracones en una escuela clandestina que dispone de ocho libros. Por supuesto, esos ocho libros están prohibidos, y su tenencia se penaliza con la muerte, pero Adlerova, actuando como la bibliotecaria de Auschwitz, los guarda y cuida.
Sencillamente, era cuestión de tiempo que os dejase unas cuantas citas del libro.
Hay dos profesores que levantan la cabeza angustiados. Tienen en sus manos algo rigurosamente prohibido en Auschwitz y pueden condenarlos a muerte si los descubren. Esos artilugios, tan peligrosos que su posesión es motivo de la máxima pena, no se disparan ni son objetos punzantes, cortantes o contundentes. Eso que tanto temen los implacables guardias del Reich tan sólo son libros: libros viejos, desencuadernados, deshojados y casi deshechos. Pero los nazis los persiguen, los azuzan y los vetan de manera obsesiva. A lo largo de la historia, todos los dictadores, tiranos y represores, fuesen arios, negros, orientales, árabes, eslavos o de cualquier color de piel, defendieran la revolución popular, los privilegios de las clases patricias, el mandato de Dios o la disciplina sumaria de los militares, fuera cual fuese su ideología, todos ellos han tenido algo en común: siempre han perseguido con saña los libros. Son muy peligrosos, hacen pensar.
Esta cita se da en las primeras páginas de la novela, concretamente en la página 14, y nos muestra el peligro al que se está viendo sometida Dita. En una inspección rutinaria a los profesores no les ha dado tiempo de esconder los libros, por lo que ella intenta hacerlo antes de que los nazis la vean.
El atleta más fuerte no es el que llega antes a la meta. Ése es el más rápido. El más fuerte es el que cada vez que se cae, se levanta. El que cuando siente el dolor en el costado no se para. El que cuando ve la meta muy lejos no abandona. Cuando ese corredor llega a la meta, aunque llegue el último, es un ganador.
Esta cita se corresponde con una de las muchas enseñanzas que nos transmite el coordinador de la escuela, que está basado en una persona real, Fredy Hirsch.
Algunos han pedido que lo repita porque no acaban de creérselo: ¿hay también una biblioteca? ¡Pero si los libros están prohibidos! No entienden cómo un asunto tan peligroso y delicado puede estar en manos de una chiquilla. Entonces, Miriam le pide que suba a un taburete para que todos la escuchen:
-Bueno días. Soy Edita Adlerova. Tenemos una biblioteca de ocho libros en papel y media docena de libros vivientes.
En esta cita, que si no me equivoco se puede leer en las solapas del libro, nos encontramos con los casi únicos materiales de los que dispone esta escuela. Ocho libros en papel y seis libros vivientes. Curiosa expresión la que se usa. Libros vivientes.
¡Espero que os hayan gustado las citas! ¿Habéis leído el libro? ¿Lo pensáis hacer? ¡Nos leemos!
Poy 

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