El año pasado, luego de consultar en el foro, me compré una cámara digital. Con la timidez características de los que se convierten a la cultura flogger en la adultez, saqué un montón de fotos que fueron archivándose, prolijamente etiquetadas por la gracia de F-Spot. De a poquito las iré liberando para desarrollar el Imaginario, un relato visual de mis correrías por el mundo. Empecemos con algunas tomas de la biblioteca escolar, segunda casa de todo profesor de literatura que se precie de serlo.