Revista Opinión

Entre Madrugadas

Publicado el 17 marzo 2018 por Carlosgu82

“Venezuela ya es un país Miserable”, llego a cualquier supermercado el día anterior para poder comprar los productos regulados, me toca el lunes pues llego el domingo a las 6pm y amanezco huyendo de los policías para que no me metan presa. Aclaro que no compro para vender, no soy ni bachaquera ni pirañera, compro por mis hijos, porque ya nada me alcanza y no tengo otra fuente de ingresos porque soy una feliz madre soltera de 2 pequeños que necesitan de mí.

Esta es la experiencia de Luz Marina, una señora trabajadora de 34 años de edad que para poder adquirir los productos de primera necesidad debe pasar por un gran calvario, y eso sin mencionar el sueldo que actualmente gana a pesar del incremento de los precios de todo en el país. Luz comenta que nunca había hecho colas pero debido a lo poco que gana no puede ya adquirir los productos a un costo elevado y por ello compra regulado, pero para poder comprar y pasar en el lote de los primeros para irse a trabajar de inmediato, debe llevarse su cartón y ponerlo en una acera para dormir un rato mientras llegan los “malandros uniformados” a espacharla como animal, añadió.

Experiencias como esta suelen escucharse a diario, puesto que con la situación que actualmente vive Venezuela es de dudar que no nos podamos identificar con esta señora y con cientos de venezolanos que pasan por las mismas circunstancias, hacen su mayor esfuerzo por poder llevar comida a su casa y administrar el poco capital con el que cuenta. Un país tan rico, con una fuente de riqueza mas envidiable de todas como es el petróleo no puede estar pasando por estas ocurrencias. No sé si un presidente que afirme que un difunto vive y que se aparece en un pajarito pueda mejorar la grave crisis que afrontamos todos en el país.

Sin embargo no todo es en contra, existen personas que ven las colas como un hobby como lo afirma Katherine, una muchacha de 24 años que estudia en la Universidad Bolivariana de Venezuela y trabaja en una zapatería de la capital; comenta que cuando hace cola suele pasarla bien, “conozco mucha gente, converso y me entretengo. No hay que quejarse y echarle la culpa al gobierno como tal porque ellos pagan para obtener los productos y vendérselos al pueblo, que los dueños de los supermercados lo escondan es otra cosa” señaló. “Mi hobby es hacer cola, compro mi café y mi caja de cigarros y espero a que me toque para comprar mientras hablo con muchos y escucho muchas experiencias” expresó la joven.

Comentarios así nunca faltan en cualquier lugar, pues aun existen esas personas que ven la escasez desde otro punto de vista y respaldan al gobierno de turno por los beneficios que este les brindan, como en el caso de Katherine, quien actualmente cuenta con una beca Fundayacucho para costar sus estudios, además que estudia en una universidad que es propiedad del Gobierno Socialista de la época en el país.
Versiones totalmente distintas, Luz y Katherine son trabajadoras y madres, (algo en común que poseen), y ambas hacen largas colas para adquirir los productos regulados, con una ideología política distinta, pero con una situación similar como las de muchos la de Madrugar para comprar, ponerse limites para gastar ya que en “Venezuela dormimos hasta donde nos alcance la cobija” añadió Luz. Mientras que Katherine concluye con una curiosa frase “Prefiero hacer cola y conocer gente que abrir un facebook y sentarme horas chateando”.

Entonces ¿quién tendrá la razón? La señora que madruga por necesidad o la joven que ve la necesidad como un pasatiempo para hacer amigos?.


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