El periodista Graciano Palomo, que navega con igual habilidad por la izquierda que por la derecha españolas, acaba de divulgar que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, le confesó que Juan Luis Cebrián, presidente de PRISA y El País, le pidió recientemente una mora del IVA, el impuesto de sociedades y el IRPF de los trabajadores de su grupo.
Su imperio informativo, que va disolviéndose lentamente, tuvo en 2012 unas pérdidas de 255 millones de euros y una deuda acumulada de 3.083 millones.
La revelación es demoledora. Montoro había advertido que prepara una ley que permita publicar los nombres de los evasores, y comienza intimidando al revelar este diálogo.
No rompe secreto oficial alguno. Sólo divulga una charla privada con la que embiste al periodista más poderoso de España desde la fundación de El País, en 1976, que dirigió al PSOE cuando gobernaba, y desbarataba despiadadamente a la derecha.
Montoro, cuyo apellido recuerda al animal violento y libre en el monte, llevaba desde enero de 2012 advirtiendo contra los que denuncian a su gobierno por los recortes en educación y sanidad, y que simultáneamente evaden impuestos: actores y cantantes, sindicatos y partidos opositores, y poderosos empresarios.
Se ejecuta ahora un sarcasmo histórico: Cristóbal Montoro viene de una familia humilde de Cambil, Jaén. Estaban destinados, él y su hermano Ricardo, a ser obreros manuales, como sus padres, que trabajaron denodadamente para que estudiaran.
Ambos eran inteligentes: resultaron catedráticos universitarios.
Cebrián asistió a colegios de élite como aristócrata del franquismo, hijo de un falangista responsable de la propaganda del régimen.
Cuenta Graciano Palomo que conversando se confesaron sus sueldos: 66.000 euros anuales el ministro, 8,9 millones el periodista.
Aunque quizás Cebrián ocultó 4,1 millones, porque los indignados trabajadores de El País a los que está despidiento hablan de 13 millones.
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SALAS