Revista Opinión

Entre Pavlov y Levi-Strauss, reflexiones sobre el madridismo

Publicado el 18 diciembre 2012 por Romanas

Entre Pavlov y Levi-Strauss, reflexiones sobre el madridismo Entre Pavlov y Levi-Strauss, reflexiones sobre el madridismo
 Lisistrata dijo... Entiendo que el RM son solo unos colores y una marca o empresa. Los macarras en todo caso son las personas que lo dirigen. Y es ahí donde Florentino va a perder dinero y eso le dolera mucho y le hará recapacitar con respecto de Mou y sus declaraciones sobre su apoyo al muy marrullero entrenador por no decir repelente y 20 adjetivos mas descalificativos.
17 de diciembre de 2012 22:14
Mi querida Lisistrata:
Por 1ª vez no estamos de acuerdo en algo y la discrepancia es importante.
Planteas, ahí es nada, ni más ni menos que uno de los temas más discutidos de la historia de las ideas: ¿existe una identidad constitutiva de las llamadas “personas jurídicas”?
Si nos atenemos a los elementos meramente físicos, naturales, biológicos, orgánicos, parece evidente que no.
Las personas naturales que se integran dentro de una persona jurídica no lo hacen de una manera orgánica, biológica, física o química, pero esto ¿supone que su integración es menos vinculante, menos coactiva, menos poderosa?
Los pensadores alemanes, que por motivos históricamente evidentes,  se sintieron fuertemente atraidos por la cuestión, le dedicaron muchas energías y horas de pensamiento y trabajo, y llegaron a la conclusión de que así como en el ser humano, el hombre, se admite de una manera casi universal le presencia de algo que algunos hemos dado en llamar espíritu, en los pueblos, pero, se me dirá, ¿existen realmente los pueblos como tales?, hay también corrientes inmateriales de sentimientos colectivos que pueden motivar la consideración de que ellos también pueden ser titulares de identidades tan específicas como las que concurren en los individuos humanos.
Y a este sentimiento anímico colectivo, lo llamaron “volksgeist”, que traducido al pie de la letra significa precisamente eso, espíritu del pueblo.
Después advinieron los estructuralistas de la mano del genial Levi-Straus y arrumbaron, quizá definitivamente, la idea subyacente en la filosofía del volksgeist, de que puede haber sentimientos colectivos que se originen no en la influencia de los factores circunstanciales climatológicos o demás biológicos y físico-naturales sino en las peculariedadesesenciales naturales de las distintas etnias.
Como yo, en el fondo, soy un ecléctico absolutamente irredento, pienso que en ambos movimientos intelectuales hay un fondo de razón.
El ser humano es uno esencialmente, de tal manera que si el neardental o el cromagnón se hubieran sometido históricamente a las mismas circunstancias ambientales, no habrían diferencias estructurales humanas ciertamente destacables, es decir que todos seríamos, en contra de la opinión del ínclito Rajoy más o menos iguales.
Pero la enorme diversificación de las circunstancias ambientales a que aquellos primitivos tipos humanos se sometieron ha producido esta radical diversidad de lo que ahora hemos dado en llamar etnias y que no son sino una especie de permanentes disfraces que los mismos seres han acabado por asumir de una manera tan permante que a veces los consideramos como constitutivos de su propia naturaleza.
Hasta aquí, mi adscripción al estructuralismo levi-straussiano, pero en el fondo de mi corazón, que también piensa lógicamente aunque de otra manera, mi experiencia personal me inclina a admitir la inmensa fuerza coactiva que en la formación de mi psique ha supuesto la formación, la educación, la instrucción que la sociedad en la que hasta ahora he estado inserto me ha proporcionado. La iglesia católica y el sicologismo pauloviano saben porque lo han experimentado con el máximo rigor, que yo soy no sólo yo y mi circunstancia sino mucho más que todo esto aún, el ambiente hogareño cultural en el que he estado sumido hasta ahora, de modo que no he podido quitarme de encima, por mucho que lo haya intentado, una serie de ideas no sólo religiosas sino culturales que han lastrado inexorablemente para siempre todo lo que sé, todo que siento y todo lo que pienso.
De modo que todos los individuos constitutivos de mi propia familia, hemos heredado una serie de sentimientos, pensamientos y convicciones que si no nos identifican totalmente sí que nos constituyen como grupo social incluso en contra de los màs firmes propósitos de desvinculación sociológica.
Y de una manera semejante puede razonarse en orden a la integración en el pueblo, en la región e incluso la nación.
Obviamente esta vinculación es mucho más efectiva cuando los factores para la constitución del grupo social han sido convenientemente manipulados mediente expertos en el manejo de la psicología de masas, que no otra cosa son Mourinho, Florentino y el tal Relaño que no es sino una especie de Goebbels de vía estrecha.
De modo, querida Lisistrata, que no debiera de caberte duda alguna de que el madridismo, como grupo social, se ha constituido bajo la dirección psicológica de una serie de ipersonas que ha hecho, y hace, objeto de su vida la creación y vinculación de una serie de individuos con unas teorías e ideas a las que se ha sometido a un tratamiento absolutamente adictivo como las tabaqueras hacen con el producto de su industria de tal manera que, ahora, le sería muy difícil, si no imposible, a un madridista abjurar de las ideas que le han sido inoculadas mucho más que fisiológicamente por una serie de conductores sociales extraordinariamente influyentes.
O sea, que un grupo social puede ser en su pensamiento y actuación tan genuinamente macarra como un individuo.
O esto es, al menos, lo que yo pienso.
Un beso tan afectuoso como agradecido por la frecuencia y el interés con los que intervienes en mis blogs.


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