A poco que sigáis la actualidad del mundo del cómic habréis estado atentos estas últimas semanas a los anuncios primero en forma de misteriosos teasers y después en fomra de entrevistas que Marvel está realizando en referencia a su iniciativa Marvel NOW!
Los teasers pusieron primero la miel en la boca augurando, como habían prometido por activa y por pasiva, grandes cambios en los equipos creativos de las más popualres series de la editorial, los principales escritores de la Casa de las Ideas en aquellas cabeceras en las que jamás hubieras esperado verlos. Jason Aaron en Thor, Mark Waid en Hulk, Kieron Gillen en Iron Man. Todos cambios suculentos, al menos a primera vista.
El hecho de ubicar a un guionista en una serie opuesta a su registro habitual y a sus características creativas conocidas supone que probablemente no se trate de un personaje con el que el escritor tenga una especial conexión. Probablemente no sea un personaje que el escritor leyera en sus años de juventud (ahora ya sí, por supuesto, pues, para aquel que no lo sepa, las editoriales suelen mandar un paquete con los lanzamientos del mes a sus escritores para que estén en todo momento enterados de lo que se cuece en su universo). Esto, que ha sido confirmado por algunos de los guionistas en las entrevistas de esta semana puede suponer un hándicap o una ventaja.
Estamos hablando, para no perdernos, de un escritor que jamás ha sido lector de un determinado personaje y que, bien por mandato editorial, bien por elección propia, comienza a escribir la serie de dicho personaje. En la mayoría de las ocasiones estos escritores pasan varios meses documentándose (leyendo miles de cómics sobre el personaje para entendernos), para captar la esencia del personaje y conocer los principales hitos de su vida, aunque no siempre.
Hace unas décadas estábamos acostumbrados a escritores que conocían al dedillo no solo la historia de sus propios personajes sino la continuidad completa de todo su universo. Debido a ello encontrábamos historias que “respetaban” a esos personajes o más exactamente “respetaban” la continuidad y la historia de esos personajes, es decir, lo que ya habíamos visto hasta entonces, en ocasiones redundando en ello. Pero recientemente estamos viendo a escritores que no siendo fans, o al menos no tan acérrimos, se han hecho cargo de importantes cabeceras trastocándolo todo, cambiando cosas fundamentales. Quizá el primer ejemplo que viene a la cabeza sea Bendis y sus Vengadores, pero sin duda no es el único.