Por Hibert Coca
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¿Eres de esos que se rinden fácilmente antes de dar la pelea? ¿Te sobran las buenas intenciones pero te hace falta firmeza para continuar? ¿Es muy fácil para ti tomar decisiones, pero… qué “difícil” es llevarlas a cabo? Empieza a entrenar tu Fuerza de Voluntad.
Suma. ¿Cuántas veces no has logrado cumplir con esa decisión de adelgazar? ¿Te has escuchado decir incontables veces “Definitivamente, este es el último cigarrillo que fumo”? Cuándo fue la última vez que dijiste “Este año sí voy a continuar mis estudios” o “Ahora sí es cierto que voy a llegar temprano a mi trabajo”? Ni contemos las veces que has pensado que por fin tomarás vacaciones o que reanudarás tus visitas al gym…
¿Por qué es que algunas personas desean conseguir o lograr algo, pero no lo consiguen? Es muy sencillo, porque renuncian muy pronto a sus decisiones. Esto no les hace menos humanos o menos “inteligentes”, pero sí cuestiona su fuerza de voluntad.
Algunos expertos le llaman “bríos”, otros, “disposición” a esa férrea decisión para hacer las cosas. A esa extraña “facultad” que nos impulsa a cumplir con lo que hemos decidido y alcanzar nuestras metas es lo que llamamos “Fuerza de Voluntad” y es uno de los aspectos más relevantes del carácter de la persona.En la aplicación de la Psicología Conductual, el carácter es una parte esencial del adecuado desarrollo del ser humano y, por supuesto, el buen desarrollo de la empresa.
Para poder “entrenar” eficientemente la Fuerza de Voluntad se debe tener en cuenta tres elementos:
1. El Desear 2. El Esperar 3. El CreerLa fórmula “DEC”, como yo le llamo, es primordial para alcanzar una Fuerza de Voluntad que “desvanecerá” montañas ante ti.
El Desear, desear la meta
Primero, debes desear una meta. Ya sabes lo que quieres, qué bien. Muchas personas quieren comer mejor, otros quieren mayores ingresos, algunos más quieren tener una maestría y algunos otros comprar un vehículo nuevo. Estas personas que saben lo que “quieren”, pero que llegan hasta ahí, lo único seguro que tienen es que siempre van a saber lo que no tienen. El desear va mucho más allá. Es desear con energía, desear con fuego, con el corazón y la mente.
“Quisiera tener un mejor puesto de trabajo y un mejor ingreso salarial, pero por lo pronto voy a descansar un poco antes de ponerme a trabajar”. ¿Has oído esto antes? Eso no es desear, eso sólo es saber de lo que carece.
Desear es actuar con decisión, con trabajo, con esfuerzo. “Deseo tener un mejor puesto de trabajo y un mejor ingreso salarial; por eso tengo que ponerme a estudiar, a leer más libros, a trabajar con mejor calidad”. Eso es el verdadero “desear”.
El Esperar, esperar la meta
El segundo elemento de nuestro “kit de entrenamiento” es el esperar. Esperar no es sentarse a “ver qué pasa”. Las cosas no caen del cielo. Si espera que eso suceda, posiblemente lo único que te caiga de arriba será lo que los demás ya no necesiten o, con suerte, algo desagradable de un pájaro que vuele sobre ti en un parque.
Espera que lo bueno ha de suceder. No sólo lo deseas, sino que también esperas a que eso suceda y estarás preparado para cuando el momento llegue. Dicen por ahí que la oportunidad sólo llega una vez; sin embargo, las oportunidades están a la vuelta de la esquina y aparecen muchas, muchísimas veces.
Muchas personas caminan hasta la esquina, pierden la confianza y se regresan. Sólo unos cuantos deciden dar vuelta a la esquina y buscar la oportunidad. ¿Cómo actúas tu? ¿Buscas la oportunidad preparándote para cuando llegue el momento, o sólo esperas sentado cómodamente bajo la sombra del árbol de “no hacer nada”?
El Creer, creer en la meta
El tercer y último elemento es la creencia. Creer que llegará el momento, que llegará el triunfo. No importa cuán difícil parece ser, no te rindas. ¡Adelante!
Desear, esperar y creer. Pruébalo y cuéntame una historia de éxito singular.
Entrenar tu Fuerza de Voluntad no es un asunto imposible, pero tampoco es como comerse un postre de gelatina. Hay que esforzarse. Hay que luchar.
¿Recuerdas alguna historia de un personaje exitoso? Siempre encontrarás un elemento común entre ellos: La Fuerza de Voluntad. No tiraron la toalla a media pelea, aún cuando las cosas se pusieron difíciles. Siguieron esforzándose hasta el final.
Y ellos no son más que seres humanos, sí, como tu o como yo. Únicamente que ellos entrenaron su Fuerza de Voluntad para lograr sus objetivos. Estos hombres y mujeres exitosos viven, trabajan y se esfuerzan siguiendo las metas y los objetivos que se han planteado.
Al otro extremo están los débiles de voluntad. Quieren todo rápido, todo fácil, “todo ya, pero que no cueste mucho”. A esas personas las reconocerás fácilmente porque muy constantemente las verás cambiando de trabajo, de carrera, de amores, de estilo, de pensamiento.
¿Has visto usted alguna vez un elefante en un circo? Atan su pata al suelo con una pequeña cuerda que podría romper cuando quiera; sin embargo, no lo hace. Sabes por qué?
Cuando los elefantes nacen, los amarran al suelo con enormes cadenas de acero que no pueden romper. Transcurrido algún tiempo, los elefantes se convencen que no podrán romperla. Por eso, al cambiar esa enorme cadena de acero por una débil cuerda de plástico, no intentan romperla. “Saben” que no podrán romperla, porque lo han intentado antes sin lograrlo y no vuelven a intentarlo.
¿Estás atado al suelo con una pequeña cuerda que no has intentado romper porque crees que no podrás? Te han convencido las circunstancias pasadas, algunos conocidos o vecinos o tu mismo que “no se puede hacer nada contra el destino?
Detente ahí. Intenta romper esas cadenas y levanta el vuelo como las águilas. No tengas miedo. Una vez en lo alto, te va a gustar tanto que nunca querrás volver a estar abajo.
¿Sabes cómo deshacerte de esas cadenas? Primero reconoce tus desajustes, identifica tus patrones de malos hábitos que no te dejan avanzar y comienza a extirpar viejos y nocivos comportamientos.
Ahora, define tus metas. Qué es lo que deseas? Cuáles son tus metas? Cuando te enfrentes a un obstáculo, no te rindas.
Sigue esforzándote hasta que llegues a la meta, hasta conquistar la cima. Ten objetivos claros, concisos, precisos y bien delimitados en el tiempo. Sea estable y constante. Comprométete contigo mismo, comprométete con verdaderos amigos que te apoyarán. Y prepárate para cosechar grandes éxitos. Te lo mereces: será el fruto de tu esfuerzo y tu trabajo.