Episodio 279
¿Alguna vez te has preguntado cuál es el verdadero motor detrás del éxito en el deporte y en la vida? La salud mental.
Acompáñanos en un viaje revelador, donde exploraremos más allá del entrenamiento físico: la resiliencia, la motivación, la superación de obstáculos y estrategias prácticas para mantener una mente resiliente en el deporte y en cada día de nuestras vidas con Lola Fernández Ochoa.
Lola es la hermana pequeña del clan Fernández-Ochoa. Estuvo compitiendo en el equipo nacional de esquí con el que participó en los juegos olímpicos de invierno de 1984. Una lesión en su rodilla izquierda le obligó a retirarse.
Desde entonces, ha mantenido su conexión con el mundo del esquí y se ha convertido en una de las voces más reconocidas en las transmisiones deportivas de invierno.
Tras la muerte de su hermana Blanca ha creado una Fundación para ayudar a los deportistas de élite con seguimiento psicológico, formación y apoyo laboral para conseguir una mejor reinserción cuando dejan la competición.
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Índice de la entrevista
(02:29) ¿Qué aporta la competición?
(03:47) Creciendo con el deporte de élite
(07:28) Una deportista profesional de 14 años
(10:51) La influencia del clan o la familia
(15:56) El secreto del éxito
(20:42) Cómo cómo superar los desafíos
(27:50) Lo que llevas en tu mochila
(34:48) Las renuncias de los deportistas
(43:29) El último pensamiento antes de irte a dormir
(45:53) Cuestionario KENSO
(50:03) Resumen y despedidas
Recursos mencionados
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Blanca Fernández Ochoa | Wikipedia
El beso azul de Jordi Sierra I Fabra | Amazon
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El golpe de George Roy Hill | FilmAffinity
Episodio 275: El poder de tu historia personal con Bisila Bokoko | KENSO
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Aviso: el transcriptor a veces no nos entiende, pero vosotros seguro que sí.
Disculpa, si lees algún error en la transcripciónQuique: ¿Alguna vez te has preguntado cuál es el verdadero motor detrás del éxito en el deporte y en la vida? La salud mental es fundamental. Y acompáñanos en este viaje revelador donde exploraremos más allá del entrenamiento físico. Veremos la resiliencia, la motivación, la superación de obstáculos, las estrategias prácticas para mantener una mente resiliente en el deporte y en cada día de nuestras vidas con Lola Fernández Ochoa.
Jeroen: Y Lola es la hermana pequeña del clan Fernández Ochoa. Estuvo compitiendo en el equipo nacional de esquí con el que participó en los Juegos Olímpicos del invierno del año 84, pero más tarde una lesión en su rodilla izquierda lo obligó a retirarse. Y desde entonces ha mantenido su conexión con el mundo del esquí y se ha cometido en una de las voces más reconocidas en las transmisiones deportivas del invierno. Tras la muerte de su hermana Blanca, ha creado una fundación para ayudar a los deportistas de élite con seguimiento psicológico, con formación y apoyo laboral para conseguir una mejor reinserción cuando dejan de la competición. Bienvenidos a un nuevo episodio de KENSO, el podcast donde descubrirás cómo vivir la efectividad para ser más feliz. Yo soy Jeroen Sangers, aprendiz en levantarme después de caer.
Quique: Y yo soy Quique Gonzalo, aprendiz en sonreír a la adversidad. Bienvenida, Lola.
Lola: Hola, muchísimas gracias. Un placer estar aquí.
¿Qué aporta la competición?
Quique: El placer es nuestro porque creo que hoy vamos a sacar muchos aprendizajes del deporte para la vida, para cada uno de nosotros que podamos empezar a poner en práctica. Así que yo, la primera pregunta que tengo es muy directa. Si vuelves a la ventana de tu infancia en el puerto de Navacerrada y la abres, ¿qué te encontrabas a tu alrededor?
Lola: Pues me encontraba nieve, nieve, mucha nieve. Imagínate que mis padres eran panaderos en el puerto de Navacerrada, montaron allí una panadería. Lo único que se podía hacer en esa época era jugar con la nieve, no solo esquiar, era trinear, eran auténticos salvajes mis hermanos. Hacíamos muñecos de nieve, hacíamos iglús, hacíamos todo tipo de cosas que tenían que ver con el entorno de la nieve. En aquella época las carreteras no se abrían, solo las abrían los fines de semana para que la gente subiese a esquiar y entre semana pues estábamos aislados. Entonces era pues eso, nieve, nieve y nieve.
Quique: Mucha nieve, mucha nieve y con cinco años te pones por primera vez los esquís, con siete participas por primera vez, te llevan esa pandilla de auténticos salvajes que son tus hermanos a una carrera. ¿Qué nos aporta la competición a los deportistas, sean de élite o cualquier persona que va al gimnasio o sale a correr? ¿Qué tiene la competición?
Lola: Bueno, yo creo que la competición lo que te hace es que te engancha. Yo creo que la gente que hace deporte porque le gusta pero nunca ha competido o nunca se ha apuntado a una maratón o nunca… Esa sensación de querer bajar, de ponerte tus… Que no haya límites, ¿no? intentar entrenar un poquito más, bajar unas centésimas… Yo creo que te vas metiendo en un bucle que, al final, te atrapa. Y eso yo creo que se resume en adrenalina. O sea, la adrenalina que te genera el mejorar, el competir, el… Bueno, es que es impresionante. La persona que no haya competido… Bueno, yo creo que todos hemos competido a lo largo de nuestra vida, aunque sea haciendo croquetas, ¿no? Que te salga mejor que a tu madre o que… Al final todos tenemos una venita competitiva, pero cuando encima hay una corona de laurel detrás, eso es tremendo, tremendo.
Creciendo con el deporte de élite
Quique: Pues vámonos a una corona de laurel, vámonos a un 13 de febrero de 1972, cuando tu hermano mayor acaba de ganar el oro en los Juegos Olímpicos de Sapporo. ¿Cómo marca esa experiencia a la hermana más pequeña con ocho añitos?
Lola: Bueno, yo era ocho años, tenía blanca, yo era más pequeñita, yo tenía cinco. Y parece mentira, pero os prometo que yo creo que el recuerdo más lejos que tengo de mi infancia es precisamente ese momento, el momento de que de repente nos despiertan, chillando, mi madre llorando, nadie entendía nada, parecía que había un incendio, y era que Paco había ganado una carrera, y para mí era una carrera más, no era una carrera normal, era una carrera más. traía muchas copas a casa. Y aquello fue porque lo televisaron en blanco y negro, en una televisión chiquitita que tenían mis padres. Enseguida empezó a venir gente de… Imagínate, en el Puerta Nueva Cerrada vivíamos cuatro familias, los Arias, los Ochoa y cuatro más, ¿no? Y entonces empezaron a venir, todo el mundo llorando, yo no entendía nada. Pero lo que sí que entendí es que a los dos días, me parece que fue, tuvimos que bajar al aeropuerto de Barajas a recibir a Paco. Y yo recuerdo siendo enana, pero es que recuerdo cómo bajó Paco de ese avión con esa corona de Laurel. Y yo decía, pero que este es mi hermano, ¿qué hace con un trozo de aligustre en el cuello? Ahora, claro, ahora me río, pero… Y ¿sabes lo que es? Cientos de personas que fueron a recibirle. Luego nos fuimos al puerto, al pueblo de Cercedilla, y allí le llevaron a hombros y todo el pueblo ¿En este podcast se pueden decir palabrotas?
Quique: Por supuesto, todo lo que quieras.
Lola: Yo me acuerdo que íbamos en Cercedilla y la gente iba cantando lo de Paquito, Paquito es cojonudo, como Paquito no hay ninguno. Y aquello fue… Oiga, yo en ese momento quise ser como él. Dije, jolín, esto hay que vivirlo. Claro, es que luego es verdad que a medida que ya me fui haciendo un poco mayor, me engancharon enseguida a esquiar. me metieron en esa carrera, como tú bien dices, con siete años, que, bueno, la recuerdo con un horror. Pero es verdad que cuando mis hermanos… Yo siempre lo cuento, cuando mis hermanos venían de esos viajes, porque no era solo Paco, Paco ganó, pero mi hermano Juan Manuel era campeón de Europa, Ricardo también estaba en el equipo nacional… Y entonces, cuando los hermanos mayores venían a casa con esas maletas, y las maletas tenían vida, ¿sabes? Tenían olores, olían a vivencias, olía a todo. Venían de Argentina y olía a cuero. venían, me acuerdo, de Francia y olía a quesos porque traían quesos de estrangis, cuando aquí no había esos quesos. O venían de cualquier sitio y nos traían esas cositas pequeñas, ¿no? Pues la típica muñeca, yo la guardo, una muñeca que me trajo Paco de Japón. Y aquello era como… Entonces, claro, en ese momento nosotros éramos muy humildes y pensábamos que, claro, que era una oportunidad maravillosa de salir de ese puerto que era un poco inhóspito, ¿no? Y la verdad es que fue en ese momento, en el momento que mi hermano gana la medalla y que el resto, que nos metemos todos. La verdad es que, bueno… Y lo que te he dicho al principio, Kike, al principio te meten en una competición, la ganas, yo tengo… El único trofeo que guardo es una copita, la primera que gané, y aquello ya está. Ya, te engancho.
Quique: ¡Oh, qué maravilla!
Lola: No sé si me he enrollado mucho, pero cuando la cuento me encanta. La corona de Laurel, que ahora lo entiendo, pero de pequeña pensé que le habían puesto un trozo de árbol al cuello a mi hermano.
Una deportista profesional de 14 años
Jeroen: De todas maneras, lo que hizo tu hermano Mayor, el Golden los llamas, ¿no? El Golden, sí. Como mínimo te ha inspirado mucho porque tú también ya con los 14 años pasaste a formar parte del equipo nacional. Sí. Y entonces ya estabas también en el fin del deporte de élite en España. Y claro, has dado el salto. Me gustaría saber cómo te afecta esto a nivel mental. El salto de hacer el deporte como hobby, para pasárselo bien, como excusa para viajar incluso, ¿no? ¿A pensar que serás una profesional a los 14 años ya?
Lola: Bueno, nosotros, cuando mi hermano, el Golden, Paco, gana la medalla a los pocos años, es verdad que todos los hermanos nos pusimos a esquiar porque queríamos imitar a Paco y a Juan Manuel. Y entonces nos seleccionaron y nos… Un iluminado, que siempre digo lo mismo, un iluminado se pensó que era algo genético. Entonces nos mandó a los tres hermanos pequeños a una especie de… Lo que sería ahora un centro de alto rendimiento. Antes era un colegio en el Valle de Arán, en Vielha, y allí por las mañanas esquiábamos y por la tarde estudiábamos. Entonces, claro, enseguida aprendes cuando eres pequeñito y de hacerlo… Nosotros lo hacíamos los fines de semana y, de repente, todos los días, disciplina, entrenadores y tal, Claro, despuntas, pero no por genética, despuntas porque lo haces. Es verdad que cuando empiezas a ganar campeonatos de España, ya pasas al equipo nacional con 14 años. Pero yo con 14 años no tuve ningún problema de salud mental. Lo que sí que lo tuve es, en el momento que para querer hacer esto que haces, cuando tienes una pasión, como en este caso la nuestra, y te mandan… Yo me fui con ocho años a este colegio interno Tú vives en Lérida, ¿no? Pues nosotros en el Vall d'Aran, en aquella época, imagínate, mis padres tardaban trece horas en llegar. Nos dejaban en septiembre, nos recogían en Navidad, nos soltaban en enero y nos recogían en Semana Santa. O sea, veíamos a nuestros padres y eso sí que es duro. Entonces, yo lo viví con ocho años, pero yo ya tenía dos hermanos mayores allí. Dos mayores, entre comillas, que mi hermano tenía diez y mi hermana blanca, once. Entonces, yo muchas veces lo cuento, cuando yo me olvidaba los guantes, porque yo tenía ocho años, con ocho años y te tienes que ir a esquiar, imagínate, o sea, se te olvida el casco, cuando no es el casco los guantes… Yo había veces que me olvidaba los guantes y mi hermano mayor me prestaba sus guantes, que tenía diez años. Entonces, él esquiaba sin guantes y a mí me dejaba los guantes. Entonces, eso es verdad que muchas veces te hace muy dura, te hace fuerte, y hay veces que eso pasa factura. Y yo siempre lo he comentado, que yo creo que para mí me hizo ser más fuerte y, sin embargo, mi hermana Blanca, que a pesar de que no físicamente era un auténtico, bueno, un portento, yo creo que a nivel psicológico le afectó mucho más. Eso pasa factura. Y luego ya cuando pasas al equipo nacional, no es que pienses en un hobby, ya te lo planteas como quieres ser campeona olímpica y entonces tienes que ir a por todas, o sea, no te planteas problemas. No había, en esa época, no se hablaba de salud mental, se hablaba de cuando estabas triste porque lo habías hecho mal o cuando entrenabas mal o cuando ganabas lo hacías bien. Entonces es verdad que esto ha cambiado.
La influencia del clan o la familia
Jeroen: Después ya volvemos al tema de la salud mental porque yo creo que es un línea rojo en toda tu historia, pero primero para aclarar para todos los vivientes, ¿no? Y has mencionado tus hermanos, tu hermana, que todos se dedican a lo mismo y además a un nivel muy alto, ¿no? Que parece que sois una pacta y tú siempre hablas de la clan, ¿no? De la clan. De la clan de la familia. ¿Cómo ha influido este clan, tu familia, en tu carrera y la vida en general?
Lola: Pues mira, ser componente de una familia como la nuestra, cuando yo era deportista, es verdad que te ponía el listón muy alto. Yo recuerdo, claro, siempre Blanca ha sido, imagínate, mi referente. Blanca tenía casi cuatro años mayor que yo y entonces Blanca ya lo ganaba todo cuando yo empezaba. Yo he sido subcampeona de España dos mil millones de veces. Todas las copas son de segunda. Alguna vez se confundió se aflojó y yo la pasé, pero con todas las ocasiones. Entonces, claro, el listón a nivel deportivo te exige mucho porque tienes un apellido muy fuerte y es verdad que a veces me ha costado. Es verdad que luego, cuando me he retirado y cuando he pasado de ser mis hermanos mayores, han pasado a ser mis amigos del alma. Y para mí, un clan así, yo creo que hay que vivirlo, es maravilloso. No podemos estar más unidos. Es verdad que todos hemos competido. Seis hermanos hemos estado en el equipo nacional, seis hemos ido a Juegos Olímpicos. Entonces, claro, cuando mis hermanos se retiraban, pasaban a ser nuestros entrenadores. Y eso, muchas veces, cuando era pequeña, cuando tenía 15 años, y mi hermano mayor, Juan Manuel o Ricardo, me entrenaban, era mucho más exigente conmigo, me daba mucha más caña, me hacía hacer más abdominales que nadie y yo les odiaba. Claro, ahora lo entiendo, porque no querían que los demás pensasen que éramos unos enchufados, ¿no? Pero es verdad que luego es un privilegio saber que tienes a tu hermano mayor contigo. Yo nunca lo he vivido como un deporte individual. Para mí siempre ha sido en familia, porque siempre con Blanca y luego siempre con mis hermanos mayores como entrenadores.
Quique: Yo recuerdo, Lola, con 13 años, ver a una banda de locos en Albertville, con unas pancartas enormes. ¿Tú serías capaz de contar el contexto de lo que yo estoy hablando ahora y ponerlo para que la gente entienda a qué me refiero?
Lola: Pero bueno, Kike, es el viaje más bonito que he hecho en mi vida. Mira, he hecho muchos, por suerte, pero el más bonito es ese, pues nada, muy fácil. Cuando Blanca se cae en el año 88 en los Juegos Olímpicos de Calgary, pues pobrecita, fue un palo, ¿no? Pero claro, eran Canadá, estaban solo los dos hermanos, Paco, que retransmitía las carreras, y mi hermano Luis, que estaba en el equipo nacional. Yo estaba precisamente rota por una rodilla, estaba escayolada, entonces vi las carreras de aquí. Cuando en Albertville, Cuatro años después, claro, unos meses antes, nos reunimos todos los hermanos, siempre lo cuento, con una olla de mi madre, que es una buenísima cocinera, y siempre con una buena olla de comida, y dijimos que hay que ir a ver a Blanca, vamos a ir todos a Francia, lo tenemos aquí al lado, no es Canadá, es Francia, vamos a ir. Hablamos con los entrenadores y nos dijeron que ni hablar. que ni hablar, que no, que no, que necesitaban que Blanca tuviese todo el tipo de concentración y que no, que no, que no, querían que fuésemos. Y entonces, claro, nosotros dijimos, bueno, ¿y quiénes son ellos para decirnos a nosotros lo que tenemos que hacer? Claro, somos de todo menos disciplinados en lo que no nos da la gana total. Que nos fuimos, pues todos los hermanos. Hicimos una caravana de coches con unos cuantos amigos también de Cercedilla. Y eso, y cantando todo el camino el Viva España. ¡Viva España, que viva! Y parábamos en las gasolineras, parábamos a comer con las banderas. Bueno, aquello fue una fiesta maravillosa. Y cuando llegamos a Albertville, pues imagínate la que liamos. Fue, bueno, era… parecía que estábamos en Sevilla, porque es que no había… Lo que más se veía eran las banderas, todo el rato cantando afónicos. Y la verdad es que, bueno, yo lo cuento, ¿no? que Blanca años después me dijo, Holly, cuando yo estaba en el portillón de salida y yo os oía, yo decía, por Dios, por Dios, si no lo haces por mí, hazlo por ellos, pero una medalla, por Dios, una medalla. Aquello acabó, bueno, yo creo que ya te digo, el viaje más emocionante que he tenido nunca. La vuelta fue igual de bonita. Tanto la ida que fue por emoción y la vuelta por satisfacción.
El secreto del éxito
Quique: Es curioso, Lola, que muchas personas te están escuchando ahora a la voz y yo me pregunto una cosa. Con varios miembros de tu familia siendo atletas olímpicos, a mí me surge esta pregunta. ¿Es vuestra sonrisa el secreto del éxito o hay otros valores como la pasión que también ayudan?
Lola: Pues yo creo que el éxito de cualquier persona, hagas lo que hagas, es efectivamente la pasión. Yo creo que hay que tener pasión y a mí Bueno, por suerte, me gusta vivir, me gusta reírme, me gusta… Intento ser optimista. Y es verdad que esta sonrisa, que la gente nos lo dice, que somos muy risueños y alegres, viene por parte Ochoa, de la parte de la rama de mi madre. Y es verdad que solemos, incluso de los dramas, al final sacamos ese humor negro o de lo que sea, y al final siempre intentamos, ¿no? ¿Qué le vas a hacer? Pues… Unidos. Yo siempre digo muchas veces que… que cuando tienes problemas y estás con los tuyos, pues bueno, estos problemas se dividen y, sin embargo, las risas se multiplican. Y en mi casa, por suerte, hay muchas risas también.
Quique: Porque, saltando de un tema a otro, saltando del deporte a la propia vida, que nos pasa a muchos, Lola tiene, para mí, una historia todavía más importante que la del deporte a la que prestaremos atención, pero es que tiene una hija… Bueno, tiene dos hijas maravillosas. Tiene una hija que se llama Blanca, la clavaremos, pero Carol, A mí me gustaría que nos contaras cómo esa sonrisa, en el momento que pasa esa historia con Karol, tu familia decide que todos se van a unir para estar y aprender un nuevo idioma.
Lola: ¡Ay, me emociono! Lo cuento y me emociono. Bueno, pues para los que no me conocen, que son muchísimos, porque me conocen en tercer día y tres más, efectivamente yo tuve… tengo dos niñas, habéis hecho los deberes, por lo que veo, La pequeña, bueno, nació con problemas. Bueno, tuvo parada cardiorrespiratoria. Bueno, la operaron muchas veces. Bueno, la conclusión es que tengo una niña con una discapacidad muy grande. Tiene el 86% de discapacidad. Es una niña que no habla, no comprende. Me dijeron que no iba a poder andar nunca. Y bueno, seguro que hay gente que me está oyendo y que sabe por lo que es un jarrón de agua fría. No, es lo que está cayendo en Madrid hoy multiplicado por 100. El caso es que, bueno, pues muchas veces… Yo creo que los duelos hay que pasarlos, ¿no? Y, efectivamente, ahora me ves porque lo cuento con sonrisa, pero es muy duro. También pasé mi duelo. Tuve que recurrir a que me ayudasen porque yo ni siquiera… O sea, todo el mundo piensa que esas cosas nunca te pasan a ti, siempre te pasan a otro, ¿no? Cuando vemos un drama en el telediario, pues estas cosas pasan a otros, nunca te pasan a ti. A mí me pasó. Estuve mal. Estuve una temporada mal y, bueno, gracias a los míos, pues bueno, pues aquello empecé a normalizarlo y a… Bueno, pues con ayuda de todos, ¿no? Y yo sé que lo que quieres que cuente es que es precioso. Al principio, claro, yo lloraba, lloraba, lloraba por todo, porque es que es muy duro, ¿no? Y yo me acuerdo que de las primeras veces que ya, cuando me dan a mi niña después de ocho meses de uvi y tal, bueno, me dicen que la van a hacer pruebas y tal, y me dicen que seguramente se asorda, pues porque es una niña que no tendía estímulos. Entonces, yo llegué llorando como una magdalena, imagínate, al negocio familiar que teníamos, llorando. Me han dicho que Carol es sorda, que es sorda y tal y todo. Bueno, pues no pasa nada, Lola. Pues si es sorda, pues no pasa nada. Pues vamos a aprender todos el idioma de signos y ya está. Y déjate de… No te preocupes, ya verás que nos vamos a comunicar con ella y va a ser maravilloso". Bueno, empezaron a contarme y tal, y yo pues me dije… Bueno, pues empezaron con la tontería, la tontería de… Oye, Lola, que te llaman al teléfono. Y me hacían el gesto del teléfono. Oye, Lola, vámonos a comer o vámonos a beber. Y hacían gestos y tal. Bueno, pues me hacían sacar esa sonrisa, ¿no? Pero es que al día siguiente, cuando llegué, me habían apuntado, nos habían apuntado todos, todos mis hermanos, junto conmigo y mi marido nos habían apuntado a una escuela para aprender el idioma de signos. Y aquello pues me dije. Y de verdad que yo lloré. Ahí lloré, pero no lloré porque mi hija era sorda, sino lloré porque qué suerte que tengas una familia así, dispuesta a darlo todo. Y pensé que de un drama que podía ser que mi hija fuese sorda, pues me pareció algo maravilloso unirnos más todavía. Y esa es la historia. Es verdad que luego fuimos un par de veces nada más porque mi hija no es sorda, al contrario, tiene un oído maravilloso, pero es verdad que no habla, no anda, pero ella tiene sus maneras de comunicarse, cuatro o cinco signos, y yo soy feliz. Al principio para mí fue un drama tener una niña así y ahora para mí es la reina de la casa, manda más que nadie sin hablar. Yo creo que eso es un tributo maravilloso.
Cómo cómo superar los desafíos
Jeroen: Para mí eres el gran ejemplo de una persona que sabe superar las barreras y los tiempos adversos, ¿no? Porque también en tu carrera deportiva ha pasado algo similar, que ibas todo bien hasta que un día se rompe el rodillo y se rompe también tu sueño de ser deportista. ¿Cómo puede afrontar una persona, un deportista, cuando se rompe su sueño?
Lola: Es durísimo, es durísimo. Es verdad que Bueno, esto que me ha pasado con mi hija Carol, yo creo que ha sido una manera de poner en práctica todo lo que te enseña el deporte. Estos valores que todo el mundo habla, que parece que los sacamos del libro, pero es verdad. Estos valores que hablamos al principio, Kike, de la resiliencia de la adversidad, de no tirar la toalla, de sacrificarte. Yo creo que estas cosas luego, por suerte, los deportistas, la vida, pues a veces te ponen en situaciones así y tienes que recurrir de esos valores. Cuando a mí me dijeron que mi hija no iba a andar nunca, dije, mi hija va a andar, mi hija anda. Es verdad que regular, pero anda, anda. Ella va al parque sola, no la puedes hacer andar mucho porque le cuesta, pero estuve durante ocho años yendo a un centro para todos los días, fisioterapia y tal. Mi hija anda, con lo cual es no tirar la toalla. Y es verdad que desde que anda su mundo se le ha abierto mucho. Cuando, como deportista, me rompo o me destrozo la rodilla en estos Juegos Olímpicos que has dicho el año, me parece fatal, porque entonces la gente va a empezar a hilar los años que tengo. Pero bueno, lo has dicho.
Quique: Entre 35 y 41. Entre 35 y 41.
Lola: Bueno, pues efectivamente me rompo la rodilla. Y cuando se te rompen los sueños, pues te quieres morir. Te quieres morir. Esa es la realidad. ¿Y ahora qué hago con mi vida si no sé hacer otra cosa que en mi caso era esquiar? O sea, de repente te dicen… Me dan el certificado de no apta para la alta competición, me operaron cinco veces la pierna y ya la sexta, cuando ya decidí que me dolía tanto, me dan ese certificado de no apta y ¿ahora qué hago si no sé hacer nada? Y como… Claro, es que es así. O tú te crees que no sabes hacer nada, ¿no? y ahí puedes entrar en un bache tremendo, tremendo. Y lo que sí que hay que decirle a los deportistas es que no es que no sepas hacer nada, que lo único que has hecho es eso, pero que sabes hacer muchas cosas. Y con los valores, la capacidad de entrenamiento, la capacidad de sufrimiento y la capacidad de levantarte, vas a poder hacer lo que quieras. Mi hija anda porque yo no tiré la toalla. Y creo que eso es, pues bueno… Pero hay que decírselo. Y el problema es que cuando te pasa esto, sueles tener 18, 20, 22 años y te quieres morir.
Jeroen: Sí, en la casa de deporte sí, pero yo creo que nos puede pasar a todo el mundo. De un momento al otro, tu camino que estabas haciendo de repente se acaba y tienes que coger otro camino. Yo estoy pensando, por ejemplo, con lo que justo ayer estuve hablando con alguien, que De repente tenía que jubilarse y su trabajo era su vida. Estaba por el mismo punto de pensar, ¿ahora qué hago con mi vida? ¿Con tiempo libre busco trabajo? ¿Voy a buscar otra cosa? ¿Qué consejo darías a una persona así que de repente todo lo que tenía antes, todo lo que llenaba su vida, todo lo que daba sentido a su vida, desaparece y tiene que buscar otro propósito? ¿Cuál sería un primer paso?
Lola: Claro, es verdad que muchas veces yo lo comparo. La vida de un deportista es como la vida de una persona que se jubila. Si no tienes un plan B, muchas veces hay deportistas que hablan de plan A y es verdad, yo le llamo plan B, es siempre pensar que tienes que seguir formándote en algo. El deportista por supuesto tiene que centrarse en en competir y en entrenar, pero es verdad que tiene que tener una ventana abierta a otras cosas, no porque te vayas a lesionar, porque eso cuando eres deportista no lo piensas, pero sí que tu carrera acaba. Y eso sí que está claro, que se acaba la carrera hasta de Nadal, hasta terminator Nadal. Entonces, claro, tienes que tener tu vida algún tipo de esperanza o tienes que tener algún sueño, tienes que tener algún objetivo. Lo primero que yo le diría a una persona que me esté oyendo y que esté en este caso, ya no sé si jubilado, pero sí de una deportista o cualquier persona, a lo mejor tú entras en bucle y no eres capaz de ver la salida o no eres capaz de… O te crees que, efectivamente, estás metido en un túnel y que no puedes salir. Yo le diría que lo primero que tienes que hacer es pedir ayuda. Pide ayuda, cuéntalo. Cuéntalo porque, a lo mejor, para mí es un drama y para otros una oportunidad. Oye, Lola, si tú te has roto la rodilla, ¿por qué no montamos lo que pasó conmigo? Oye, pues vamos a enfocar tu experiencia, vamos a hacer viajes de esquí, vamos a hacer unos negocios, nos metimos en unas tiendas de deporte… Y yo creo que lo que hay que hacer es, muchas veces, hablarlo, hablarlo con los tuyos, hablarlo incluso con profesionales, ¿no? Y no retraerte y no quererte morir. Lo que tienes que hacer es reinventarte. Y muchas veces no sabes hacerlo solo, pues tienes que pedir ayuda para que te encaminen, ¿no? No sé, este es mi consejo, no sé.
Quique: Y en tu caso, después de esa operación, hay algo que me parece duro, que es recibir no apto. O sea, ya estoy pensando simplemente en necesita mejorar cuando me daban las notas. Pues no apto, el no va más, ¿no? Ese proceso del que nos hablabas de reinvención, de encontrar nuevas direcciones en tu vida, ¿tú cómo lo enfocaste para llegar hasta donde has llegado ahora?
Lola: Es verdad que la vida te va llevando. Muchas veces te va llevando por un lado o por otro. Hay una frase que me encanta de John Lennon que dice que la vida es aquello que te pasa mientras tú estás ocupado en hacer otros planes. Esto es así. En mi caso, tengo la suerte de tener un clan muy potente detrás que habían pasado por lo que yo estaba pasando. Mi hermano Paco se había retirado, Juanma se había retirado, Ricardo, Luis… y éramos muchos los que se habían retirado y sabían mi momento, ¿ahora qué? Entonces, entre todos decidimos, montamos una especie de tiendas, llegamos a tener varias tiendas aquí en Madrid, asesorábamos a la gente y, sobre todo, hacíamos viajes, viajes de incentivos, de empresa, y esas cosas te van llevando luego a dar una charla, luego te dan no sé qué, y esto te vas formando porque, académicamente, es verdad que nosotros Abandonamos todos los estudios por la competición. Pero luego hemos tenido muchas inquietudes y hemos intentado, pues bueno, fui comentarista de televisión, eso te da, pues eso, el bagaje para a lo mejor tener morro y ponerte a hablar en público, que antes no lo tenía. Y bueno, estas cosas te van surgiendo a medida que vas, no sé, evolucionando, creciendo, ¿no?
Lo que llevas en tu mochila
Quique: Hay algo que, como comentabas, según evolucionas, según vas creciendo, pasan esas experiencias de la vida, todos llevamos una mochila. y con la perspectiva que ha aportado el tiempo, ¿de qué se ha llenado tu mochila como deportista de élite?
Lola: De cosas bonitas, de experiencias, de viajes, de conocer gente, conocer sitios. Volvería una y mil veces a ser deportista de élite, pero vamos, sin duda. A lo mejor cambiaría el deporte, eso también te lo diría. Cambiaría el deporte, porque el esquí es muy duro. En España, sobre todo, es muy duro. Pero yo volvería a ser… Y esa mochila que yo siempre hablo, son cosas que te pasan en la vida. La mochila que yo cuento en algunas charlas que he dado, son las cosas que te van pasando y que, al final, hay días que te cuesta mucho levantarte porque tienes un peso encima tremendo. Pues yo creo que es precioso tener una mochila llena de cosas que te pesan. Hay otras que no te pesan, que te ayudan a levantarte, ¿no? Pues yo creo que la clave es encontrar gente que te ayude cuando tú no puedes con esa mochila que tienes, pues tener gente al lado que te quiera y que te ayude a… A lo mejor es un día o una semana, pero que te ayuden a llevar esa mochila, ¿no? Claro, para que haya gente que esté dispuesta a ayudarte con tu mochila, tú tienes que ayudar muchas veces. a los tuyos y a tus amigos y a tu familia, pues a intentar que… a empujar las mochilas de los demás. Pero yo, mi mochila está llena de muchas cosas, como veréis. Bueno, y si pudiésemos, bueno, os cuento de todo. Pero bueno, qué feliz.
Quique: Hay una mochila que es maravillosa, que la llevas… Yo creo que, como decías, por la parte del apellido Ochoa. Si yo te pregunto, Lola, ¿qué has hecho divertido hoy? ¿A quién te recuerda?
Lola: A Paco, a Paco. Sí, yo tengo una anécdota muy bonita que mi hermano Paco, bueno, claro, a mí me sacaba muchos años, me sacaba casi 20 años, y Paco ha sido muchas veces padre, ha sido, la verdad, el que me esté oyendo y tenga hermanos mayores me entenderá que el hermano mayor siempre suele ser un plasta, pues Paco era muy plasta, era el que nos dirigía, era nuestro pilar. Paco cayó enfermo en el 2006 y tuvo una enfermedad muy rápida, muy tremenda. Y él, como sabía que se iba, a cada hermano nos cogió y nos dio ese dedo de hermano mayor que te hace así. Y el día que me tocó a mí me hizo una reflexión de que no podían pasar los días sin que yo hiciese algo especial. Me preguntaba cada vez que iba a verle al hospital, ¿qué has hecho hoy? Y yo, pues no he hecho nada divertido. Entonces me echaba la típica chapa de hermano mayor. Al día siguiente, ¿qué has hecho divertido? Que no he hecho nada divertido. Y así y tal, hasta que ya un día me cogió por banda y me dijo, venga, Lola, o sea, basta ya de que, o sea, yo estoy aquí en el hospital, estoy hecho polvo, quiero salir para hacer cosas divertidas. Tú que estás fuera y que tienes… Que estás bien de salud y puedes hacerlo, no lo estás haciendo. O sea, si no lo haces por ti, hazlo por mí, pero que no pase un solo día, que no hagas algo especial, ¿no? Y te prometo que hay días que hago esfuerzos. Hoy, con la que está cayendo, me voy al teatro. Porque es que, si no, Paco me manda un rayo de los que hay por aquí, me lo manda a mí. Y, entonces, hago muchas veces muchas cosas pensando en que no me puedo ir a la cama un día corriente, ¿sabes? Y, entonces, eso viene de Paco. Viene de que la pereza en mí, de verdad, que no existe. Siempre hago cosas porque la pereza para mí es lo peor, o sea, lo peor.
Quique: Fíjate qué mensaje más potente. Yo creo que son de estas cosas que terminan marcándonos en la vida, ¿verdad, Lola? Porque incluso en los peores momentos hay un lugar donde puedes, si tú quieres, encontrar un rayo de esperanza, un rayo de luz, y ahí tú lo has buscado. Porque no solo tu hermano Paco, sino también Cuando hablamos de Blanca, hablamos de, yo creo que, probablemente, una de las grandísimas campeonas en España. La primera en conseguir una medalla, la única en esquí, número uno del mundo durante cinco años seguidos en slalom gigante. Y un día se acaba el deporte. ¿Qué aprendizaje, después de ver lo que sucedió con la muerte de tu hermana, pudiste entender entre el final del deporte y ese momento que a vosotros os ha ayudado también a seguir creciendo?
Lola: Bueno, lo de mi hermana Blanca ha sido lo más duro que he vivido. Espero no tener que vivir nada peor porque ha sido tremendo, ¿no? Como todo, hemos pasado un duelo, un duelo muy grande, en mi caso, muy duro, muy grande. Pero es verdad que ha llegado un momento que, bueno, pues lo que tú decías, esa lucecita, ¿no? Ese momento de que ves algo de luz. Intentamos decir, bueno, esto que está pasando, que nos está pasando, que ha sido tan dramático, hay que revertirlo, hay que intentar sacar algo bonito de esto y que la muerte de Blanca no quede en un saco roto, no sea un caso más de muchísima gente que no ha podido con su salud mental y ha querido terminar. Y entonces, pues siempre rodeada de amigos, siempre rodeada de familia, por suerte que os digo que tengo un clan, pero no solo de familia, de amigos también, maravilloso, empezamos a ver y al final decidimos montar una fundación. que lleva el nombre de la Fundación Blanca, apoyo artista. ¿Qué hemos querido hacer con esto? Pues, efectivamente, que no vuelva a haber casos como el de Blanca, sino que intentar, pues, con la experiencia y con… Hemos hecho un documental, hemos hecho, bueno, estamos haciendo muchas cosas, intentar que el deportista, una vez que tenga un problema, pues que sepa que estamos. Cuando te retires, pues que sepa que estamos. Que no se sientan solos, ¿no? intentar concienciar a los deportistas que están en activo ahora, que son jóvenes, que no piensan que te vas a lesionar, que no piensan que tu carrera se va a acabar, que todos piensan que van a ganar una medalla y van a bajar de un avión con una corona de laurel, a lo mejor no es así. Y hay que empezar a concienciarles de que tienen que tener ese plan B, tienen que seguir estudiando, tienen que tener algún tipo de aspiración, más allá del deporte, que es maravilloso, que el mundo del deporte es una parte muy chiquitita de tu vida. A lo mejor es un tercio de tu vida, si eres como Nadal, que aguantas hasta los 40 y tantos. Pero lo normal es que con 30, muchas veces, un deportista ya tiene que abandonar porque los de 19 te arrasan en el caso del esquí.
Las renuncias de los deportistas
Quique: Y hay algo especial en este documental que habéis hecho que se llama El viaje, que dejaremos en las notas porque se puede ver de manera gratuita. Y es un viaje que muchas veces cuando nos enfocamos o vemos a los deportistas, Blanca, parece que vemos la cara del éxito. Pero ¿a qué renuncia en general un deportista en su vida?
Lola: Bueno, si alguien lo ha visto, lo entenderá. Y si no lo han visto, el documental está basado en varias partes. Lo que hemos pretendido con este documental es intentar acercar a la gente. El mundo del deporte de élite es muy duro. Solo vemos a los deportistas que ganan. gana uno de cada cien o cada mil. Y hay 99 o 999 que entrenan igual que el que gana y nunca gana. El mundo del deporte de élite es muy duro porque muchas veces es injusto. Es que ganan muy poco, son solo los elegidos. Tienen muchos problemas de depresión, muchos de ansiedad. Tienen problemas muy graves cuando no te salen los resultados y eres joven y no eres capaz de… Bueno, tienen unos problemas tremendos de salud mental, lo que pasa es que no sabes ponerle nombre, ¿no? Luego también hay otros que hablan de los problemas de… Cuando acabas, te metes en adicciones. El deportista, una vez que acaba, es que es un… tan tremendo que en este documental lo que intentamos es eso, ver que el… explicar lo difícil que es el deporte. Y luego también lo que hemos pretendido con este documental es que, a través de deportistas de grandes figuras, que salen desde Carlos Sainz, Amaya Valdemoro, muchísimos, Pedro Garcia Aguado, Edurne Pasabán, Ruth Beitia, hay muchísimos deportistas que merecen la pena, Regino Hernández. Estos deportistas, lo que pretendemos es que cuando alguien desde su casa vea este documental y vea que ellos han pedido ayuda y, gracias a que han pedido ayuda, han salido para adelante. Hay una de las deportistas que cuenta que se intentó suicidar tres veces y que no lo consiguió y que, gracias a eso, pues bueno, pidió ayuda. Ella tuvo que recurrir a estar al límite, pero es que muchos de ellos lo han pedido y han salido. Entonces, lo que pretendemos con esto es que la sociedad también se vea reflejada en sus grandes ídolos, que ellos también, aunque tú te creas que son ídolos y que son irrompibles, son muy sensibles. y que ellos han pedido ayuda y lo que hay que hacer es, cuando tienes un problema, hay que pedir ayuda y no hay que sentirse mal. Igual que vas al traumatólogo, tienes que ir al psicólogo o al psiquiatra o lo que haga falta, pero lo que hay que hacer es salir del hoyo pidiendo ayuda. No reitero.
Quique: Fundación Blanca punto es… Ahí tenéis la página web donde podéis acudir, conocer más acerca de este maravilloso proyecto rodeado de personas como Lola, que como veis hay una cercanía potentísima, así que echad un vistazo, colaborar, apuntaros para estar al día de todo lo que se está haciendo y como dice Lola también, pedid ayuda si sois deportistas y lo necesitáis, porque para eso están.
Lola: Es verdad.
Jeroen: Es curioso que yo justo, al menos desde mi perspectiva, yo siempre pensaba que el mundo deportivo es donde están acostumbrados a pedir ayuda. Que tienen entrenadores, que tienen gente que los acompañe, ¿no? Después de ver el documental y algunos casos que ya hemos conocido, sabemos que no es tanto así. Que también ellos tienen ayuda en algunos aspectos, pero otros no. También para la gente que nos están escuchando, también vale la pena pensar ahí. para personas normales, ni deportistas, pensar, vale pues, ¿qué estoy haciendo y en qué partes de mi vida necesito yo ayuda? Tal vez un psicólogo, una persona de gesto, o tal vez alguien que me entrene con mis habilidades para trabajo. No hay vergüenza en pedir ayuda.
Lola: No, no hay que tener vergüenza eso, ni mucho menos. Pero es verdad que, volviendo un poco al tema del deporte, ojalá haya alguna persona federativa que esté oyendo este podcast, porque nosotros cuando decías que los deportistas tienen todo tipo de apoyo, psicólogos… Es que no es verdad. Es que hay muy pocas federaciones que cuentan con esa figura. Y lo cuentan en el documental, muchos de ellos, que sí, te ponen un psicólogo cuando hay una cita importante, unos Juegos Olímpicos, unos Mundiales, unos Europeos… Entonces, sí que las federaciones buscan ayuda para que des el máximo rendimiento como deportista. No te ponen un psicólogo Yo estoy segura que hay muchos deportistas que tienen días muy malos. Días malos porque los tenemos todos. Pues porque tu pareja te ha dejado, porque tus padres han divorciado, porque tu compañera de no sé qué, pues resulta que… Un mal examen. Entonces, hay muchas veces que cuando eres deportista y eres muy joven, que es lo que suele pasar, porque claro, estos talentos, la gente con estos talentos, se puntan muy pronto y es enseguida que les enganchan, ¿no? Para que sigan haciendo este deporte. Es gente muy joven y lo que tienen que hacer también es mimarles porque maduran a una velocidad tremenda. Y es irreal. Ellos están sometidos a muchísima presión cuando una persona de quince o diez años no tiene esa… Normalmente no ocurre. Entonces, es verdad que yo creo que desde la Fundación Blanca lo que estamos intentando todo el equipo es intentar también concienciar a las federaciones y a los organismos de que tienen que poner medios, más medios, y sobre todo medios psicológicos, porque igual que entrenas tu cuerpo, tienes que entrenar tu mente. Y nosotros, ojalá, ojalá esté oyendo esto algún presidente de federaciones y que de verdad creemos que es fundamental, pero no solo para casos puntuales, sino como parte de tu entrenamiento. Tienes que ir a entrenar pesas y tienes que ir al psicólogo, pero como algo normal, ¿no?
Jeroen: Sí, sí. Yo creo que especialmente para lo que acabas de decir, los adolescentes que están en pleno crecimiento y ya tienen un momento difícil en su vida a nivel emocional, que además estamos pidiendo un esfuerzo extra para entrenarse, además tienen que estudiar, tienen que vivir una doble vida. Yo creo que este sacrificio es muy duro y yo creo que necesitan ayuda para poder compaginar estos dos mundos.
Lola: Bueno, y no solo los deportistas, incluso también hasta su entorno, ¿no? El entorno de estos padres que todos se creen que tienen a un Messi en casa o que meten a tu hijo… Claro, hay padres, como en mi caso, que nunca nos vieron esquiar, que es algo muy atípico, pero es verdad que hay padres, que yo lo veo, cuando he llevado a mi hija mayor a sus partidos de baloncesto y tal y cual, que es que eran auténticos… bestias y decían unas cosas a sus hijos y a los niños. Yo creo que también hay que aprender que el deporte es muy bonito pero que tienes que tener profesionales al lado y no puedes meter más presión a tu hijo porque entonces es que bueno, apaga y vámonos.
Quique: Lola, yo quería aprovechar, y lo has traído tú aquí a colación, así que yo creo que te vas a ver en un pequeño berenjenal emocional maravilloso. Pero yo creo que este es un buen momento para, ahora acabas de sacar a tu hija Blanca y sus partidos de baloncesto, que le mandes un mensaje desde aquí a Blanca.
Lola: A mi hija Blanca. Bueno, pues… A tu hija Blanca. Mi hija Blanca es el orgullo de mi vida y es el contrapeso de mi mochila. Esta piedra, esta mochila que yo siempre llevo encima, que cuento, que hago el símil con piedras, para mí mi hija Blanca es mi contrapeso. Es la que me ayuda todas las mañanas a levantarme con alegría y con ganas de hacer cosas. Y es mi coach. Muchas veces yo cuando tengo problemas, a quien recurro es a ella. porque tiene, quizás por su juventud y por ver las cosas desde otra manera, yo soy mucho más pasional, ella tiene mucho de racional también y recurro mucho a ella y para mí el mensaje que le digo es que no puedo vivir sin ella, que es que la quiero con toda mi alma, es que es lo más bonito, para mí es mi piedra verde, es mi esperanza, yo siempre le digo que es lo más bonito que me ha pasado, es lo más bonito que he hecho nunca.
El último pensamiento antes de irte a dormir
Jeroen: Fantástico. Bueno, poco a poco vamos terminando esta conversación. Voy a dar algunos saltos. Primero, llévalo un poco a nuestro terreno. Ya sabes, en KENSO, nosotros nos dedicamos a ayudar a personas y empresas a vivir la efectividad para ser más felices. Y por eso siempre preguntamos a nuestros invitados, ¿cuál es tu mejor hábito productivo?
Lola: La pasión. Como he dicho al principio, yo creo que hay que tener pasión y hay que reírse de uno mismo. Yo creo que la risa es fundamental en la gente. Hay que mirar siempre la parte positiva. Y si no la encuentras, pues reírte de tu desgracia. Pero yo creo que la risa y hacer las cosas con pasión, yo creo que es la clave, por lo menos la mía, ¿no? Que intentarlo. Intentar siempre salir para adelante y sonreír, que yo creo que cuesta lo mismo ir por la vida sonriendo que ir al serio y es mucho más fácil y gratificante la sonrisa.
Jeroen: Fantástico. Hace unas semanas hemos entrevistado a una mujer fantástica, Bisila Bokoko, no sé si la conoces, pero ella ha dejado una pregunta para ti, sin saber quién eres. Todavía no hemos dicho a quién íbamos a entrevistar después, pero su pregunta, que ha dejado para la siguiente entrevista de este podcast, en este caso para ti, es ¿cuál es tu último pensamiento antes de ir a dormir?
Lola: ¿Qué he hecho especial ese día? ¿Qué he hecho especial? Siempre analizo, pero esto fue a raíz, a colación de lo que os contaba antes de mi hermano Paco, lo último que pienso es ¿por qué ha merecido la pena hoy, el día de hoy? Y hoy tengo muchas cosas, he estado en un congreso, es algo muy bonito. Estoy con vosotros en esta entrevista que me ha hecho recordar muchas cosas que me han emocionado. Y luego esta noche me voy al teatro. O sea que hoy, cuando me acueste, me voy al teatro con mi marido, con unos amigos. Así que sí, sí. Es lo último que pienso que he hecho especial y se lo dedico siempre a mi hermano mayor.
Jeroen: Y para continuar la cadena, ¿qué le preguntarías al próximo invitado o la próxima invitada de este podcast?
Lola: ¿Qué haces? ¿Cuánto tiempo dedicas o qué vas a hacer en tu vida por ayudar a los demás? en qué vas a dedicar tu momento o qué… Yo creo que hay que hacer siempre algo por la gente, por los demás. Y a ver a qué invitado traéis y qué hace.
Cuestionario KENSO
Jeroen: Pasaremos la pregunta y con esto ya pasamos al cuestionario KENSO. Diez preguntas rápidas, las mismas preguntas para todo el mundo. Y la primera pregunta que tengo para ti es, si tuvieras que compartir un solo aprendizaje de todo lo que has vivido hasta ahora, ¿cuál sería?
Lola: Queda celo decir la resiliencia, pero es verdad el tirar para adelante.
Jeroen: Tirar para adelante.
Lola: ¿Cómo se titularía tu biografía? Mi biografía, ¿cómo se titularía? ¡Ay, qué nervios! No lo sé. Yo creo que me gustaría que pusiesen algo alegre. Una persona con mucha vivencia, yo creo que, no sé, alegre.
Jeroen: ¿Alegría?
Lola: ¿Alegría?
Jeroen: ¿Y cuál es el libro que más has regalado?
Lola: Uy, ha habido muchos, pero hay uno que me gusta mucho, que la verdad que no es nada alegre. La verdad es que no es nada alegre, pero me pareció maravilloso, que es de Jordi Fabra. Es El beso azul. Muy bonito.
Jeroen: No lo conozco, pero lo voy a buscar.
Lola: ¿A quién te gustaría o te hubiera gustado conocer? ¿A quién me hubiese gustado conocer? Yo creo… No voy a tirar la toalla, pero es que mi gran ídolo es Nadal. Soy así de básica, pero es que mi ídolo es Nadal, porque para mí Nadal tiene los valores que yo intento tener. Y entonces esa capacidad de levantarte y de no tirar la toalla y de ir hasta la última bola y de… Pero vamos, la semana pasada conocí a su hermana y ya estoy en momentos de conocerle. Yo espero poder conocerle porque de verdad que es para mí un ídolo.
Jeroen: Un gran persona, sí. ¿Qué canción pones a todo volumen para subir el ánimo?
Lola: September.
Jeroen: Alegre. ¿Cuál ha sido la pregunta más interesante que te han hecho?
Lola: ¿La pregunta más interesante que me han hecho? Pues no lo sé. No lo sé. ¿Te voy a contestar? ¿No puedo decir paso palabra? ¿No puedo decir paso palabra? Y tanto. Paso palabra porque es que no sé si… Es que como veréis soy muy básica, no soy nada metafísica ni nada. Entonces, pues no sé, si me hacen una pregunta muy complicada, pues paso palabra. Ahí voy.
Jeroen: Perfecto. No hay más preguntas complicadas. Ah, vale. Vamos a lo sencillo. Venga. ¿Qué se te viene a la cabeza cuando piensas en la felicidad?
Lola: pienso en el aire libre, pienso en amigos, pienso en carcajadas, pienso en los míos, pero al aire libre, no sé por qué.
Jeroen: ¿Qué película volverías a ver cada año?
Lola: Película, una película. Una película, pues no sé. Soy muy romántica, me gustan las tiernas. Soy una ñoña. A ver, una película romántica, pues no sé. Pues es que me habéis dejado muerta. Ay, no, ¿sabes cuál me encanta? Que siempre que la ponen en la tele la vuelvo a ver y mirad, me la conozco, la del golpe de Paul Newman. Ay, siempre que la ponen y la pongo, me encanta. Y además la música también. Ay, esa me encanta. Sí, sí.
Jeroen: Muy bien. Y la última pregunta. Si tuvieras que dejar un mensaje en una cápsula para tu yo del futuro, ¿qué te dirías?
Lola: Haz cosas, vive. No tires la toalla. El mensaje que yo intento llevar todos los días fuera pereza. Vas a pasar, vas a tener muchos… La vas a sufrir muchos varapalos, pero con pasión, con ganas, con tu gente, vas a poder pa'lante. Así que no tires la toalla y eso. Y podrás con todo.
Jeroen: Un gran mensaje. Un gran mensaje final. Mira, Lola, hemos aprendido mucho de ti en este casi hora que hemos estado hablando. Y como costumbre en este podcast, siempre al final de la entrevista compartimos nuestras notas, todos nuestros aprendizajes contigo y con los oyentes de este podcast.
Resumen y despedidas
Quique: Nieve. Mucha nieve. Y al fondo unos auténticos salvajes jugando con ella. Son los ocho hermanos Fernández Ochoa. Y con Lola viajamos a su primer recuerdo de la infancia, aquella victoria, grandísima victoria de su hermano Paco al ganar el oro en los Juegos Olímpicos de Sapporo. Eso sí, al recibirle en el aeropuerto, ella se quedó estupefacta y se preguntó qué hace con un trozo de aligustre en la cabeza. Y entendió que quería ser como él para vivirlo, para volver a casa con maletas que olían a vida. Porque la competición te engancha, no hay límites, te metes en un bucle que te atrapa. Ha hecho el viaje más bonito de su vida hacia Albertville. Un acompañamiento de todos los hermanos, amigos, donde decidieron alrededor de una olla ir a ver a su hermana Blanca. Y donde ella pensó, en el portillón, si no es por mí, por ellos, por esos locos que están ahí abajo esperando. Y ahí es donde se demuestra que los Fernández Ochoa guardan un gran secreto dentro de la vida, y es la pasión. Esa parte de los Ochoa de sonreír, de reírse de uno mismo donde los dramas sacan lo mejor de la vida. Eso sí, unidos. Como con Carol, su hija, con un 86% de discapacidad, y donde después de pasar el duelo, Lola lo vivió con los suyos aprendiendo el idioma de signos. Porque llorar por la suerte de una familia que lo da todo y te une más es algo único. Es la demostración de los valores del deporte en la vida misma. Y como decía su hermano Paco en los últimos momentos, pregúntate, ¿tú qué has hecho hoy que haya sido divertido? Lola vivió un momento de recibir un no apto. Ese momento durísimo cuando se rompe el sueño y una persona se quiere morir. porque crees que a lo mejor ya no sabes hacer nada. ¿Sabes qué? Que la diferencia es que lo único que has hecho hasta ahora era eso. Y entonces tener un plan B, una ventana abierta, hace que ante este problema te preguntes, ¿lo enfocamos como un drama o como una oportunidad? Para ello, gracias a ello y en honor a su hermana y a su vida, ha desarrollado la Fundación Blanca para hacer una transición del deporte a la vida. Lola, hoy hemos hecho un viaje al aire libre de tu mano. Nos has ayudado a llevar nuestras mochilas y lo más bonito es que en la tuya guardas cosas bonitas, en especial tu primera copita y una medalla, la medalla de la salud mental. Muchísimas gracias por haber estado con nosotros hoy, Lola.
Lola: Ay, qué bonito, qué resumen más bonito me has enviado. Muchas gracias a vosotros por invitarme.
Outro: Muchas gracias por escuchar el podcast de KENSO. Si te ha gustado, te agradeceríamos que te suscribas al podcast, lo compartas en tus redes sociales o dejes tu reseña de 5 estrellas para ayudarnos a llegar a más oyentes. Y si quieres conocer más sobre KENSO y cómo podemos acompañarte a ti, tu equipo o tu organización en el camino hacia la efectividad personal, puedes visitar nuestra web, KENSO.es. Te esperamos la semana que viene en el próximo episodio del Podcast de KENSO, donde Quique y Jeroen buscarán más pistas sobre cómo vivir la efectividad para ser más feliz. Y hasta entonces, ahora es un buen momento para poner en práctica un nuevo hábito KENSO.
Quique: Pregúntate, ¿por qué ha merecido la pena el día de hoy? Nos escuchamos pronto.
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