![ENTRENADORES, PADRES Y FÚTBOL BASE (CAPÍTULO 900) ENTRENADORES, PADRES Y FÚTBOL BASE (CAPÍTULO 900)](https://m1.paperblog.com/i/98/983823/entrenadores-padres-futbol-base-capitulo-900-L-aZHSuu.jpeg)
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Si me lo permiten, les voy a hablar de dos colectivos, tan directamente relacionados con los niños y jóvenes, que dependen de ellos para poder practicar el fútbol. A la sazón, entrenadores y padres.
Por razones totalmente voluntarias, presencio cada fin de semana dos o más partidos de fútbol de cantera. Asisto en contadas ocasiones, afortunadamente, entre sorprendido y avergonzado al espectáculo dantesco con que nos ilustra una minoritaria parte del colectivo de entrenadores. La actitud más desalentadora para mí, es la incitación a los chavales a la falta de respeto hacia el rival y hacia el árbitro, e incluso hacia el balón (“¡Pégale una hostia y rómpelo!”); siendo el propio entrenador el que desde el principio del partido protagoniza todo tipo de actitudes absolutamente reprobables, actitudes que lógicamente acaban con él en la grada, expulsado. Desgraciadamente esos pocos se hacen notar mucho, ensuciando de manera irreparable por el tiempo en que permanezcan en el equipo, la imagen del club para el que trabajan.
Cierto es, y los felicito por ello, que la inmensa mayoría se comporta correctamente, y además, transmite a sus jugadores conocimientos técnicos y tácticos, amén de valores positivos como la humildad y el respeto, no exento todo ello de una exigente competitividad.
Mención especial me merecen aquellos padres, excesivamente exasperados, que insultan, vociferan y menosprecian a todo lo que se mueve dentro de un campo de fútbol. A excepción, claro está, de los jugadores que llevan la camiseta del mismo color que la que lleva su hijo, porque eso sí que lo entienden, que juegan los de un color contra los de otro. De ese modo, se erigen en transmisores de la elevación de la condición humana al altar más prominente de la indecencia moral. Con su comportamiento, no sólo se ensucian ellos, sino que contribuyen también a desprestigiar la imagen social del club, siendo un ejemplo imperfecto para sus propios hijos. Afortunadamente también, son una minoría.
La inmensa mayoría son padres respetuosos que actúan como tales y educan a sus hijos dentro de normas cívicas y valores honestos, respetuosos y humildes, limitándose su actuación durante el partido a dar ánimo y confianza a sus hijos y en algunos casos pasar desapercibidos.
La paradoja es que la parte minoritaria, es tomada siempre por jugadores rivales, padres de jugadores rivales y público en general, como el todo.
Por un deporte sano y por unos futuros adultos educados, hagamos reflexionar a aquellos entrenadores y padres que no contribuyen más que a maleducar a los niños. La imagen del club, da casi igual, las personas se irán y la entidad quedará." Art. de opinión de Luis Fernando Berenguer Sánchez.