Para saber cuándo ponernos a trabajar en un plan de entrenamiento, habrá que saber, primero, cuáles son nuestros puntos fuertes ynuestros puntos débiles, aparte de las áreas en las que debemos concentrarnos. Nosotros podemos plantear un plan de entrenamiento de la
forma siguiente: calculando los porcentajes de la frecuencia máxima, según nuestra sensación o el llamado entrenamiento por intervalos. ¿Qué es eso de los entrenamientos por intervalos? Son períodos de esfuerzo que están separados por intervalos de recuperación y durante los cuales se sigue activo, pero con una intensidad menor. ¿Cuáles son los componentes importantes? La intensidad de cada ejercicio, la duración, el número de repeticiones, la duración del descanso entre las repeticiones, el número de veces que se debe hacer cada grupo de repeticiones y la duración de la recuperación entre las series. Puede que muchos crean que el entrenar por intervalos solo sea ir “sacándose los ojos”, descansar y volver a “sacarse los ojos”. Se podría considerar que esto es casi cierto. No debe irse nunca a tope, o tan solo podremos hacer un par de intentos antes de estar hechos polvo. ¿Qué hacer, entonces? Pues es sencillo: habrá que mantener una intensidad a un nivel que nos perta hacer todas las repeticiones que nos tengamos planteadas. Os pongo un ejemplo: si hacemos nueve a un ritmo fuerte, pero un poco por
debajo de nuestro tope, ganaremos más que haciendo tres a tope. Cuando se descanse, habrá que ir con un desarrollo largo para poder estimular la recuperación. Será mejor hacer eso que
parar del todo, aunque nosotros deseemos bajarnos de la bicicleta. ¿Cuándo se debe abandonar la sesión? Cuando empecemos a ir mal, cuando nuestra cabeza comience a inclinarse, cueste muchísimo pedalear y nos tengamos que ir poniendo de pie para poder dar pedales. Si, cuando estemos agotados, seguimos, será para ser el más lento. Si acabamos el entrenamiento “frescos”,
se puede añadir algún intervalo, pero sin pasarse.