En términos globales el entrenamiento en habilidades sociales (EHS) pretende hacer más efectivo y eficaz la capacidad de interactuar con los demás. Su utilización en el tratamiento de la conducta disocial se basa en el supuesto de que las personas que manifiestan conductas de tipo disocial carecen de ciertos comportamientos y habilidades, lo que les dificulta el logro de las metas socialmente valoradas y el desarrollo de relaciones sociales adecuadas, tanto en el plano familiar como en el escolar o laboral.
Una cuestión previa al entrenamiento en habilidades sociales es evaluar cuáles son los déficits o las áreas prioritarias a entrenar en un sujeto. Básicamente se han utilizado tres procedimientos: la observación conductual, los informes de otras personas y las medidas de autoinforme.
El primero de los procedimientos, es decir, la observación y valoración directa de las interacciones sociales de los sujetos en el medio ambiente natural, es el método ideal para evaluar las habilidades sociales. Un ejemplo de este tipo es la Escala de Observación de Habilidades Sociales de Michelson y Col (1987). En ocasiones no es posible el acceso al ambiente real y hay que recurrir al diseño de interacciones representativas, a los informes de otras personas o a las medidas de autoinforme, es decir, a la autopercepción de las habilidades interpersonales.
Son múltiples las habilidades sociales empleadas en los distintos programas de entrenamiento, sin embargo hay un grupo que por su utilización en distintos contextos suelen ser los más comunes:
- Habilidades de observación: obtener información, aclarar situaciones.- Habilidades de atención: contacto ocular.- Habilidades de conversación: fluidez del discurso.- Habilidades de relación: cambios de tema de conversación.- Expresión de actitudes: influir en otros.- Rutinas sociales: disculparse, saludar...
El proceso de entrenamiento tienen cinco fases:
1. Sensibilización: discusión sobre su importancia y utilidad.2. Modelado: representación por parte de un modelo de la habilidad de forma competente.3. Práctica o ensayo conductual: ejercicios de role-playing.4. Refuerzo y Feedback: información de la ejecución y refuerzo por la conducta competente.5. Procedimientos de generalización: puesta en práctica de situaciones reales y en distintos contextos.
Los resultados obtenidos por la aplicación de los programas de entrenamiento en habilidades sociales en sujetos con conductas antisociales indican que se producen efectos positivos a corto plazo; además, los sujetos valoran positivamente los programas y se produce una disminución de actos y conductas delictivas y problemáticas (Hollín, 1984).
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