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Entrevista a Álvaro Arbina. 16 de Marzo de 2016

Publicado el 16 marzo 2016 por Librosquevoyleyendo @librosqvleyendo

Entrevista a Álvaro Arbina. 16 de Marzo de 2016

Tenemos el placer de entrevistar al que mucho están etiquetando como "El Ken Follett español", Álvaro Arbina, un joven autor que acaba de publicar una gran novela que nos ha dejado boquiabiertos: "La mujer del reloj".

¿Cómo surge la idea para escribir este libro?

La mujer del reloj no surge en un momento en concreto. Reflexionando sobre ello desde una perspectiva distante, tengo la sensación de que es fruto de una gestación lenta, que acompaña a mi existencia desde que comenzó mi pasión por la magia de las historias. A veces la novela me parece un lugar donde he depositado elementos que, de alguna manera, me conmovieron en su momento y se han quedado grabados en mi memoria. Personajes inolvidables, novelas, películas, cuentos... La idea de la novela, aquella que se puede definir en tres líneas, surgió en mi adolescencia y fue abandonada al iniciar mis estudios de arquitectura. Fue un parón de cuatro años, sin el que, probablemente, esta novela no habría llegado a ver la luz. Al menos hoy, a mi edad. La recuperé en un verano, tras una inocente conversación en la terraza de una cafetería, en la que se rememoraba aquellos personajes olvidados en un cajón. Sin que yo lo supiera, aquel día se prendió una chispa, despertaron viejas pasiones y la historia enseguida me atrapó. Entonces comenzó mi aventura de escribir un libro, que finalmente duró casi dos años. Es un hecho singular descubrir el inicio de algo tan grande, tan importante en la vida de uno, escondido en un momento tan pequeño.

¿Por qué una novela histórica? ¿Eres un apasionado de la materia o de los que cree que si la historia nos la contaran de forma más amena en la escuela tendría más adeptos?

Creo que he escrito la novela que a mí me hubiera gustado leer. Cuando empecé a fantasear con esta historia aún era un adolescente y las ideas que surgían en mi cabeza contenían diferentes géneros, entre ellos la novela histórica. No sabría decir por qué principios del XIX. Tal vez se debía a las lecturas que más me han marcado, muchas de las cuales transcurrían en la época de mi novela, o al menos la rondaban. Yo quería tratar un acontecimiento importante. Por aquel entonces, inocente de mí, desconocía lo que supone escribir sobre una guerra. Por eso no dudé en embarcarme en la guerra de la independencia, una época aún inhóspita a mis ojos, que me permitía desarrollar las aventuras y misterios que poblaban mi cabeza. Y sobre todo, los de aquella guerra fueron unos años que afectaron muchísimo a las gentes que aquí vivieron, a nuestros antepasados, y que marcaron, mucho más de lo que creemos, el devenir de los años siguientes.

Cuando comencé a leerla no tenía ni idea de quién era su autor y me he llevado una sorpresa enorme al descubrir no solo que es tu primer libro, sino que además tienes 24 años. ¿Cómo es posible que escribas como un escritor ya consagrado, con muchos libros publicados y años de experiencia?

Empecé a escribir por la pasión que sentía al leer, esa admiración hacia los que hacían magia con las páginas. Yo quería emular lo que ellos provocaban en mí, quería hacer sentir a otros lo que yo a veces sentía leyendo. Esa ha sido mi ilusión para embarcarme en un trabajo de casi 700 páginas. Ahora mismo todo parece bello y fluido, pero durante muchos meses no lo fue. Uno puede disfrutar con lo que hace, pero el disfrute va y viene cuando la tarea se convierte en rutina. Una noche podría haber dicho, estoy cansado, no voy a trabajar. ¿Qué me hubiera impedido no hacerlo el día siguiente? Por otro lado se encuentra el aprendizaje del oficio del escritor. Porque esta novela se ha basado en un trabajo paralelo. Por un lado idear la historia y los personajes, y por el otro aprender a hacerlo.

La novela histórica es un género que por lo general me cuesta leer por lo densos y largos que suelen ser este tipo de libros. Sin embargo con La mujer del reloj he conectado desde el primer momento, me ha mantenido interesada página tras página, queriendo saber más, con un ritmo trepidante que va a más y con giros muy inesperados. Ha sido como leer un thriller. ¿Cuál es tu secreto para conseguirlo? ¿Qué crees que hace que tu historia sea tan adictiva y diferente?

Yo quería que la novela provocara lo que, a veces, yo sentía leyendo. Quería que entretuviese, que generase placer, que te vieras seducido por ese mundo y esos personajes. Una novela pageturner, como dicen los ingleses. Y quería que, al final, tras la última página, generara un momento de suspense, de silencio. Ese momento en el que sientes que has aprendido algo, que has reflexionado sobre lo que somos y sobre lo que nos rodea. Pronto me percaté de que mi empresa era más ambiciosa de lo que había imaginado. Hilar una trama ficticia del calibre que pensaba, con una base histórica y real de la dimensión que había elegido, suponía un puzzle muy difícil de construir. ¿Cómo manejar todos esos géneros que surgían en mis ideas? A veces lo relaciono con el trabajo de arquitecto, ese mismo concepto que reúne la construcción de un edificio también se ve reflejado en la "construcción" de una novela. De la misma forma que tras una fachada elegante, tras un espacio sobrio y acogedor, se esconde una estructura que los sostiene, una red de instalaciones que hacen que llegue el agua al grifo, en una novela también hay una maquinaria invisible que hace que ésta funcione correctamente. Detrás de una página hay otra, más engorrosa y llena de tachones, que la sostiene y la hace bella y visible para el ojo atento del lector.

Está muy bien documentada y me ha gustado mucho como cuentas esos pasajes de la historia que no aparecen en los libros pero que fueron igual de importantes, "la cara oculta de la guerra" ¿Te ha llevado mucho tiempo documentarte?

Recurrí a todo tipo de fuentes, muchas de ellas engendradas en aquellos años, sobre asuntos concretos que debía tratar en la novela. Los libros de historia sirven para entender la época desde una perspectiva global, pero al mismo tiempo ofrecen los matices y detalles necesarios para adoptar diferentes puntos de vista, con sus contradicciones y complejidades, que explican realmente lo que sucedió entonces. Sin embargo, para escribir una novela uno necesita introducirse en el ambiente, mirar a través de la gente que entonces vivió, caminar entre ellos, entre sus calles y paisajes. Para ello es necesario leer mucha literatura. Y yo retomé muchos de los libros que me habían marcado siempre: aventuras de Pérez Reverte y Ken Follet, clásicos de la literatura, Benito Pérez Galdós, Alejandro Dumas...

¿Cuánto tiempo has tardado en escribirlo?

Fueron dos años de escritura, compaginados con la universidad. Estudiaba durante el día, salía a correr al atardecer, respiraba de pensamientos, cenaba, y a la noche, para misterio de mis compañeros de piso, me encerraba en la habitación a escribir. Era una ilusión, un sueño que bullía en mi cabeza, y ese ímpetu me ayudó mucho a introducir la novela en mí día a día, sin perjudicar lo verdaderamente esencial de mi vida. Como he mencionado, arquitectura y escritura comparten muchas más similitudes que sus cuatro últimas letras. En la carrera la exigencia era muy alta, nos obligaban a diseñar y definir proyectos nuevos cada dos o tres semanas. El trabajo era muy arduo y así aprendimos a ser realmente eficaces con nuestro tiempo. Aprendimos a ser creativos. De algún modo, supe trasladar eso al proceso de escritura.

Hoy en día es complicado conseguir que una editorial apueste por un escritor novel. ¿Cuál ha sido tú experiencia?

Una vez terminada la novela comenzó un largo año para mí, donde descubrí lo realmente difícil que es publicar una novela. No tenía padrinos, mi manuscrito era uno más entre los cincuenta que recibe una editorial cada semana. A esos hay que añadir los que vienen representados por agencias, y los que pertenecen a escritores consagrados. Nunca quise pensar demasiado en las estadísticas, en las probabilidades reales de conseguir que me publicaran, y menos en una editorial grande. Tras diez meses de espera, donde ésta sólo contribuye a la inactividad que priva de explorar nuevas posibilidades, un buen día se me ocurrió cambiar el título y algunos detalles de la carta de presentación. Y volví a enviar a las editoriales. Ya no miraba el correo tantas veces, pero en esta ocasión, recibí una respuesta al de dos días. Lucía Luengo, editora de la colección histórica de Ediciones B, se mostraba muy interesada en leer el manuscrito entero. Se lo envié. Un mes mas tarde, mientras estaba de vacaciones con mi familia en Cuenca, recibí aquella llamada que tanto había esperado.

¿Te imaginaste en algún momento que tendrías tanto éxito?

Durante tanto tiempo de trabajo uno tiene tiempo para verse en infinidad de situaciones. Me he sentido abajo y me he sentido arriba. Ahora hay que abrazar los frutos de estos dos años y degustarlos porque para ello se han perseguido. Todo esto es nuevo para mí, y las sorpresas se suceden día tras día. Sin embargo, prefiero concentrarme en mis más inmediatos pasos, sin detenerme demasiado en pensamientos que vuelen más allá. La situación actual, especialmente para los jóvenes, está llena de incertidumbre, y la mía no es diferente. Si algo ha cambiado en todo esto es la novela, que ahora tiene acogida. Yo sigo siendo el mismo que la terminó hace más de un año, cuando aún nadie había reparado en ella.

¿Algún proyecto sobre el que nos puedas dar un adelanto?

La mujer del reloj ha ocupado un gran espacio en mi mente durante mucho tiempo. Son muchos meses en los que convives con los personajes, en los que una parte de ti vive en ese mundo que se está creando. Cuando la finalicé sentí que se generaba un vacío, y enseguida comenzaron a surgir nuevas ideas, nuevos personajes y mundos por descubrir. Son procesos que no se fuerzan. El trabajo creativo no se realiza frente a una mesa, el trabajo creativo te acompaña a todas partes. Reside ahí, en tu cabeza, conectando tu mente imaginativa con el mundo real, el de la inspiración. Sigo escribiendo y me gustaría poder seguir haciéndolo.

Desde Libros que voy Leyendo queremos agradecer a Álvaro Arbina esta fantástica entrevista. No nos queda más que esperar a que se ponga manos a la obra con su siguiente novela. Aquí estaremos nosotros esperándola.


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