Revista Cultura y Ocio

Entrevista a eduardo de frutos

Publicado el 10 marzo 2015 por Angel Maíllo @gramofono1

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                Después de algún tiempo, hoy me reúno de nuevo con Eduardo en su rancho. Impaciente por llegar viajo por las interminables carreteras que separan sus carriles con líneas amarillas  que no parecen tener fin, a lo lejos más asfalto en el que se reflejan espejismos. Hoy es un día en el que voy a aprender más sobre la historia de la música country, Eduardo resolverá mis dudas de manera didáctica, como si de un gran profesor se tratara, como solo él lo sabe hacer.

   Por fin llego a sus propiedades en una magnífica mañana soleada, nos sentamos en el porche contemplando el verde infinito de la pradera y comenzamos a hablar yo con una pequeña libreta y un lápiz no pierdo detalle de lo que me va contando.

               Es indudable que lo que conocemos hoy como música country es un compendio o fusión de varios estilos. De hecho existe una gran influencia que trajeron los inmigrantes europeos y más concretamente los procedentes de Irlanda, estos introdujeron sus instrumentos y ritmos que se mezclaron con otros ya existentes en el sur de Estados Unidos, dando lugar a lo que hoy conocemos como género country, que en un principio era llamado hillbilly. Este ha ido evolucionando adaptándose a los ritmos vigentes en cada momento como el rock o el pop y surgiendo diferentes corrientes dentro del mismo estilo.

              El country es un género muy extenso del que existen multitud de ramificaciones, para ello contamos con la inestimable colaboración de Eduardo de Frutos. A través de esta pequeña entrevista queremos ahondar, con sus extensos conocimientos del tema, más en el género country.

    En primer lugar, Eduardo, ¿cómo surgió tu pasión por este género?

   Ed:    En mi caso, yo crecí escuchando una música alejada de la corriente pop y rock de mi generación; y siempre he concedido gran importancia a las letras que acompañan a las canciones, algo que se echa en falta en algunos de los éxitos actuales, aunque, claro, hay honrosas excepciones. Es por eso por lo que la música clásica o el jazz instrumental tampoco terminaban de ser completos para mí. Muchos de los temas de música country, en cambio, cumplen este requisito y presumen con razón de tener unas letras extremadamente buenas. Recordando lo que decía la gran dama del jazz, Etta James, “la música country tiene las grandes historias”; no en vano, a Hank Williams, uno de mis preferidos, se le conocía con el apelativo del “Shakespeare hillbilly”. Por otra parte, el cine es otra de mis grandes aficiones y gran parte de la música country es en cierto modo “cinematográfica” por las historias que cuenta. Desde entonces empecé a descubrir más y más, hasta ahora…

   Los inicios de lo que conocemos hoy como country, según pudimos leer en una interesante entrega, dentro de esta sección, en la que nos hablabas de la evolución del género desde sus inicios. El country tiene una importante influencia de los inmigrantes que llegaron al país en los inicios del siglo XX. Uno de los padres del country, sería Jimmy Rodgers que mezcló estilos tan dispares como el blues, ritmos tradicionales y lo que más me llama la atención el yodel, el cual procede de Centroeuropa. ¿Este ritmo que incluyó Rodgers podría ser influencia de los inmigrantes de Centroeuropa?

  Ed: El yodel es un tipo de canto tirolés originario de los países que circundan los Alpes, como Austria o Suiza. Tras la pacificación que vivió Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XIX, una vez liberado del yugo del Imperio Británico, multitud de europeos vieron en estas vastas tierras una especie de tierra prometida, donde podían empezar de nuevo. Las motivaciones que llevaron a grandes masas de gente a emigrar a Estados Unidos fueron variadas, ya fuera porque en Estados Unidos había más libertad para practicar religiones minoritarias en Europa, ya por razones puramente económicas (recordemos el “hambre de la patata” a mediados del XIX en Irlanda). Sea como fuere, los emigrantes llevaron consigo sus tradiciones musicales: yodel en el caso de los centroeuropeos, tambores y gaitas en el caso de los escoceses, violín –rebautizado como fiddle–, típico de las regiones del Danubio, Alemania, el imperio Austro-Húngaro… Toda esta variada instrumentación, unida a las canciones de temática triste de los esclavos negros americanos, el blues, marcaría el inicio del country.

   La familia Carter también sería una de las precursoras más conocidas e importantes del género, con las primeras grabaciones a finales de los años 20. Una de las muchas raíces del country que Los Carter difundirían sería la música de la región de los Apalaches del este de Estados Unidos. ¿En qué consistía y qué influencias externas tenía esta música?

 Ed:  Con el fin de encuadrar históricamente estas grabaciones, hay que hacer referencia a las grabaciones de Bristol, una pequeña localidad de Tennessee donde se dio a conocer la familia Carter. El secreto de su éxito radica, una vez más, en sus poderosos “poemas cantados”, con los que el pueblo se identificaba mucho. La vida rural en aquellos tiempos era dura y las únicas distracciones eran los “bailes del granero” que se llevaban a cabo los días de asueto. La familia Carter captó ese espíritu y consiguió con sus grabaciones que esta diversión se extendiera a toda la semana, haciendo el trabajo agrario más llevadero. El ojo clínico de esta saga, y más en concreto de su patriarca, A.P. Carter, hizo que sus grabaciones acogieran influencias del blues, una tradición que aglutinaba los sentimientos derivados de los tiempos difíciles en el campo, luego acrecentados con la Gran Depresión que estaba a punto de estallar. En este sentido, las canciones Carters Blues o Coal Miner’s Blues son paradigmáticas.

   Jimmy Rodgers y The Carter Family serían los pilares básicos en los que se cimentaría el género country, pero a partir de aquí, según mi punto de vista, es cuando comenzarían a emerger grandes voces consideradas muy importantes en su evolución, nombres como Hank Williams o Bill Monroe, hablamos de ya entrada la década de los 40, fin de la Gran Depresión y comienzo de la segunda guerra mundial. ¿Es en esta década en donde realmente comenzarían a forjarse los diferentes subgéneros que hoy conocemos, bluegrass, western swing o honky-tonk?

  Ed:   La buena marcha del mercado musical está íntimamente relacionada con la evolución económica de un país. En Estados Unidos, en la segunda mitad de la década de los 40, había un optimismo generalizado, sin guerras de carácter global a la vista tras la victoria sobre Hitler y sobre Japón y, como dices, los problemas económicos y sociales de los años 30 habían pasado a la historia. Esto hizo posible que la música country se diversificara con la creación de multitud de nuevos sellos discográficos y nuevos productores, cada uno de ellos especializado en un aspecto del country en función de la procedencia geográfica de la población: bluegrass en Tennessee y Kentucky fundamentalmente, western swing en Texas y Oklahoma, o la continuación del honky-tonk en las regiones del sur y el sudoeste de Estados Unidos.

   También los 50 cambiarían el escenario musical con grandes influencias de estilos como el rockabilly y el nacimiento de otro subgénero dentro del country, el sonido Nashville, en contraposición al cual nacerá el Bakersfield que de alguna manera quería revivir el sonido primitivo, el honky-tonk. Eduardo, ¿Nashville o Bakersfield?

 Ed:  Es interesante la referencia que haces al rockabilly porque se puede decir que una de las fuentes de las que bebe el rock es del country. Ya antes de Rock Around the Clock (1954), de Bill Haley, que se suele considerar una pieza fundacional del rock, la música country había explorado nuevos terrenos musicales con el llamado rockabilly. Os voy a poner dos ejemplos claros de cómo el country se adelantó al rock en varios años. Por ejemplo, este éxito de Hank Williams de 1947, Move it on Over.

   Otro ejemplo de los orígenes country del rock es That’s All Right de Arthur Crudup (1946), ocho años antes de que la grabara Elvis Presley.

   Contestando a tu pregunta, vistos los “excesos” del sonido Nashville, con un tratamiento orquestal tan acusado que en cierto sentido haría derivar el country al pop, me quedo con el sonido Bakersfield. Las grabaciones de sus grandes representantes, Buck Owens o Merle Haggard, recuperan, a mi modo de ver, lo que nunca debió dejar de ser el country.

   Fueron muchos los detractores del sonido creado por Chet Atkins, Nashville. El movimiento Outlaw también reivindicaría el auténtico sonido country fuera del edulcorado y comercial Nashville. ¿El Nashville desvirtuó, según tu opinión, de alguna manera como defienden muchos puristas el auténtico sonido country?

 Ed:   En mi opinión, en sus orígenes el sonido Nashville fue un paso en la buena dirección de la música country, ya que amplió el espectro al que se dirigía este género. El problema surgió después, cuando el sonido Nashville evolucionó a un country-pop que podía ser más comercial pero que no respetaba la esencia del country. Por tanto, creo que el sonido Nashville, mal entendido, puede terminar con la música country tradicional tal como la conocemos. Pero hay lugar para la esperanza, ya que son muchos los representantes del outlaw country, sobre todo en Texas, con gran éxito, como Eli Young Band, Dale Watson o Ryan Bingham (el autor de la música de la película Crazy Heart o el tema principal de la serie The Bridge).

    En los 50 se comenzarían a dejar oír las voces femeninas en el country. Podríamos decir que una de las pioneras fue Kitty Wells, pero esta década y la de los 60 nos dejó prodigiosas voces femeninas para el country. ¿Cuál sería tu cantante femenina favorita, de las primeras que irrumpieron en el género?, ¿y actualmente?

Ed:   Es cierto que el country desde sus inicios y hasta principios de los 50 fue bastante machista, no hay más que fijarse en las canciones sobre infidelidades en las que invariablemente la culpable era la mujer. Gracias a pioneras como Kitty Wells o Jean Shepard, esto comenzó a cambiar y surgieron figuras como Patsy Cline, Loretta Lynn, Tammy Wynette… En este caso, la respuesta a tu pregunta es inmediata. Sin lugar a dudas, la figura femenina en el country que se plantó con más fuerza en la segunda mitad de los 50 fue Patsy Cline. Desgraciadamente, su carrera se vio truncada en la cima de su éxito cuando el 5 de marzo de 1963 sufrió un accidente de avión en el que falleció. En cualquier caso, su música siempre nos acompañará con clásicos como Walking after Midnight, I fall to pieces o Crazy.

   En la actualidad hay innumerables cantantes femeninas, entre las cuales destacan Miranda Lambert, Kacey Musgraves o Carrie Underwood. También merece una mención Lee Ann Rimes, cuya voz ha sido comparada en más de una ocasión con la de Patsy Cline.

   Lo que está claro es que la música country, ha ido evolucionando según los estilos musicales predominantes en cada época. Para ti particularmente, ¿cuál es tu subgénero preferido dentro del country?

Ed:   Como bien dices, tras noventa años de country, este estilo de música ha sufrido muchas variaciones para intentar adaptarse a los gustos de la sociedad de cada momento. La mayor parte de ellos tienen su atractivo específico, pero, si tuviera que elegir, me quedaría con el honky-tonk, esa música en directo con la que se amenizan las veladas en los bares. Este subgénero ha sido explotado por artistas tan conocidos como Ernest Tubb, Hank Williams, Merle Haggard, Buck Owens, George Jones, o más recientemente, Dwight Yoakam o David Allan Coe. En cuanto a la temática de sus canciones, el lugar común es la tristeza y la soledad en todas sus variantes.

   A propósito de la instrumentación, también destacaría la música bluegrass, en la que el banjo, un instrumento americano por excelencia, contribuye a hacer de sus canciones temas únicos y muy bailables, que no son sino una adaptación al country del furor causado en la época por los temas folk de antaño. Afortunadamente, en los últimos tiempos la música bluegrass se está revitalizando, incluso en determinados países europeos hay multitud de festivales que se centran en este tipo de música. En España solo existe uno, el Al Ras Festival Bluegrass y Old Time de Mollet del Vallès (Barcelona), que lleva 14 ediciones, toda una gesta considerando que apenas recibe ayudas.

   ¿Qué opinión te merece el panorama actual del country?

 Ed:  El género country ha cambiado mucho desde sus orígenes. Lo que prima actualmente es su aspecto comercial, que deja un poco de lado las letras de las canciones, una característica que en tiempos hacía que cada canción fuera única. Es decir, que el espíritu del country se ha desvirtuado para dar paso a una especie de country-pop, en el que el primer elemento, el country, es difícil de distinguir y hay que bucear para poder encontrarlo. Bien es verdad que todavía hay excepciones, pero casi todas ellas se encuadran en el subgénero Americana, que es un estilo que intenta volver a las raíces. Aquí podríamos citar el magnífico trabajo de Rosanne Cash del año pasado, The River and The Thread.

     Sé que esta pregunta te resultará complicada, si tuvieras que elegir, ¿cuál sería tu tema favorito dentro de la música country?

 Ed: Efectivamente, es difícil escoger un tema de los muchos que merecerían estar en el Olimpo del country. Pero, bien, uno de mis artistas preferidos es Hank Williams, así que revisando su discografía, muy extensa a pesar de que su carrera profesional duró apenas cinco años, me decantaría por un tema no muy conocido, Lost Highway, compuesta por Leon Payne en 1949.

     Por último quería preguntarte por una de las décadas que a mí particularmente me gusta en el ámbito musical sería la de los 70, con la proliferación de grandes grupos en los que se daría en llamar country-rock, muy similares a los de la corriente conocida como rock sureño. ¿Podrías aclararnos la diferencia, de esa línea tan fina que separa estas dos corrientes musicales?

 Ed:  Buena pregunta. Con la eclosión de la música rock en los años 50, y la guitarra eléctrica, los sonidos amplificados empezaron a apoderarse de la escena musical y la música country no fue una excepción a la regla. Ya a finales de los 60 empezaron a surgir grupos que mezclaban estos dos géneros musicales, lo que se afianzaría en la década siguiente. La línea que separa al country rock del rock sureño, desde el punto de vista musical, es casi imperceptible. Ahora bien, hay dos diferencias claras: una, el origen de estos grupos. El country-rock, cuyos primeros representantes fueron grupos como The Byrds, los Eagles, Creedence Clearwater Revival o The Grateful Dead, surgió en California. Otro de los máximos exponentes de este estilo fue The Band, originarios de Canadá, en cualquier caso territorios no sureños todos ellos –aunque Levon Helm, miembro de The Band, había nacido en Arkansas–, mientras que el rock sureño utiliza como base de operaciones los estados del sur de Estados Unidos. Así, Charlie Daniels Band es de Carolina del Norte, The Allman Brothers Band, de Georgia, o Lynyrd Skynyrd, de Florida, por citar solo a unos cuantos. La otra diferencia estriba en la temática de sus canciones: la del rock sureño es más afín a los temas con los que se identifica la gente del sur de Estados Unidos, como la nostalgia por los paisajes (el delta del Mississippi…), el estilo de vida sureño, el esplendor perdido de las grandes mansiones al estilo de Lo que el viento se llevó


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