La ‘entrevista de Juan José Millás a Felipe González’ está levantando fuertes vientos. Será porque es una buena entrevista, interesante para conocer al entrevistado, y porque Felipe tiene discurso y siempre cuenta cosas importantes, aquí no se perdona a quien tiene criterio y eso implica cuando se habla arrojar temas abiertos a la polémica.
Me parece interesante lo que dice sobre sus hijos en varios pasajes, muestra un cierto dolor por el tiempo perdido, horas cambiadas de una situación por otra del que no parece estar muy convencido por la compensación obtenida. Es importante lo que cuenta respecto a ETA, pero no en el sentido encerrado en las versiones X- marrulleras del PP y de ‘El Mundo’, sino en lo que tiene de dudas ejercer decisiones de máximo poder.
El jefe del gobierno, conoce una información extraordinaria,localización de la jefatura etarra en otro país, y se plantea si tomar una decisión fundamental, sobre si volar el lugar o no. Dudas que le acompañan aún hoy. De un plumazo puede borrar del mapa a sus y los enemigos de su país, pero la batería de pros y contra, que hay que ponderar, ofrecen una problemática nueva y diferente (uno se divide en dos) ante cada decisión que se tome, sea en una u otra dirección.
Lo relevante de lo que cuenta es que da igual que las decisiones sean de derechas, de izquierdas o de centro, por terrorismo o por cualquier otra cuestión, siempre habrá que tomar decisiones con grandes limitaciones y susceptibles de empeorar la realidad aún a costa de obtener el objetivo, decisiones que no siempre son limpias y claras. Si cualquiera con tareas de gobierno no lo entiende, quedaría descalificado para asumir responsabilidades.