Revista Libros

Entrevista a Fernando Lalana: "Comienzo una nueva etapa en mi carrera"

Por Carmen F. Etreros


Por Anabel Sáiz Ripoll.
Fernando Lalana, el reciente ganador del Cervantes Chico, ha tenido la generosidad de responder a nuestras preguntas, a pocos días de haberle sido otorgado el premio. Lalana es un autor de literatura infantil y juvenil muy premiado y valorado por los lectores. Nos consta que son ya varias las generaciones que han disfrutado leyendo títulos tan emblemáticos como Morirás en Chafarinas, Los hijos del Trueno o La muerte del cisne. Este último es un éxito asegurado entre sus lectores.
El autor ha contestado con generosidad a diez preguntas que nos sitúan al autor en su contexto y nos hablan de aspectos básicos en su creación literaria. Fernando Lalana comparte con nosotros sus proyectos y sus ilusiones. Su humor, su socarronería aragonesa, como veremos, también aparece en algunas de las respuestas.
P. ¿Qué ha supuesto para ti el Cervantes Chico?
R. El Cervantes Chico ha supuesto una sorpresa y la sensación de estar empezando una etapa nueva en mi carrera: la de quien ya lleva muchos años en el oficio (casi 30) y empieza a recibir reconocimientos por toda esa trayectoria. Me da la sensación de que me quieren jubilar. O algo así.

P. ¿Cómo valoras revistas virtuales como Pizca de Papel?
R. Bien, bien. Yo creo que es el futuro. Tienen muchísimas ventajas sobre las de papel (los libros, no, pero estas revistas sí). Lo que hace falta es que el contenido sea bueno. En este mundo (el de la LIJ) siempre hemos echado en falta una verdadera crítica literaria, más allá de meras reseñas amables sobre los libros que más gustan al comentarista. Las revistas en papel son esclavas de la publicidad de las editoriales. No van a decir ni una palabra contra sus libros, por malos que sean. Las revistas digitales posiblemente pueden ser más independientes. Si, además, son honestas, todo perfecto.
P. ¿Podrías comentarnos algún proyecto literario en el que estés trabajando ahora?
Una de las espinas literarias que llevo clavadas desde hace años es que la serie de nueve novelas de intriga protagonizadas por Marijuli & Ernesto Gil Abad (publicadas por SM en varios formatos) no llegase a tener el éxito que esperaba. Una vez descatalogadas todas definitivamente, no me resigno y voy a publicarlas con una editorial nueva de Santander (Kattigara) en formatos digitales, aunque con la posibilidad de adquirirlas en papel por encargo. Y he adquirido el compromiso de cerrar la serie con una décima y última novela. Estoy en ello.
P. ¿Cómo te planteas una novela? ¿Haces un guión? ¿Cómo organizas los materiales?
R. No sé muy bien cómo surgen las ideas, pero en cierto momento, sé que tengo los mimbres esenciales para un nuevo argumento. Entonces empiezo a construir el guión. Unas veces con más detalle, en otras con menos. Luego, veo cuáles son las necesidades de documentación y trabajo en investigar, leer otros libros sobre el mismo tema... En fin, todo lo necesario para luego, cuando me ponga a escribir, conocer todo lo necesario para desarrollar la historia. Finalmente, cuando lo tengo todo bien atado y documentado, me pongo a escribir. Necesito saber cuanto más, mejor. Tener decidido el final, todos los personajes... pese a ello, a veces hay sorpresas y los planes previstos cambian sustancialmente en ese proceso final de escribir el texto. La literatura no es una ciencia exacta y, en ocasiones, te llevas sorpresas enormes. Pero cada libro es una aventura apasionante.
P. ¿Tardas mucho en escribir?
R. Más de lo que me gustaría. Yo creo que soy un escritor de ritmo medio. Pero, por desgracia, cada vez tengo más proyectos, más historias preparadas que tiempo para escribirlas. Ahora debería disponer de al menos dos o tres años totalmente libres para llevar adelante todos los proyectos que tengo entre manos, preparados, empezados... Me gustaría tener la rapidez y la capacidad de trabajo, por ejemplo, de Jordi Sierra i Fabra, capaz de escribir una novela en quince o veinte días. Porque ideas no me faltan, todo lo contrario. Pero el tiempo me cunde mucho menos de lo que querría.
P. ¿Qué personajes de interesan más?
R. Los antihéroes. Esos tipos (o tipas) que nos caen bien porque son como nosotros, las cosas no siempre les salen bien, no consiguen ligar con quien desean... pero, eso sí, para que los antihéroes funcionen y tengan si sitio, también son necesarios los héroes, esos tipos brillantes, deslumbrantes, gente que no te encuentras nunca por la calle porque pertenecen al mundo extraordinario de las novelas y que nos fascinan. Sin embargo, nos identificamos con los otros, los normales, incluso con los perdedores.
P. ¿Qué significan para ti los encuentros en los institutos de secundaria con los lectores jóvenes?
R. Yo, en esto, no soy objetivo. A mí es que me chiflan. Lo paso casi siempre muy bien. Disfruto como loco. Espero que, además, sirvan para algo, para hacer más lectores, para que los alumnos aprecien y valoren más lo libros de lectura... en fin, no sé. Ojalá sea así. Pero yo lo hago porque me gusta, porque me lo paso en grande, me siento bien. A los artistas nos encanta que la gente nos quiera y un encuentro con lectores te proporciona esa impagable satisfacción de sentirte querido y admirado por los demás. Podría vivir sin ir a los institutos, claro que sí. Pero mi vida sería más triste.
P. ¿Qué es para ti la lectura? ¿Cómo animarías a leer?
R. Para mí la lectura es una de las mejores opciones de ocio. Una de mis tardes ideales consiste en nada que hacer, lluvia a través de la ventana y un buen libro en las manos. Yo sé que la lectura tiene innumerables ventajas y apenas ningún inconveniente, salvo el pequeño esfuerzo que supone. Los lectores son gente con innumerables ventajas en su vida sobre los no lectores. Pero yo ya me he cansado de animar a leer a la gente; a la gente joven, sobre todo. El que no quiera leer, que no lea. A mí me da igual. Peor para él. Lo malo es que tarde o temprano llegará el día en que te arrepientas de no haber sido mejor lector.

P. ¿Qué libro te ha dado más satisfacciones de los que has escrito?
R. Formulada así la pregunta, no hay duda: Morirás en Chafarinas. En su momento, fue un acontecimiento editorial, me proporcionó, siendo yo muy joven, el premio Nacional, que es el más importante de mi carrera y que me cambió la vida. La posterior película de Pedro Olea me proporcionó una fama de dimensiones ajenas al mundo de la LIJ, además de poder conocer desde dentro del fascinante mundo del cine... Tengo otros libros que me gustan más, personalmente. Pero ninguno ha hecho tanto por mí como Morirás en Chafarinas. Todavía yo creo que la mayoría de la gente me recuerda y me reconoce por él.
P. Coméntanos cómo se trabaja con autoría compartida.
R. Supongo que hay varias formas de hacerlo. La mía, casi siempre consiste en dejar abierta la puerta para que los amigos me traigan historias. Es decir: lo que aporta el compañero de turno es la primera parte del trabajo: argumento, personajes... Yo me encargo, sobre todo, de la parte literaria: de escribir esa historia como mejor me parece. Hay trabajo común, naturalmente, y es muy grato, pero lo fundamental lo desarrollamos cada uno por nuestro lado.

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