Hoy en la Sección de Entrevistas nos acompaña José Manuel Chapado (@jmchapado), Socio Director de ISAVIA y autor del libro de reciente aparición con el título Vértigo (Alienta, 2012), y con subtítulo: Cómo tomar decisiones valientes que cambian el rumbo de tu vida.
José Manuel Chapado(@jmchapado) acompaña su argumento en Vértigo con 35 relatos concisos en los que describe la sensación percibida al acceder a una nueva responsabilidad organizativa, al aceptar el traslado a un nuevo destino, al tomar una decisión trascendente o al proponer ideas estratégicas. Todos ellos están basados en testimonios reales, como los del periodista Jon Sistiaga, el torero Eduardo Dávila Miura, o la atleta paralímpica Gemma Hassen-Bey. Hay casos de emprendimiento, y también múltiples ejemplos de personas anónimas que han sabido superar con coraje situaciones familiares complejas. El Modelo de Gestión del Vértigo desarrollado por el autor es una poderosa guía para afrontar la vida en sus momentos más decisivos.
Aquí van las preguntas y sus respuestas y destacamos el siguiente titular:
«CADA DÍA DESCUBRO MÁS PERSONAS CON NECESIDAD DE ABRIRSE Y MOSTRAR LO QUE LLEVAN DENTRO. PUEDE QUE EN LAS REDES SOCIALES EXISTA MUCHA SOLEDAD»
¿Cuándo y por qué nace Vértigo?
Nace como consecuencia de la petición de uno de los clientes de ISAVIA. Ramón del Caz, director de RR.HH. de AXA nos encarga un curso de dos días para que los managers sepan gestionar el vértigo. O sea, que sepan afrontar y asumir con responsabilidad nuevas funciones y situaciones.
Desea que los suyos sepan atreverse a dar el paso decisivo y no arrugarse cuando la vulnerabilidad surge. No se trata de saber gestionar el miedo. Aunque tenga algunas cosas en común, hay aspectos que lo diferencian. Normalmente tenemos miedo ante lo negativo, y el vértigo también surge ante situaciones nuevas y buenas, como el nacimiento de un hijo. El elemento clave que convoca al vértigo no es el miedo, sino el sabernos vulnerables. Además, el miedo lo sentimos ante cosas que pueden suceder y que no dependen de nosotros, mientras que el vértigo surge a la hora de tomar decisiones y asumir acciones que sabemos que están dentro de nuestro ámbito de acción y responsabilidad.
Así es como diseñamos un modelo plasmado en un seminario presencial de dos días, que tiene por objeto tomar decisiones valientes y afrontar de cara todo aquello que se sitúa dentro de nuestro ámbito de responsabilidad. El resto, vino sólo. Tras dos años impartiendo seminarios de gestión del vértigo, la experiencia acumulada pedía a gritos plasmarlo en un libro.
¿Qué aporta este libro respecto a otros de temática similar?
Supongo que emoción. Al menos, eso dicen. El modelo es sólido y está bien estructurado. Se divide en cinco partes: el preámbulo y cuatro fases. Además, está planteado con originalidad a través de un paseo por distintas habitaciones de una casa. Pero lo que engancha y le hace distinto es que está escrito desde dentro.
Muchos libros de management se escriben desde la asepsia y la teoría.
Vértigo, no. Siento que “me he vertido” a través de sus páginas. Pilar Jericó (@pilarjerico), autora de un excepcional prólogo, comenta que es un libro transparente en el que el autor se expone. Es una opinión compartida por muchos. Y eso me alegra, porque así lo pretendí.
Creo que las cosas que se cuentan desde la emoción son las que llegan. En
Vértigo hay 35 relatos que son testimonios vitales de personas reales. En algunos casos, son el relato de mi propia vida. Detrás de cada historia hay una persona que me mira y me emociona. Y eso es lo que he querido que le ocurra al lector, que él también sienta como siento yo.
¿Qué es lo que más te ha sorprendido al investigar y escribir este libro?
Quizá esas 35 historias que antes refería. Detrás de esos relatos épicos y heroicos, hay gente normal. Podemos ser tú y yo, cualquiera de nosotros. Y en todas ellas hay un patrón común, un mismo motor que impulsa a la acción: el sentido de la responsabilidad y la vocación de servicio a los demás. El amor a las personas y a los proyectos mueve montañas.
Aunque más sorprendido estoy desde que Vértigo se ha publicado. Son muchos los que quieren compartir su opinión y sus experiencias. Basta con generar un poco de confianza, crear el clima necesario y actuar desde un profundo respeto para que las personas abran su alma y te entreguen lo mejor que llevan dentro.
Puede que nos hayan enseñado a ocultar lo vulnerable que somos porque eso nos hace débiles. Pues bien, para mí, los más grandes son los que están dispuestos a reconocer y compartir su lado más humano. O sea, su lado más vulnerable.
Cada día descubro más personas con esa necesidad de abrirse y mostrar lo que llevan dentro. ¿Por qué? Puede que en la era de la información y las redes sociales exista mucha soledad. Y también puede que en la era de la imagen haya mucha apariencia y poca verdad. Pues bien, tener dudas es normal y sentir vértigo es bueno. Pienso que lo que digo es bastante obvio, pero nunca pensé que plantearlo públicamente y como un objetivo deseable fuera tan necesario y liberador para tantos.
¿Qué parte te gusta más del libro y por qué?
Es difícil elegir. Aunque supongo que lo que más me gusta son aquellas partes en las que se funden la literatura y la emoción. Me gusta escribir, moldear cada frase, seleccionar cada palabra... Y me encanta compartir emoción.
En la redacción de algunas historias me tuve que detener porque la emoción me podía: las que abren y cierran el libro, la del viejo militar, la de la misionera, o la de mi socio y amigo Enrique de la Cámara... Escribirlas han sido momentos especiales no exentos de lágrimas.
Cuando alguien tiene el libro y no ha empezado a leerlo, lo único que le pido es que llegue hasta la página 30: allí concluye la primera historia, la de Blanca Salguero. Sorprende y llega. Son muchos los que me han confesado que a partir de ese punto ya no se puede abandonar. Es ahí donde Vértigo te atrapa.
¿Cuáles son las situaciones de Vértigo más habituales?
Hay muchas. Surgen cuando tienes que hacer algo y te sientes inseguro. Es entonces cuando acecha alguna de las tres preguntas que tambalean nuestra confianza: ¿seré capaz?, ¿qué ocurrirá? o ¿qué dirán?
Los ejemplos los encontramos en cualquier ámbito. En lo personal, situaciones de vértigo son iniciar una relación o terminarla, tener un hijo y educarlo, cambiar de domicilio o de trabajo, elegir los estudios, comprar una casa e hipotecarse.... En lo profesional, emprender un proyecto empresarial, asumir una nueva función, aceptar una expatriación, dimensionar un equipo, contratar y despedir, establecer objetivos, realizar alianzas, lanzar productos o iniciar líneas de negocio, captar clientes, o incluso renunciarlos...
Vivimos muchas situaciones cotidianas de vértigo en las que necesitamos atrevernos y actuar. Nos ocurre cuando tenemos que afrontar un conflicto, reorganizar un equipo o una tarea, ser asertivos con nuestro responsable, dar feedback negativo a un colaborador, expresar nuestra opinión en público aun a riesgo de quedarnos solos, hablar en público o hacerlo en otro idioma, reconocer que no sabemos y necesitamos aprender...
El subtítulo del libro es: "Cómo tomar decisiones valientes que cambian el rumbo de tu vida". Da a los lectores tres claves para conseguirlo.
Rabia, humildad y coraje. En realidad, son los valores de las tres primeras habitaciones. En la primera, necesitamos sangre roja y caliente para reaccionar, para poner límite a situaciones que no nos conducen a nada. La rabia es la emoción que, cuando algo va mal, nos impulsa y nos grita en la cara que algo hay que hacer. Sólo una cosa no nos es posible: seguir haciendo más de los mismo, o sea, seguir sin hacer nada.
En la segunda fase relacionamos e integramos información. Antes de actuar, hay que analizar, valorar y sopesar. Primero pensar y luego hacer. Pensar bien es estar abierto y descubrir todo aquello que no hemos sido capaces de ver antes. Necesitamos humildad para reconocer que no siempre tenemos todas las respuestas y que tenemos que preguntar a aquellos que no opinan lo mismo que nosotros. Ver más allá es querer mirar y aprender, y eso exige aceptar que no se sabe y que se necesita ayuda y luz para descubrir.
Y la tercera fase requiere el coraje para decidir. O mejor dicho, para ejecutar lo decidido. Saltar. Las decisiones valientes exigen saltar con los dos pies. Sin vacilación ni duda. Para ganar hay que arriesgar, jugársela. Triunfar es no perder, y no triunfar es perder. No es fácil digerir esta dicotomía.
¿Cuál es el mayor Vértigo que ha enfrentado José Manuel Chapado en su vida y cómo lo gestionó?
Pudiera poner varios ejemplos. Aunque no tengo ninguno épico. No he sufrido una enfermedad grave, ni he sentido dificultades materiales extremas, ni me he visto abocado a situaciones de vida o muerte. Mis vértigos son bastante comunes.
Casarme y ver nacer a mi primera hija son hitos que marcan la vida. En lo profesional, un momento de indiscutible vértigo fue emprender el proyecto de ISAVIA junto a mis tres socios. Hay quien opina que fundar una empresa consultora no entraña un gran riesgo, ya que la inversión empeñada es menor que si uno emprende un proyecto industrial. No estoy de acuerdo. El vértigo no venía condicionado por la cantidad de dinero invertida en ISAVIA, sino por abandonar la comodidad de un salario fijo. Lo que nos asusta y nos da vértigo no es tanto el universo nuevo en el que nos adentramos como el hecho de abandonar lo conocido.
El último vértigo que he superado ha sido precisamente escribir
Vértigo. Dicen que uno enseña aquello que necesita aprender. Y supongo que, en mi caso, eso es cierto. Nunca me gustó mi “yo” más cobarde. Escribir Vértigo me ha obligado a ser consecuente y a luchar por sacar siempre mi versión más valiente, aquella que se expone, se atreve y actúa. Ojalá lo pueda contagiar a otros muchos.
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