Describir a Rosa Borràs es definir a una profesional inquieta, enérgica y con un temperamento marcado por la curiosidad impenitente y la ilusión. Pero, ante todo, es una persona extremadamente comprometida con sus pacientes y gran compañera de trabajo, como resultado de su amplia calidad humana.
Hoy la entrevista refleja la mirada de Rosa:
H.P.: Te especializaste en Ginecología y Obstetricia y durante 15 años estuviste ejerciendo como ginecóloga general y asistiendo partos en la Mutua de Terrassa. Explícanos como te introdujiste en la Reproducción Asistida…
R.B.: Cierto. Me formé como ginecóloga y obstetra en el Hospital Mutua de Terrassa y allí estuve durante 15 años ejerciendo. Pasé muchas horas en el hospital, muchas guardias, atendiendo partos, que creo que son de las mejores experiencias que se pueden vivir. También me dediqué mucho a la cirugía ginecológica y a la laparoscopia. La verdad es que me apasiona mi trabajo.
La reproducción asistida es una parte muy especializada de la ginecología que en el hospital se trataba en poca profundidad y ya entonces fui a otros hospitales para aprender cómo se tratan estas parejas. Siempre me había interesado mucho. Recuerdo los inicios, incluso cuando nació el primer bebé por fecundación asistida. Yo ya deseaba estudiar medicina y entender más de todo este mundo que me parecía alucinante.
Pude conocer bastantes avances en reproducción asistida, un campo que cambia con cierta rapidez. Unos años más tarde surgió la posibilidad de trabajar con el Dr. Brassesco, que es de quien más aprendí y sigo aprendiendo en este mundo apasionante de la reproducción.
H.P.: Entre un 16% y un 20% de parejas en España tienen problemas de fertilidad. Y va en aumento. Una de las causas es que hemos retrasado mucho la edad a la que empezamos a buscar embarazo. Muchas veces los pacientes no son conscientes de la importancia del factor edad y cuando acuden a 1ª visita se “sorprenden” de no estar en la mejor edad fisiológica. En este sentido, ¿qué reacciones observas en los pacientes?
R.B.: Creo que este es uno de los grandes problemas de nuestra sociedad. Las mujeres y la población, en general, no son conscientes de que la fertilidad femenina no es infinita. Es cierto que en muy pocos años se han producido muchos cambios en nuestra sociedad, las mujeres nos hemos introducido en el mercado laboral y hemos priorizado nuestra carrera profesional. Se retrasa la edad en que se decide formar una familia. La situación económica también hace que sea más difícil que los jóvenes se independicen de sus familias, de manera que hay muchas variables que dificultan el momento para plantearse la maternidad. Pero la biología no ha cambiado y las mujeres tenemos la edad de máxima fertilidad entre los 20 y los 35 años. A partir de aquí nos encontramos con dificultades. Hay que pensar que actualmente la edad media en que las mujeres tienen su primer hijo en nuestro medio supera los 31 años y esto de cara a la fertilidad no es bueno. El ovario es una glándula que sólo funciona durante unos años y se acaba. Muchas mujeres se dan cuenta de que, cuando quieren tener un hijo, cuando es el momento adecuado por cuestiones laborales, de pareja o de estabilidad personal, ya no es un buen momento para su reserva ovárica. Su ovario ya tiene pocos folículos disponibles y la calidad de éstos es mala.
La reacción inicial suele ser de incredulidad. Los estudios hormonales muchas veces nos confirman esta sospecha pero hasta que no se intenta una estimulación del ovario y vemos su respuesta, la calidad de los óvulos y de los embriones no podemos asegurar nada.
H.P.: ¿Crees que el estigma de culpar a la mujer por la falta de un embarazo ha pasado a la historia?
R.B.: Por suerte en la mayoría de culturas sí. Pero yo sigo detectando que muchas parejas dejan en manos de la mujer el tema de tener un hijo cuando parece que hay algún problema.
Nunca hay que olvidar que la esterilidad es un problema de pareja. En el estudio posterior de los dos podemos detectar la causa, o no. Hay muchas parejas que se etiquetan de esterilidad de origen desconocido, no sabemos cuál es la causa, pero depende de las dos partes.
Pero todavía hay un alto porcentaje de mujeres que vienen solas a la primera visita, a pedir información, aunque tengan una sospecha de un posible factor masculino. ¡Nunca viene un señor solo a informarse! Esto demuestra que en muchos casos la mujer es la responsable, la que asume el problema y la que busca una posible explicación y solución.
H.P.: Es habitual que nuestros pacientes muestren miedo e incertidumbre ante el diagnóstico y el tratamiento de RA: “¿Ahora qué pasará?”, “¿Qué haremos?”, “¿Podremos ser padres algún día?”. ¿Cómo intentas “tranquilizarles” cuando te transmiten estas inquietudes?
R.B.: Esto lo vemos en todas nuestras parejas. Cuando una pareja o una mujer vienen a nuestra consulta siempre llevan un tiempo de incertidumbre más o menos largo.
Para decir que una pareja es estéril clásicamente se dice que tienen que llevar un año de relaciones sexuales sin protección para plantearse estudios y tratamientos. Esto quiere decir que se empieza dejando los métodos anticonceptivos, con el tiempo se empieza a controlar los días fértiles y muchas parejas acaban teniendo relaciones sexuales en los días que “toca” para conseguir el embarazo. Hasta el momento en que se dan cuenta y asumen que pueden tener algún problema y deciden buscar información y ayuda.
Siempre es difícil de asumir, suelen tener mucha angustia y prisa, cuando han aceptado que hay un problema parece que hay prisa por resolverlo.
Depende mucho del carácter de cada persona, de la confianza de la pareja, de hasta qué punto ha afectado su relación y de los sentimientos de culpabilidad.
Casi todas las mujeres me preguntan si el estrés puede ser la causa de que no se queden embarazadas, siempre les comento que el estrés es un factor importante, que no sabemos hasta qué punto afecta ni cómo evitarlo, pero si fuese un factor determinante ninguna de nuestras pacientes se quedaría embarazada. Todas las parejas que van a un centro de reproducción es porque el tema les preocupa y como te comentaba antes desde hace bastante tiempo. Pero es indiscutible que muchas parejas estériles, cuando se relajan y dejan de preocuparse por el tema consiguen embarazos de formas espontánea. Incluso después de venir a visitarse, de informarse y empezar a poner medios para conseguirlo, sin hacer ningún tratamiento, nos llaman para decir que se han quedado embarazados. Cosa que a mí me hace muy feliz. La mente humana es muy complicada y desconocida, que te voy a contar…
Nunca podemos asegurar a nadie si lo vamos a conseguir o no sobre todo de entrada. No podemos ver el futuro y esto hay que dejarlo siempre muy claro. Pero hay factores como la edad de la mujer o las causas de la esterilidad que debemos informar desde el primer momento para hablar de porcentajes de éxito, ofrecer el mejor tratamiento a cada pareja y sobretodo intentar dar mucha confianza. Creo que es muy importante dar información, explicar bien como son los tratamientos, que se van a encontrar en el camino, y sobretodo individualizar los tratamientos, cada caso y cada pareja son distintos. Ofrecer nuestra disponibilidad y facilitar el contacto entre los pacientes y el médico también es importante y lo agradecen mucho.
H.P.: Cada vez acuden a consulta más mujeres sin pareja. Éstas previamente suelen haber pasado por un largo período de reflexión analizando los pros y los contras de una posible maternidad en solitario. ¿Cómo suelen mostrarse estas pacientes? ¿Cuáles son sus principales preocupaciones?
R.B.: Suelen ser mujeres con mucha ilusión por este proyecto, que llevan un largo periodo de reflexión.
Es cierto que es un proceso difícil, que representa asumir una gran responsabilidad, pero estas mujeres anteponen su deseo de ser madres a cualquier otro proyecto en su vida. Han decidido que quieren tener un hijo aunque no hayan encontrado (o no quieran encontrar) a la pareja ideal para ser el padre de su hijo/a, han decidido hacer un importante esfuerzo económico, muchas veces implica dejar de lado su evolución o mejora laboral durante un tiempo, etc.
Muchas veces no es fácil conseguirlo porque la mayoría de estas mujeres esperan a encontrar el momento adecuado (personal, familiar, económico, laboral) y cuando se deciden ya no están en edad de máxima fertilidad.
Su principal preocupación suele ser el donante, que pueden saber de él, es una persona sana, como será el bebé, como le explicará todo el proceso
Como sabes, yo misma decidí hace unos años tener a mi hijo en solitario y puedo decirte que es lo mejor que me ha pasado en la vida. El proceso no fue fácil por todo lo que te he comentado, pero estoy segura que creó un vínculo muy fuerte entre los dos que se mantiene. Actualmente tengo un niño de 9 años y es una experiencia maravillosa.
A veces pienso que, al haber pasado por todo este proceso, me pongo mucho más en la piel de las pacientes y entiendo muy bien lo que sienten. Vivo muy de cerca sus penas y sus alegrías.
H.P.: Por la relación de confianza médico-paciente, los ginecólogos os encontráis en una posición privilegiada a la hora de brindar apoyo emocional a nuestros pacientes. Pero a veces esta mínima intervención emocional no es suficiente y éstos pueden beneficiarse de recibir Psicoterapia. Aunque acudir al psicólogo está dejando de ser tabú en nuestra sociedad, los pacientes de infertilidad no siempre son conscientes de necesitar este tipo de ayuda. ¿Cómo sueles sugerirles que pidan una cita con la psicóloga? ¿Qué tipo de reacciones observas en ellos?
R.B.: Creo que la ayuda psicológica en todos estos procesos es imprescindible. En nuestro centro, por suerte, tenemos a una gran profesional disponible, con mucha empatía hacia los pacientes. Nosotros lo enfocamos como parte del tratamiento y lo ofrecemos a todas las pacientes e incluso lo aconsejamos. A veces hay que animar a las parejas a dejarse aconsejar y ayudar.
Estos tratamientos son complicados y requieren bastante tiempo por parte del médico para explicar el proceso, como administrar la medicación, informar del resultado de la ecografía, dudas y síntomas físicos. A veces caemos en el error de minimizar la parte emocional que es importantísima, pero es que como ginecólogos tenemos poca experiencia en tratar la parte emotiva y no disponemos de tanto tiempo en la consulta.
Se necesita una persona externa y experta que nos ayude a las dos partes.
Por mi parte quiero darte las gracias por todo lo que nos ayudas.
H.P.: Explícanos alguna experiencia vivida en la clínica que nunca olvidaras…
R.B.: Recuerdo con mucho cariño dos casos de pacientes que habíamos sido compañeros de colegio en la infancia. Nos reencontramos en la consulta, ellos me reconocieron enseguida después de tantos años y en los dos casos llegamos al objetivo de conseguir un embarazo.
También son curiosos los casos de parejas conocidas que consiguen el objetivo deseado. Son niños que vas viendo y siguiendo como crecen. A mí me encanta saber que pasa después!
H.P.: ¿Cómo ves el futuro de la Reproducción Asistida en nuestro país?
R.B.: A mí me encantaría llegar a ver avances en la utilización de células madre ováricas para la regeneración del ovario. Queda un largo camino por delante, pero parece apasionante poder ofrecer la posibilidad de embarazo en mujeres que sufren un fallo ovárico precoz o en mujeres mayores de 40 años en las que las posibilidades de obtener ovocitos propios son muy bajas. Creo que este es uno de los mayores retos de la medicina reproductiva actualmente.