Al final de ese día solicitamos una entrevista a la nueva Presidenta que, tras facilitarnos una copia de su Discurso de Investidura, nos emplazó para el próximo sábado 29 de octubre.
Ya en los preliminares de la entrevista le preguntamos sobre el trato que deberíamos darle, tras una leve sonrisa dijo: ¡Anna, simplemente Anna!
E.M.A.- Anna, ante todo nuestra felicitación por tu nombramiento e investidura.
Anna- Muchas gracias.
E.M.A.- Sabes que este blog es leído tanto por masones como por profanos, te pido que tus respuestas sean pensando en esos lectores no masones.
Anna- Adelante, lo intentaré, pero si me desvío un poquito… avísame.
E.M.A.- ¿Qué es el Gran Capítulo General de España?
Anna- Es un cuerpo masónico, inspirado por el Rito Francés, que ofrece a los Maestros Masones (hombres y mujeres) activos en logias de la Gran Logia Simbólica Española o en las logias en territorio español del Gran Oriente de Francia, la posibilidad de reunión y perfeccionamiento bajo nuevos parámetros.
E.M.A.- ¿Nuevos Parámetros?
Anna- Sí, a eso iba; los rituales de la masonería esencial, esa que es la más conocida, la simbolista, la universal, la común en todos los ritos, la de los Aprendices, Compañeros y Maestros, desarrolla su enseñanza a raíz de la interpretación de los símbolos; la masonería de los Grandes Capítulos Generales del Rito Francés lo hace a través de leyendas. Ello podría tener cierta similitud con el método académico de disciplinas que en un inicio exponen ideas, fórmulas y principios y en una segunda fase plantean y estudian casos prácticos; en resumen, podría entenderse como un complemento de una enseñanza básica a través de la casuística.
E.M.A.- ¿Puedo entender que los Grandes Capítulos Generales del Rito Francés son los que administran los Grados Superiores de este rito?
Anna- Permíteme una salvedad. Existe un error de nomenclatura, por cierto bastante frecuente, que es referirse a Grados Superiores o a Altos Grados en el Rito Francés. Este rito sólo reconoce, como grados propiamente dichos, los tres de la llamada Masonería Azul o Universal: Aprendiz, Compañero y Maestro; más allá de este tercer grado están los Órdenes de Sabiduría. Cualquier Maestro, en activo en una logia simbólica y que desee continuar en la vía iniciática, puede solicitar su Ingreso en los Grandes Capítulos Generales del Rito Francés… y si cumple con los requisitos reglamentarios, ingresará en el primero de “Los Órdenes de Sabiduría” que, como ves, son nombrados en género masculino dado que no son producto de una ordenación institucional, simplemente indican un sentido ordinal-numérico: Primer Orden, Segundo Orden, Tercer Orden y Cuarto Orden.
E.M.A.- ¡Interesante matiz!
Tres Grados seguidos por cuatro Órdenes, en el Rito Francés, otros ritos con 6, 7, 8, 9, 12, 33 ó 96 grados y cada grado con nombre propio, rituales, símbolos, leyendas, logias, reglamentos, obediencias, etc. … ¿es posible conocerlo todo?
Anna- Cada uno de nosotros tiene un cierto conocimiento global de toda esta mecánica, conocer todos sus detalles lo calificaría de imposible. La propia masonería ratifica el dicho de que “el mayor erudito en cualquier disciplina desconoce más de ella, que lo que conoce”. Lo importante es que cada cual se sienta cómodo, efectivo y compensado en el lugar de la masonería donde se encuentre -Obediencia, Logia, Rito, Grado-, y comprenda bien el lugar donde está, pues en ello está la base de la continuidad y del progreso personal y colectivo.
Y ahora permíteme una pequeña licencia que los lectores masones entenderán mejor: Cuando José Saramago recibió el Premio Nobel de Literatura, empezó su discurso de agradecimiento diciendo: “El hombre más sabio que he conocido en toda mi vida, no sabía ni leer ni escribir”, seguramente quien lo escuchó… sonrió, pero los masones, de cualquier Obediencia, Logia, Rito o Grado, lo hicimos con más motivo, porque esas palabras también contienen algo común que nos pertenece a todos, y que corrobora nuestra razón de ser… lo que nos une, nuestro principio y finalidad, estemos donde estemos...
Y para no ser malinterpretada dejo claro que desconozco si Saramago fue masón o no.
E.M.A.- Hemos hablado de Grados y Símbolos, de Órdenes de Sabiduría y Leyendas según la estructura del Rito Francés. Háblanos del porqué de este rito.
Anna- Imaginaba que algo así saldría en la entrevista, por ello he preparado unos pequeños apuntes para ser precisa y concreta en cuestión de fechas y hechos; permíteme sacar mi “libreta”.
E.M.A.- Adelante… ¡tienes la palabra!
Anna- Partiendo de la ya conocida primera confederación de logias, la de aquellas cuatro logias londinenses que se reunían en tabernas en 1717 bajo un ritual simbolista inspirado en los antiguos gremios de constructores, y cuya pretensión institucional no era otra que la de agrupar a las logias de la ciudad y sus alrededores. Sucedió que, en poco tiempo, esta asociación experimentó una inesperada y acelerada expansión, no sólo en Londres sino en toda Inglaterra así como en el continente al que había llegado en 1725. Esto junto con la lentitud de las comunicaciones en aquellos tiempos, fue creando un distanciamiento dentro de la organización, que alteró su uniformidad y cohesión inicial e influyó también en el rito que, si en un principio era homogéneo para todas las logias, fue sufriendo modificaciones y añadidos.
Por otra parte está el gran impacto causado por la teoría que el noble escocés Andrew Michael Ramsay, ferviente católico y masón, expuso en su famoso discurso de París en 1736. Según esta teoría, el origen de la Masonería se trasladaba a las Cruzadas con un supuesto intento de reconstruir el Templo de Salomón hecho por los Caballeros Templarios que, en su huída tras la derrota, habían llevado los secretos de la Orden a Escocia.
Todo ello dio inicio a un largo periodo de modificaciones, promovidas básicamente desde Francia, de las que citaré algunos ejemplos: En 1740, los masones, empezaron a portar espada; en 1742 la Biblia apareció, en algunas logias, junto a quien las presidía y ello quedó institucionalizado en 1760 cuando los miembros de cada logia pasaron de contraer “compromisos” a prestar “juramentos”; en 1765 los aspirantes a masón debían permanecer, antes de su admisión, en una “cámara de reflexión” junto a “elementos alquímicos”; en 1782 empezaron a aplicarse “purificaciones” simbólicas a los aspirantes, apareció un “ara” en las logias y el local de reunión cambió de nombre pasando de llamarse “logia” a “templo”; a finales del S. XVIII los masones dejaron de llamarse “masones aceptados” para denominarse “iniciados”, aunque el Gran Oriente de Francia no oficializó la Iniciación hasta 1826; y también ya entrado el S. XIX fue cuando se creó la dedicatoria al “Gran Arquitecto del Universo”.
En cuanto al rito, a los tres Grados Simbólicos iniciales basados en la construcción, se añadió una ristra de nuevos grados que algunos cifran en cerca de 200. Muy pocos de estos nuevos grados primaban el motivo constructor de la masonería, la mayoría se basaban en la religión, la milicia, la nobleza, la mística, el esoterismo, el ocultismo o la magia. Ante este desorden, hubo intentos sin éxito de racionalizar el rito.
En 1756 nace la Gran Logia de Francia, uno de sus primeros cometidos fue el de reordenar el rito y así, en 1758 presentó el que llamó “Rito de Perfección”. El resultado fue un rito de 25 grados, compuesto por los 3 simbólicos y 22 de los añadidos, que fue muy bien acogido por los masones franceses de la época. En 1761, el Rito de Perfección, fue presentado en logias de las colonias americanas repitiendo el éxito.
En 1773 el Gran Oriente de Francia sucedió a la Gran Logia. En uno de sus primeros comunicados informó a sus logias de que no admitía más grados que los tres simbólicos del rito inglés originario (Aprendiz, Compañero y Maestro). Ante quejas y dimisiones, el Gran Oriente rectificó mediante un segundo comunicado que daba libertad de práctica de rito a sus miembros y sentenciando al final: “La ley debe ser la voluntad de la mayoría”.
Desde 1783 y durante dos años, el Gran Oriente de Francia estuvo regularizando sus grados simbólicos con el fin de adaptarlos al ritual traído de Londres casi 60 años atrás; paralelamente creó la llamada “Cámara de los Grados” para revisar el resto de los que se practicaban en sus logias. En 1785 y 1786 ambas revisiones habían finalizado y la obediencia logró que sus rituales de los tres primeros grados fueran próximos a los que se habían utilizado en Francia inicialmente y, tras integrar al Gran Capítulo como organismo propio, obtuvo cuatro Órdenes Superiores ritualizados. En 1801 fueron editados los rituales de los Grados y de los Órdenes en dos tomos; en el titulado “Le Régulateur du Maçon” se exponían los tres grados simbólicos y en el llamado “Le Régulateur des Chevaliers Maçons” los cuatro Órdenes Superiores. A partir de entonces el rito retornó a sus orígenes. El que en su momento fue llamado Rito de los Modernos o Moderno junto al de los Órdenes Superiores, que tomaron el nombre de Órdenes de Sabiduría, integraron lo que se conoce como Rito Francés y éste pasó a ser el rito oficial del Gran Oriente de Francia.
E.M.A.- ¡Algo tortuoso el camino hacia el Rito Francés!
Anna- Hay un poquito más hasta llegar a hoy. ¿Recuerdas el Rito de Perfección… aquel de 25 grados que viajó a las colonias americanas?... pues este rito tuvo su viaje de retorno a Francia en 1804, pero con 8 grados más que se le habían añadido en las colonias; ya con 33 grados pasó a denominarse Rito Escocés Antiguo y Aceptado y en 1805 fue aceptado como propio por el Gran Oriente de Francia, donde muchos de sus miembros se sintieron atraídos por sus grados superiores al de Maestro. A partir de 1815 empezó a decaer el interés por los altos grados en general y el Gran Oriente decidió reunir a todos los practicados por sus miembros en un Gran Colegio de Ritos que, en 1826, se dividió en tantas secciones como ritos reconocía.
Los Órdenes de Sabiduría del Rito Francés fueron cayendo en desuso, llegando a tal extremo que en la década de los 60 del S. XIX ya muy pocos se acordaban de ellos. El Rito Francés había quedado relegado prácticamente a los grados simbólicos aunque pervivió algún capítulo aislado y, de vez en cuando, el Colegio de Ritos regularizaba a algunos hermanos en el Cuarto Orden.
En 1963 un grupo de masones estudiosos de la historia del Gran Oriente reactivaron los Órdenes de Sabiduría creando un Capitulo. Con el tiempo, y siguiendo este ejemplo, se crearon capítulos en distintos puntos de la geografía francesa. En 1994 ya eran 11 y dirigieron conjuntamente una petición de integración al Colegio de Ritos del Gran Oriente de Francia. En marzo de 1995 la Sección del Rito Francés del Colegio de Ritos se estableció como Gran Capítulo General del Rito Francés en el que se integraron dichos 11 capítulos. En 1999 se disolvió el Colegio de Ritos y cada una de las secciones que lo componían recobró su independencia, resurgiendo también el Quinto Orden con funciones de estudio de los rituales, conservación y administración.
Fue la Asamblea General del Gran Oriente de Francia de ese mismo año la que devolvió al Gran Capitulo General su capacidad para dirigirse y administrarse soberanamente… y así sigue hasta hoy. Y, precisamente hoy, se cumplen 6 años de la creación del Gran Capítulo General de España del Rito Francés por el Gran Capítulo General del Rito Francés del Gran Oriente de Francia, adquiriendo soberanía propia.
E.M.A.- Pues feliz cumpleaños y larga vida, porque la de los Órdenes de Sabiduría es una auténtica historia de supervivencia.
Anna- Muchas gracias… y sí, por su historia podría calificarse así.
E.M.A.- ¿En cuántos ritos masónicos has participado?
Anna- La Masonería Liberal Española, mayoritariamente trabaja en Rito Escocés Antiguo y Aceptado, le sigue el Rito Francés y, a partir de ellos, encontramos 3 ó 4 ritos más muy minoritarios. El Rito Escocés Antiguo y Aceptado fue el primero que se practicó en España tras la reimplantación de la Masonería en 1979, y durante 15 años fue prácticamente el único en este país, siendo esta la época en que se instituyeron bastantes logias.
Yo personalmente fui iniciada en la Gran Logia Simbólica Española, en una Logia que siempre ha trabajado en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, y durante 12 años permanecí en ella… y en ella fui elevada a Compañera y a Maestra. Durante mi época de Maestra visité otras logias de mi mismo rito pero también algunas que trabajaban en Rito Francés y una que lo hacía en Rito Menfis-Mizraim. Con el tiempo me identifiqué con el Rito Francés y participé en la creación de una logia que practica este rito en la modalidad más cercana al rito de fundación de la masonería y que, curiosamente, mantiene una total vigencia en el momento actual.
E.M.A.- ¿…te identificaste?
Anna- En esas visitas a las que me he referido, noté que el contexto simbólico del Rito Francés era coincidente con mi propia concepción de una sociedad más justa.
E.M.A.- ¿En que se basa esa identificación?
Anna- Por interpretación de los símbolos que la masonería recoge en sus rituales hallé los componentes que, a mi modo de entender, consideraba y sigo considerando imprescindibles para un positivo desarrollo personal, así como para el de la sociedad en la mejor de las evoluciones. En los rituales que fui conociendo siempre echaba en falta un símbolo directo de uno de los componentes de una sociedad avanzada: la Libertad absoluta de conciencia. Este símbolo lo encontré en “la Laicidad” que constituye la esencia del Rito Francés. Aunque la laicidad está presente de manera subliminal en la escala de valores de los masones, no conseguía encontrarla expresada en un único símbolo hasta que un día comprendí que enteramente el propio Rito Francés es ese símbolo, y ahí empezó mi identificación con él.
E.M.A.- ¿Cuáles son las particularidades del Rito Francés?
Anna- Todos los ritos en masonería son altamente simbolistas y persiguen el mismo fin, la mejora personal y relacional del ser humano, partiendo y a través de la idea “construcción”, de la que proviene su propio nombre, “masonería”; las palabras “mason” en inglés, “maçon” en francés e incluso en castellano tenemos la palabra “mazonero”, aunque en poco uso, y todas ellas significan lo mismo: albañil o constructor.
Lo que hace particulares a los ritos masónicos son los elementos que, con los años, se les han ido añadiendo, tanto en cuanto a grados como en simbolizaciones ajenas a las de la construcción y que generalmente tienen su origen en conceptos de la metafísica.
El Rito Francés, como ya he explicado anteriormente, es un retorno a aquel rito inicial del primer tercio del S.XVIII el puramente simbólico-constructivo… sin añadidos, sin alegorías religiosas, ni místicas, ni esotéricas, ni ocultistas; no obstante, esto no quita para que masones que practican este rito mantengan la espiritualidad que ellas contienen… es por ello que todo el Rito Francés en su conjunto es un ejemplo de “Laicidad”.
El valor humanista está siempre presente en este rito. Su libro patrón no tiene condición de sagrado, es de origen humano pues recoge todas aquellas leyes que se ha dado el hombre para potenciar la Igualdad y la Libertad; ese Libro contiene la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 por ser el elemento precursor de todas las Declaraciones Universales y es, en este sentido, que el Rito Francés hace de este texto un símbolo de todas ellas.
Los guiones de los rituales del Rito Francés parten de la Razón, están dedicados al Progreso de la Humanidad y en ningún momento sobrepasan el límite de la comprensión humana.
En los dos cuerpos masónicos que integran este rito (Logias Simbólicas y Órdenes de Sabiduría) todo se decide por consenso o por mayoría; no está contemplado el voto de calidad y nadie, ya sea individualmente o en grupo, independientemente del lugar que ocupe, puede imponer una decisión tomada por una minoría; todos los cargos -yo prefiero llamarlos oficios- que se desempeñan son temporales, tienen fecha de caducidad, y ninguno de ellos, ni de manera honorífica, puede transformarse en perpetuo o vitalicio.
… y podría seguir, pero concluiré diciendo que el Rito Francés es eminentemente laico, humanista, positivista y democrático… y que a mi modo de ver, aunque reproduce el viejo ritual creado hace tres siglos,… es totalmente actual ante las vicisitudes del XXI, en el que nuevos conocimientos científicos, técnicos, políticos, sociales… son de constante aparición.
E.M.A.- Llegar a la meta, a ese Cuarto Orden, ¿es difícil?
Anna- Lo desconozco en los otros ritos, pero el Rito Francés no considera meta alguna, aunque puede existir algo parecido, porque los grados de Aprendiz y Compañero son preparación para la Maestría y es en ella cuando el masón alcanza la plenitud de derechos que se condensan en la posibilidad de ocupar cargos en su Logia así como en la Obediencia, incluso el de presidirlas; también esta plenitud de derechos confiere la capacidad para solicitar el ingreso en el Primer Orden de Sabiduría.
E.M.A.- Permíteme cambiar la pregunta, ¿es difícil llegar al grado de Maestro?
Anna- Aparte de la famosa premisa de que “para ingresar en Masonería es preciso ser persona libre y de buenas costumbres” también en las entrevistas previas al posible ingreso buscamos constatar que quien lo solicita, posea un cierto nivel de conocimiento sobre la Masonería, con la finalidad de que quien ingresa pueda sentirse cómodo, y tenga posibilidades de progresar en ella y alcanzar la Maestría. Reconozco que en alguna ocasión, muy pocas, hemos cometido algún error al valorar el mencionado “nivel de conocimiento” del solicitante; la consecuencia de ello acostumbra a ser la misma… y es que, al poco tiempo del ingreso, se produce el abandono.
Alcanzar el grado de Maestro, es básicamente cuestión de constancia.
E.M.A.- ¿Cómo llega un Maestro Masón a los Órdenes de Sabiduría?
Anna- Es muy fácil… solicitándolo.
E.M.A.- ¿Podría ser rechazado un solicitante?
Anna- El Gran Capítulo General de España del Rito Francés es el único organismo cualificado para responder a las solicitudes de ingreso en los Órdenes de Sabiduría, y lo único que tendrá en cuenta para admitir a cualquier Maestro en el primer orden, es que exista una solicitud personal de ingreso, que se encuentre en activo en una logia perteneciente a la Gran Logia Simbólica Española o en una logia del Gran Oriente de Francia con sede en España, por causa de los acuerdos con estas obediencias; por otra parte también exigirá un mínimo de antigüedad en el grado de Maestro según exige su reglamento. Cumpliendo con estas premisas no existe posibilidad de rechazo.
E.M.A.- Anna, te agradecemos todas estas explicaciones que permiten conocer mejor al Rito Francés… y te pido que, si lo deseas, formules a modo de epílogo el final de esta entrevista.
Anna- Ha sido un placer, gracias… y si… quiero añadir algo:
Todo el conocimiento masónico y su praxis se encuentran en los tres grados simbólicos -Aprendiz, Compañero y Maestro-, no se es más ni mejor masón por el hecho de haber ingresado en los Órdenes de Sabiduría del Rito Francés. Ello es algo que se realiza por propia voluntad con el interés de revivir la aventura iniciática enriquecida con nuevos elementos y desde una nueva perspectiva. No se trata de una masonería superior sino de una masonería de profundización. Además los Capítulos permiten ir más allá de la consanguineidad de las logias al reunir a masones de logias diversas, de ritos diferentes y con itinerarios muy distintos.
Para finalizar quisiera remarcar lo que, a mi juicio, constituye la esencia del Rito Francés, la Libertad absoluta de conciencia, que resalta la autonomía del ser humano ante y respecto a lo divino como único modo de concebir el futuro del Hombre y de la Humanidad.
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Discurso de la M.·. I.·. Hna.·. Anna Garcia tras ser investida Muy Sabio y Perfecto Gran Venerable (Presidenta de Gran Capítulo General de España del Rito Francés)
Dignidades en el Oriente, Maestras y Maestros Elegidos
Quiero que mis primeras palabras como Presidenta del GCGE-RF.·. sean de elogio y reconocimiento hacia aquellos que me han precedido en el Oficio que hoy asumo, los M.·.II.·.HH.·. Manel Mor y Jordi Farrerons. Reconocimiento por la labor realizada en el impulso y creación del GCGE.·., aquel 29 de octubre del 2010 del que justo dentro de una semana se cumplirá el sexto aniversario, y por su experiencia y buen hacer demostrados a lo largo de ese tiempo. Asimismo quiero mostrar mi reconocimiento a los representantes de las Potencias masónicas que hoy nos acompañan en el Oriente, por su presencia entre nosotros y su apoyo a lo largo de estos años.
A la GLSE.·., con la que mantenemos muy buenas relaciones y con la que nos unen múltiples e intensos vínculos, pues no en vano algo más de la mitad de los miembros de nuestro Gran Capítulo trabajamos en su seno en las logias azules. Hoy está aquí representada por su Serenísima Gran Maestra, la Q.·. Hna.· Nieves Bayo, a quien acompañan los QQ.·.HH.·. Lluïsa Bertran, Gran Secretaria, y Genís Carbó, Gran Consejero.
Al GCG-RF.·. del GODF.·.. De él recibimos nuestra Patente y nos trajo la Luz el día que Levantamos Columnas. Desde entonces ha estado siempre a nuestro lado ayudándonos y asistiéndonos con sus consejos. Hoy está representado por los M.·.I.·.HH.·. Jorge de Portugal, Gran Secretario de Asuntos Exteriores, Richard Puigsegur, Gran Tesorero y Jean Xech, Gran Canciller del Vº Orden. Al GCG-RF.·. del GOL.·.. Con él nos unen fuertes lazos de fraternidad que se ven nuevamente reforzados en el día de hoy. Está representado por su Gran Tesorero, el M.·.I.·.H.·. Peter Voglaere. Estamos a punto de cerrar los trabajos de nuestro Congreso que, cada dos años, reúne a los obreros de nuestras canteras para compartir el fruto del trabajo realizado durante este período. A los miembros de la Cámara de Administración, a los Diputados de cada Sob.·.Cap.·., a los Elegidos que los integran... A todos, especialmente a aquellos que venís de lejos, quiero haceros llegar mi felicitación por el esfuerzo realizado y por vuestras aportaciones. Ocupar este sitial es un gran honor y, a la vez, una gran responsabilidad. Responsabilidad que asumo por la confianza que los miembros de los Soberanos Capítulos habéis depositado en mí. Al recoger el testigo de manos de mi antecesor, he hecho míos los compromisos adquiridos por los que me han precedido en el oficio. Especialmente los que conciernen al Rito, recogidos en la Carta Patente y la Carta de Lisboa, los adquiridos en el Comité Ramsay y los que se recogen en los convenios firmados con otras Potencias masónicas como el GCGE-RF.·. del GODF.·., la GLSE.·., el GCG-RF.·. del GOL.·. y el GCG-RF.·. de la GL.·. de Marruecos. A lo largo de los trabajos del Congreso hemos podido constatar que el balance de lo realizado durante estos dos últimos años es positivo en todos los aspectos: hemos conseguido crecer en número, avanzar en la consolidación de los SSob.·. CCap.·. e implicarnos en la tarea de defender en el mundo profano los Principios Fundamentales del Rito Francés recogidos en la Carta de Lisboa. Tarea que compartimos con los otros GG.·. CCap.·. junto a los que trabajamos en el Comité Ramsay. Hemos sido capaces de sortear con éxito los obstáculos y las dificultades que se han atravesado en nuestro camino, teniendo siempre presente que nuestra meta es la Unión de lo disperso, nuestra guía es la Razón y nuestras herramientas de trabajo las que el Método masónico pone a nuestro alcance. Somos aún un pequeño Gran Capítulo que va creciendo y consolidándose sin prisas y sin estridencias. Somos conscientes de las limitaciones que nos impone nuestro entorno, un entorno en el que el Rito Francés, del que este año conmemoramos el tricentenario, tiene una presencia muy minoritaria tanto en las logias azules como en los itinerarios masónicos más allá del grado de Maestro. Somos también un Gran Capítulo General peculiar. Nuestra independencia de cualquier Obediencia Masónica, a la vez que nuestra especial y fraternal vinculación con las Obediencias del Espacio Masónico de España, especialmente con la GLSE.·. y el GODF.·., nos concede singularidad y el valor añadido de enriquecernos mutuamente, más allá del debate filosófico-humanista, desde diferentes vivencias masónicas y modos de enfocar la proyección de nuestros Principios en la Sociedad. Es mediante la puesta en práctica de los Principios que constituyen la esencia del Rito Francés, presididos por la díada que constituyen la Libertad Absoluta de Conciencia y la Laicidad, que fomentaremos la lucha contra la Intransigencia y el Fanatismo, favoreciendo el Diálogo, el Respeto a la diferencia, la Tolerancia y la Fraternidad. De cada uno de nosotros depende, de nuestro trabajo interior, de nuestra manera de actuar, que logremos transmitir al resto de HH.·. y a la Sociedad estos valores que nos caracterizan para, de este modo, ir avanzando en hacer realidad la utopía en la que creemos. Queda aún mucha tarea por hacer y esta es nuestra razón de ser como masones, el motivo por el que estamos aquí. Lo importante no es ni cuántos somos, ni qué mandiles o collares lucimos, ni cuántas veces aparecemos en los medios de comunicación; lo importante es que mantengamos la ilusión y la voluntad de perfeccionamiento personal para contribuir, de esta manera, al Progreso de la Humanidad. Para terminar, quiero hacer mías unas palabras que leí recientemente en una publicación bien conocida por todos nosotros, El Masón Aprendiz. Están firmadas por el Hermano José Marcos y, aunque él las dedicó a los nuevos Iniciados, creo que debemos tenerlas bien presentes todos y cada uno de los que, movidos por nuestro afán de conocimiento y perfeccionamiento, hemos llegado más allá del Tercer Grado.Llegar a Maestro no es meta, simplemente es destino de quien haya comprendido lo que en verdad cuenta. Y si llega algo más, recíbelo con recato y guárdalo en tu adentro. Porque príncipes y hadas, son verdad sólo en los cuentos.
Y, por último, parafraseando al M.·.I.·. y Q.·. H.·. Jordi en esta misma situación, dos años atrás:
¡Larga vida y Prosperidad al Gran Capítulo General de España del Rito Francés!
He dicho, Anna Garcia
En los VV.·. de Barcelona, a 22 de octubre del 6016 V.·.L.·.