Imagen: lecturalia
Marcelo Luján nace en Buenos Aires en 1973. Lleva en Madrid desde 2001 donde ha trabajado como periodista y traductor. Parte de su obra ha sido seleccionada para campañas de fomento de la lectura y traducida a varios idiomas. En su haber se encuentran premios como el Santa Cruz de Tenerife, Ciudad Alcalá de Narrativa, Kutxa Ciudad de San Sebastián de Cuento en Castellano y Ciudad de Getafe de novela negra, así como la Segunda Mención en el Premio Clarín de Novela 2005.
- No es la primera vez que te centras en entornos reducidos en tus novelas, frente a otros autores que buscan las grandes urbes, junglas de personas. Y esta vez incluso más, ¿por qué experimentar con el mal dentro de la propia familia?
- Porque si el mal puede anidar en un entorno tan encriptado como es la familia, puede hacerlo en cualquier sitio. Y si puede hacerlo en cualquier sitio significa que todos estamos expuestos a él. Expuestos de un modo directo, quiero decir. Esta idea es inquietante y perturbadora: la familia, el núcleo más privado de nuestra existencia, la llamada primera institución, puede ser, también nuestro espacio de destrucción. ¿Dónde podríamos cobijarnos entonces?
- Uno de los personajes que más me han impactado es Mabel, portadora de secretos, ¿crees que las familias marcadas por secretos son más oscuras?
- Sí. Y creo, además. que la oscuridad de los secretos atenta contra el bienestar de las personas, incluso de su entorno (incluso sin saberlo). Porque Mabel sabe que nunca podrá librarse de su pasado, del punto tenebroso que vive en ese pasado suyo. Eso lo sabe, lo que no sabe es cómo interactuará ello en su presente. Puede ser que Subsuelo sea una novela sobre eso: sobre cómo el pasado modifica radical e inesperadamente las acciones del presente.
- Me ha llamado mucho la atención, y lo diré sin descubrir ese punto de la trama, cómo conviertes un acto que hubiera sido hermoso, en algo crucial, casi una puerta a la oscuridad, ¿todos los actos son susceptibles de volverse en nuestra contra?
- Por supuesto que todos los actos que realizamos pueden volverse en nuestra contra. Sin embargo, lo que hace Mabel en esa noche envenenada, en ese momento crucial de la historia, es un ejercicio de lucidez: decide, en un segundo, salvar el futuro de su hija sin importarle las consecuencias. Desde luego que es clave, para ello (otra vez), su pasado. Mabel es una mujer fuerte, cuya valentía la rescata de cualquier duda. No olvidemos que Mabel sabe muchas cosas pero sobre todo sabe que a nadie le importa dónde aparecen los muertos.
- Las hormigas son un símbolo constante en la novela, de hecho creo que tras leerte, no me gustan ni pizca. ?Puedes explicar un poco el simbolismo que les otorgas?
- Las hormigas de Subsuelo son, a todos los efectos, una suerte de oráculo que aparece antes de la desgracia. Como en las tragedias griegas en donde siempre existe una voz que advierte al héroe del mal, una voz extraña y misteriosa que desea impedir lo que nadie quiere que suceda nunca. Son una metáfora y son, también, la representación más fiel de lo que se mueve debajo de la realidad, del trabajo subterráneo que tarde o temprano emerge y acaba por imponerse.
- La novela tiene un ritmo constante que no flaquea en ningún momento. A veces, incluso, la imagen que proyectas se convierte en algo estático frente a la anticipación del narrador, ¿por qué elegiste esa forma de narración?
- En Subsuelo tomé varias decisiones narrativas importantes que determinaron (como muy pocas veces en cualquiera de mis otros libros) el ritmo, la forma, el tono y el estilo. Y no lo hice por motivos estilísticos u ornamentales. Lo hice porque consideré que era el único modo (o el mejor modo) de poder contar esa historia. Porque contar bien la historia que tenemos en la cabeza debe ser siempre lo más importante para un autor. Comunicarla del mejor modo, quiero decir. Y Subsuelo no sólo tiene pocos personajes sino que ocurre, además, en un entorno muy cerrado, sin interacción apenas con el resto del mundo. La figura excluyente de este particular narrador era clave para el desarrollo de la historia, y para la buena conexión entre texto y lector.
- ¿Cuánto tiempo se tarda en escribir una novela tan pulida como Subsuelo?
- No quiero ni pensarlo... Me costó muchísimo esfuerzo escribir ciertos pasajes del libro (por aquello de la forma narrativa, de la punción constante del narrador). Tal vez un año, no lo sé.
- Las etiquetas siempre se quedan cortas, tú escribes novela negra sin necesidad de que haya policías o investigadores de por medio, ¿cómo calificarías Subsuelo?
- Subsuelo es una novela muy negra pero poco policial. En cualquier caso, una novela negra debe ser, primero y ante todo, una novela.
- Las pasiones oscuras y el sexo son protagonistas también de tu historia, ¿por qué el sexo?
- Porque los mellizos son adolescentes (con las hormonas disparadas, claro está), y porque el sexo siempre es un motor en los seres humanos. Aún así, no es un elemento determinante en esta historia. Tal vez cobre relevancia (en esta historia) el hecho de que el sexo funcione perfectamente como una herramienta de dominación, de posesión, de poder sobre el otro. Es la variable de humillación, a través del sexo, la que juega sus cartas aquí: lo prohibido y lo oscuro, dentro de ese todo sexual.
- ¿Tienes ya alguna historia rondándote la cabeza?
- Siempre
- Y, finalmente, la pregunta obligada en este lugar. Me gustaría saber qué estás leyendo en este momento.
- Terminé en estos días una muy buena novela de Esteban Castromán titulada El Alud, y empecé otra de Diego Ameixeiras: Matarte lentamente. Entre tanto sigo con los cuentos de Aixa De la Cruz: Modelos animales.
Tengo que darle las gracias a Marcelo Luján por acercarse a este espacio y también a todos vosotros que os pasáis habitualmente por aquí.
Bibliografía:
- Subsuelo
- Moravia
- La mala espera
- El desvío
- Flores para Irene
- En algún cielo