Martin Provost nació en Brest en 1959. Comenzó su carrera muy joven como actor tanto de teatro como de cine. A principios de los años ochenta organizó su primera obra de teatro, Le voyage immobile, estrenado en el teatro de Ivry. Entonces se incorporó a la Comédie Française de la cual llegó a ser miembro. Luego dejó de actuar para dedicarse completamente a escribir y a producir. Tras dirigir un par de cortometrajes, a finales de los 90 debutó con "Tortilla y Cinema" y desde entonces no ha parado de triunfar. Por ejemplo, en 2008 "Séraphine" cosechó tanto el aplauso de la crítica como un gran éxito comercial. Atrajo a casi 850,000 aficionados del cine y recibió siete premios César, entre los cuales se incluyen los de mejor guión original y mejor actriz para Yolande Moreau.
Ahora, en este año 2018, ha conseguido algo insólito, reunir por primera vez a Catherine Frot y Catherine Deneuve en una película. Titulada "Dos mujeres", nos relata la historia de Claire, una matrona que adora su trabajo, por lo que su vida se complica ante el inminente cierre de la sección de maternidad en la que trabaja. Como si no fuera suficiente, todo se enreda más con el regreso de Beatrice, una mujer caprichosa que era amante de su difunto padre y a la que no veía desde hacía cuarenta años.
Provost nos habla en profundidad de su última película, que se ha estrenado en nuestras carteleras el pasado viernes 3 de agosto, a través de una entrevista que nos ha proporcionado la distribuidora A Contracorriente Films.
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¿De dónde salió la idea de contar la historia de una comadrona?
Yo mismo fui salvado cuando nací por una comadrona. Me dio su sangre y así logró que yo viviera. Lo hizo con una discreción increíble y con gran humildad. Cuando mi madre me contó la verdad sobre mi nacimiento, hace un poco más de dos años, inmediatamente fui a buscarla, sin saber ni siquiera su nombre. Los archivos del hospital donde nací se destruyen cada veinte años, por lo que no había rastro documental. Mi madre recordaba que no estaba en la flor de la juventud. Por lo tanto llegué a la conclusión de que debía estar muerta.
Es por ello que decidí rendirle un homenaje, a mi manera, dedicándole esta película a ella y a través de ella, a todas aquellas mujeres que trabajan en la sombra, dedicando sus vidas a otros, sin esperar nada a cambio.
La cosa más extraordinaria consiste en que necesité una partida de nacimiento literal (no la copia habitual) hace unos meses, para mi matrimonio. Acababa de terminar prácticamente el montaje de la película y para mi asombro descubrí que había sido esa comadrona, y no mi padre, quien había declarado mi nacimiento en el ayuntamiento. No sólo había pasado toda la noche conmigo, y me había salvado, sino que también era la persona que había ido a declarar mi nacimiento, como para dar fe de que estaba vivo y bien. Creo que esto es un gesto hermoso, y repito su nombre, Yvonne André, sin parar. Le debo mucho.
No obstante, Dos mujeres no es una película autobiográfica. No quise contar mi historia, porque eso era solo un pretexto para ir más allá, para estar mejor informado sobre una profesión que siempre me ha fascinado. Por lo tanto, al principio me entrevisté con bastantes comadronas, para entender cabalmente lo que había pasado durante la noche de mi nacimiento, y es a partir de sus respuestas que la historia de Claire gradualmente surgió. Quise retratar a una comadrona en contacto con la realidad de su tiempo y también a una mujer en un momento decisivo en su vida.
Claire es tanto un carácter complejo como inflexible...
Es una mujer comprometida que vive para los otros. Tiene principios y valores que se niega a abandonar, cosa que la honra. Profesionalmente, no acepta lo que la sociedad quiere imponerle. La pequeña sala de partos donde siempre ha trabajado está a punto de ser cerrada para dar paso a una ‘fábrica de bebés’, estos establecimientos, cuyo número va en aumento, donde el rendimiento se considera más importante que el cuidado humano. Claire rechaza el trabajo que le ofrecen, rechaza esta manera de adaptarse a la novedad. Esto es quién es ella. Una mujer con una gran integridad que sabe lo que vale su experiencia. El dinero no es su prioridad, aunque si es cierto que el desempleo es motivo de preocupación. Prefiere vender su piso antes que contribuir a la política de establecer objetivos.
Actúa con la misma convicción en su vida personal: su hijo se ha ido de casa, no tiene compañero, pero sigue en pie, casi tozuda.
La irrupción de Béatrice en su vida lo cambiará todo.
Béatrice es algo totalmente opuesto a Claire, hasta el punto de que no resulta difícil recordar la fábula de 'La Fontaine' sobre la hormiga y la cigarra cuando los vemos juntas. ¿Es intencional esta referencia?
Sí. Asumo esta referencia íntegramente. Para mí, esta película es una fábula, pero más suave que la de La Fontaine, que encuentro aterradora. La mía es una fábula en la cual trato de decir que estamos todos sometidos al deber de ser un poco tanto la hormiga como la cigarra. Hay una oposición fundamental entre Claire y Béatrice, pero poco a poco este contraste se convierte en una fuente de complementariedad, surge la reciprocidad, aparece la sabiduría. El conflicto me da miedo y sin embargo, no siempre se puede evitar; también hay que reconocer que permite que nosotros apreciemos nuestras diferencias. Es lo que les va a ocurrir a las dos mujeres. Claire lleva una vida que está excesivamente en la sombra y Béatrice regresa para traer algo de luz en su mundo. Y para Béatrice, que siempre ha vivido como un espíritu libre, es quizás la oportunidad de llegar a comprender mejor su propia vida, detenerse finalmente y apreciar que sin los otros, no somos nada.
En este sentido, la película suscita la pregunta: ¿qué es la libertad?
Exactamente. Para mí, la libertad es un concepto que a menudo cuestiono. La libertad no reside en la ausencia de límites o reglas, que es lo que Béatrice parece pensar. La enfermedad que la golpea minará su estilo de vida y su forma de pensar. Lo que llama 'la libertad' siempre ha sido algo parecida a una forma de fuga, pero de repente ya no la puede conseguir, necesita a Claire, es frágil. Claire, que encarna todo aquello que Béatrice siempre ha rechazado, ya que ésta ha decidido tomarse la vida a la ligera, hasta llegar a la superficialidad, es la persona que al final siente compasión extrema por los seres humanos impotentes y vulnerables. No puede haber nada más vulnerable que un bebé que acaba de nacer o una persona mayor que va a morir.
Béatrice, una mujer pero también una niña, encantadora, maravillosa y graciosa, cruel a través de su informalidad, finalmente se da cuenta de que se ha convertido en una prisionera. Es muy tarde, pero todavía tiene una oportunidad. Conseguir que el recuerdo que Claire tenga de ella sea bueno. Al igual que los muertos viven en nosotros, siguen viviendo en las mentes de aquellos a quienes amaron y de aquellos que los amaron. Para Béatrice, esa es la última libertad posible. Una de las cosas peores en el mundo es morir solo, con nadie que nos sostenga la mano.
"Dos mujeres" también es una historia de transmisión y de transformación...
Las dos mujeres llenan el vacío de la otra. Claire descubre de nuevo a su segunda madre, la que eligió mucho antes, en los tiempos en los que se convertía en una jovencita. Béatrice, en cambio, descubre a la hija que nunca tuvo.
Esta relación es lo que está en el corazón de la historia. Además, Béatrice no duda en presentar a Claire como su hija a los doctores que la tratan y por lo tanto Claire, contra las cuerdas, acepta. Y cuando Béatrice ya no tiene ningún lugar al que ir, es Claire la que le abre la puerta de su pequeño piso y de su vida. A partir de ese momento el piso de dos habitaciones se convierte en el escenario donde toda esa vida que no había sido permitida se va a desarrollar: será la posibilidad de recuperar el tiempo perdido, de hacer la paz.
Juntas le devuelven la vida al hombre al que ambas han adorado, cada uno a su propio manera. Para Claire, un padre que desapareció demasiado de repente y demasiado pronto y para Béatrice, el único verdadero amor de su vida. Para superar el pasado debe aceptar el futuro, el principio de una nueva vida para Claire, un final más tranquilo para Béatrice.
Esto es la primera vez que Catherine Frot y Catherine Deneuve se han encontrado en pantalla. ¿Cómo imaginó que iba a funcionar ese encuentro?
Un éxito evidente. Escribí esta película para ellas dos y para Olivier Gourmet. Había pedido ya que Catherine Frot interpretase el papel de Simone de Beauvoir en Violette pero declinó la oferta. Volvió a mí después de haber visto la película para decirme que lo lamentaba. Su sinceridad me emocionó, y la tuve en cuenta. Cuando la película empezó a cobrar forma, la vi perfectamente, inclinándose sobre mi con su blusa rosada, como si me trajese al mundo. A partir de entonces todo empezó a encajar. ¿Quién, aparte de Catherine Deneuve, podría dar vida a Béatrice? Su mera existencia me hace feliz. Parece estar por encima del bien y del mal.
En lo relativo a Olivier Gourmet hay que tener presente que ya había trabajado con él en Violette y estaba seguro de que él y Catherine Frot iban a ser una pareja perfecta. Todos teníamos muchas ganas de volver a trabajar juntos otra vez. De este modo, escribí el guión con los tres presentes. Vengo del teatro y es importante para mí visualizar a los actores que interpretarán los papeles que escribo. Tengo que oir sus voces. Es casi como hacer un traje a medida. Mi única preocupación era que dijesen que no. Pero allí otra vez todo se desarrolló de manera positiva.
La película era sólo una idea en mi cabeza cuando me invitaron a un festival en Praga. Me encontré con Catherine Frot en la calle. Estaba filmando "Marguerite". Hablamos. Le dije que pensaba en ella a menudo. Al día siguiente, como si el destino lo hubiese planificado, me encontré a Olivier Delbosc, también en Praga, ya que era el productor de "Marguerite". Le hablé sobre mi idea de una película sobre una comadrona, y me dijo: “¡Vaya, qué casualidad, mi padre es un obstetra. (1) ¡Quiero participar en el proyecto!” No había leído ni una palabra.
Desde aquel día realmente tuve la sensación de que el destino había estado trabajando.
¿Cómo resultó trabajar con ellos?
Me reuní con Catherine Deneuve casi al mismo tiempo que había visto Catherine Frot, con pocos días de diferencia.
Catherine Frot dijo sí primero, desde el principio. Estaba preocupada. Claire hace referencia a algo que pasa en su propia vida, algo que casi pertenece al pasado. Claire por lo tanto llegó en el momento adecuado, como si cerrara una cuadratura. Nos comprendimos el uno al otro muy rápidamente; ella también viene del teatro, compartimos la misma pasión por el texto, por aquellos aspectos que siempre se esconden en las sombras. Me recuerda a aquellas actrices inglesas que son capaces de todo, tanto en el teatro como en el cine.
Catherine Deneuve pidió una reunión conmigo. Estaba hecho un manojo de nervios; temblaba al pensar que si ella decía que no la película estaría condenada al fracaso. No obstante, también ella dijo que sí, y lo dijo tranquilamente durante la conversación, como si nada. Sé que detectó mi preocupación y que quiso tranquilizarme discretamente. Sentí que yo me moría de gratitud y de alivio.
Olivier Gourmet me llamó para decirme que no podía rechazar una historia como esa. Sabía que dejaría encantadas a mis dos Catherines; tiene una gran profundidad como actor, una asombrosa capacidad. Es un placer poder contemplarlo cuando trabaja.
El reparto en una película es casi más importante que la técnica.
Después, hice lecturas con cada uno de ellos, luego con ellos juntos. Catherine Frot es muy estructurada, debe tenerlo todo claro en la cabeza, mientras que Catherine Deneuve parece un equilibrista, vive en el momento, la verdad del momento.
Estábamos en el corazón de la historia, y también tuve que soltar el control un poco, como Claire, si no quería correr el riesgo de controlarlo todo. Aprendí mucha haciendo esta película.
Eligió a Quentin Dolmaire, descubierto en Tres recuerdos de mi juventud, de Arnaud Desplechin, para hacer el papel del hijo de Claire. ¿Por qué?
Me vino a la cabeza en una conversación que tuve con Catherine Deneuve. Hablábamos de la película de Arnaud Desplechin que me había gustado mucho y del trabajo excelente de Quentin Dolmaire, que me recordaba a un Jean-Louis Trintignant joven, con esta voz extraña y una vocabulario también extraño. Buscaba una presencia distinta, como un campeón de natación para el papel: Quentin es bastante delgado y atlético. Catherine Deneuve realmente me empujó, para ella, lo más importante era que yo quería que fuese él. Y es verdad: quería que fuese él. Aunque Quentin no era lo que tenía en la cabeza para el personaje, sí podía convertirse en el personaje. Y lo consiguió.
Catherine Frot participa en nacimientos reales en la película. ¿Este nivel de autenticidad en términos de interpretación era algo indispensable?
Sí. Olivier Delbosc y yo convinimos en un punto: en las películas, demasiado a menudo, los bebés recién nacidos son enormes y se ven demasiado sanos, lo que resulta muy poco realista. Quise filmar la vida real, la vida misma, por la que hemos pasado todos: no quería una versión diluida.
Para hacerlo tuvimos que filmar estas escenas en Bélgica porque la ley francesa prohíbe el rodaje de bebés de menos de tres meses. Fue un trabajo largo y complejo: tuvimos que encontrar a mujeres que se acababan de quedar embarazadas y que aceptasen que se filmase el parto, que iba a ser seis meses más tarde, y también tuvimos que encontrar las salas de partos en las que nos pudiesen autorizar el rodaje.
Catherine Frot se sometió a una formación. Asistió a nacimientos antes del rodaje, participó en estos nacimientos. La relación entre nosotros y las futuras madres, y también con sus maridos, al final no supuso ningún esfuerzo, resultaron ser de una gran naturalidad. Y la suerte estaba de nuestro lado. Al final, fuimos capaces de filmar seis alumbramientos en directo. Había sólo un pequeño equipo: Catherine Frot, el técnico de sonido y el microfonista. Yo estaba en el cuarto de al lado, detrás de la pantalla con el guión en la mano.
Nunca he llorado con tanta intensidad como cuando Catherine Frot consigue traer a su primer bebé al mundo.
También decidió ser muy realista en su rodaje de las salas de juego ilegales donde Béatrice se gana la vida con las cartas...
Sabía a través de conocidos cercanos que todavía había sitios en París donde se juega lo que se llama “La Marseillaise”, (juego de naipes inventado en los calabozos de Marsella); es totalmente ilegal. Es un juego de cartas relativamente simple que implica hacer apuestas grandes tanto ante los otros jugadores como ante los espectadores que asisten al juego. Claramente se usa para el blanqueo de dinero. Reconstruimos las salas de juego y la policía judicial nos presentó jugadores auténticos que le enseñaron a Catherine Deneuve a jugar. Recuerdo que la llamaban 'señora Catherine' y les resultaba muy difícil, aunque al final lo consiguieron, llamarla ‘Béatrice’. Tienen la pinta de los personajes y lo interpretan muy bien.
Dos mujeres es una comedia dramática verdadera que genera lágrimas y risas. Después de sus tres últimas películas, que eran claramente dramas, ¿sintió la necesidad de introducir algo de ligereza en su cine?
En primer lugar, a diferencia de mis otras películas, escribí el guión solo. Me vi forzado a sumergirme en mi propio universo, que es quizás más caprichoso de lo que me gusta confesar. Quizás Oú va la nuit y Violette están relacionadas con áreas de oscuridad y dolor que he explorado suficientemente. En realidad, creo que Dos mujeres está relacionada con quién realmente soy yo. Soy al mismo tiempo alegre y dado a la desesperación.
La música también tiene un lugar importante en la película en el sentido que le confiere una dimensión románica a la narrativa...
Quería hacer una película de aire románico, a pesar de que tenía que estar en sintonía con la realidad. Le pedí a Grégoire Hetzel, cuyo trabajo con Arnaud Desplechin siempre me había gustado, crear una melodía simple, melancólica, algo que sonase como las notas de una cajita de música con la que uno podría jugar con un bebé. Me envió la primera composición, que se convirtió en la melodía del tema principal de la película. Me encantó. Era la melodía del tema de Claire y produjimos el otro para Béatrice, en la que quise ser más barroco. De hecho, hay una melodía para cada carácter, como en ‘Pedro y el lobo’.
BIBLIOGRAFÍA:
(1) Obstetra es un médico que se encarga del embarazo, el parto y el puerperio; principalmente en situaciones de riesgo que requieran una intervención quirúrgica. También conocido como tocólogo. WORDREFERENCE: Definición: obstetra y WIKIPEDIA: Obstetricia.
Fuentes:Entrevista extraída del pressbook.Pressbook e imágenes cortesía de © A Contracorriente Filmshttp://www.acontracorrientefilms.com/https://www.image.net By © Getty Imageshttps://www.filmaffinity.com/es/film637888.html
http://www.sensacine.com/peliculas/pelicula-244371/
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Revista Cine
Entrevista a Martin Provost, director de "Dos mujeres".
Publicado el 06 agosto 2018 por Mumbo @OMasti2012Sus últimos artículos
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