Revista Cultura y Ocio

Entrevista a Maruja Torres, autora de 'Fácil de matar'

Publicado el 03 agosto 2011 por Goizeder Lamariano Martín

Entrevista a Maruja Torres, autora de Fácil de matar

María Dolores Torres Manzanera, conocida como Maruja Torres, nació en Barcelona, en el barrio del Raval, el 16 de marzo de 1943. Es una de las periodistas más reconocidas de nuestro país. Como escritora ha publicado dos novelas de humor ¡Oh, es él! (1992) y Ceguera de amor (1994) y un libro de viajes titulado Amor América (1994) y como periodista la recopilación de artículos Como una gota (1996). Su novela vagamente autobiográfica Un calor tan cercano (1997) y sus memorias como periodista Mujer en guerra (1999) alcanzaron gran éxito. Con Mientras vivimos ganó el Premio Planeta en el año 2000. Después publicó en 2004 Hombres de lluvia y tres años después, en 2007, La amante en guerra. En 2006 recibió la Medalla de Oro de las Bellas Artes. En 2009 ganó el Premio Nadal con Esperadme en el cielo, un homenaje a sus grandes amigos Terenci Moix y Manuel Vázquez Montalbán. Columnista habitual de El País Semanal y adicta a su blog, Maruja Torres nos sorprende ahora con una novela negra, Fácil de matar.
-Soltera y sin hijos, ¿te has arrepentido alguna vez de haber escogido tu profesión frente a una familia?

-No, qué va. Las veces en que viví en pareja fueron funestas para mi profesión. Además yo no soy mujer de relaciones largas. Me va la pasión, que termina. Y no me va el ceder, que se presenta pronto.

-¿Cómo y en qué momento tomaste esa decisión?

-Yo no tengo la impresión de haber tomado decisión alguna, sino la de haber actuado en cada momento siguiendo mi instinto. Y huyendo de lo que me aburría o me ataba.

-¿Cómo fueron tus inicios en el periodismo?

-Simpáticos. Entré por casualidad en un periódico bastante malo, del Movimiento, pero en el que me envenenó el oficio. Y de ahí, a mover el culo. Pasé a Garbo, revista del corazón pero no cutre (por entonces patrocinaban el Premio Café Gijón de Novela Corta, cuyo jurado presidía Fernán Gómez), aunque sometida a la censura de la época, como todo. Era por el 65, creo. Pero allí ya empecé a colaborar con Fotogramas, que era otra cosa. Aire fresco, cine, colegas estupendos, Elisenda Nadal como jefa supermoderna...

-¿Qué te ha aportado esta profesión?

-Todo. Y de entre todo, lo mejor. Es decir, la vida variada, informada y expansiva.

-¿Y qué te ha quitado?

-Absolutamente nada. Porque ni las iniquidades que hoy cometen las empresas con los periodistas me han hecho perder la fe en el periodismo.

-¿Por qué te hiciste periodista?

-Porque me salió la oportunidad. No me hice. Mientras aprovechaba la oportunidad trabajé. Y eso me hizo.

-Estás desencantada con esta profesión. ¿Por qué? ¿Desde cuándo?

-Estoy desencantada de las empresas y del sesgo comercial y banal que imprimen a su periodismo. Pero no me confundas: la que dice estar desencantada es Diana Dial, mi protagonista. Yo estoy cabreada y peleona, que es distinto. Ella, por el contrario, pasa de la profesión para dedicarse al detectivismo. Yo me dedico a contarlo.

-¿Cómo ves el presente y, sobre todo, el futuro del periodismo en nuestro país?

-Será lo que vosotros queráis que sea. El país tanto como el periodismo, que es su reflejo. Cuanto más agachemos la cabeza, peor nos irá.

-¿Crees que el periodismo sigue siendo un mundo de hombres?

-Sí, pero el problema fundamental es que ahora los hombres que lo dominan son bastante inoperantes.

-Has sido reportera en Líbano, Panamá e Israel. ¿Qué guardas de todas esas experiencias?

-Y en Palestina, conviene no olvidar ese nombre. Lo que guardo lo tengo guardado muy hondo. Aunque ya he diseminado por ahí mis opiniones. Guardo humanidad y ternura.

-¿Y qué te gustaría olvidar?

-Nada. Yo nunca olvido. Hasta que venga el señor alemán ése, contad con mi implacable buena memoria.

-¿Con qué te quedas, con el Líbano cristiano o con el musulmán?

-Con las personas, cualquiera que sea su credo.

-Hablemos ahora de tu faceta como escritora. ¿Cómo y cuándo supiste que querías ser escritora?

-Me recuerdo siempre escribiendo y siempre leyendo. Supongo que nació conmigo, aunque con el tiempo se agudizó, como la miopía.

-¿Por qué ese salto del periodismo a la ficción?

-¿Y por qué no? ¿No está el periodismo lleno de narradores de ficción que escriben artículos e incluso reportajes? Escribir ayuda a comprender. Y la ficción ayuda a contar verdades que el periodismo olvida con las prisas.

-¿Dónde buscas y encuentras la inspiración?

-Gracias a la vida no tengo que buscarla. Surge. En todas partes, a cualquier hora, con cualquier motivo. Eso es un don. Luego hay que echar horas.

-¿Eres maniática a la hora de escribir: lo haces siempre a la misma hora, el mismo sitio, sigues algún tipo de ritual o por el contrario te dejas llevar por la inspiración, estés donde estés?

-Me es más fácil por la mañana muy temprano, cuando alrededor sólo hay silencio. Eso al sentarme al escritorio. Pero todo el día voy tomando notas en diversos cuadernillos.

-¿Cómo definirías Fácil de matar?

-Es una historia acerca de lo que ocurre cuando se traspasan los límites y se persigue sólo la propia ambición. Es una historia de crímenes y, en cierto modo, de amor, en un contexto -Beirut- que permite ciertos desmanes sin que nadie mueva una ceja.

-¿Es Diana Dial tu álter ego?

-Sí, claramente y desde que nació con mi primera novela ¡Oh es él! Luego la saqué en otra y la dejé descansar, hasta recuperarla con algunas características mías. Aunque ella es más joven, tiene una pensión vitalicia de un ex marido y más mala leche aún que yo.

-¿Odias tanto como ella los daños colaterales?

-Por supuesto. Ésa fue la razón de que escribiera la novela.

-¿Y también odias y amas Líbano y Beirut?

-Sí. He tenido que marcharme de allí para que la realidad actual no me estropee el amor que les tengo.

-¿Cómo la definirías a ella?

-Fuerte, moderna, libre. Sabe lo que quiere. Pertenece a la generación que quemó los sujetadores. No está para hostias.

-¿Qué es lo mejor y lo peor que has oído de Fácil de matar?

-Tengo la buena costumbre de no leer más que lo bueno. Soy muy sagaz.

-¿Qué le dirías a alguien para que lea la novela?

-Que es muy entretenida. Me dejé la piel para conseguirlo. En novela negra no se puede ir a medias. O gustas o no. Y ésta gusta.

-¿Por qué ahora una novela negra?

-Porque es lo más parecido a hacer un reportaje, y a mí aún me gusta reportear. Hay denuncia social, hay que seguir un hilo, hay responsables...Y hay que investigar para escribirla bien y para que todo cuadre, mientras permito que mi protagonista me represente.

-¿Qué quieres expresar con esta historia?

-He escrito más de doscientas páginas para explicarlo. No puedo resumirlo.

-¿Cómo ha sido el trabajo de escritura?

-Un año de preñarme y un año de parir.

-¿Realmente todos somos tan fáciles de matar?

-¿No lo estás viendo? Pero no todos: los que matan están a resguardo.

-¿Cuántas novelas tienes pensado escribir de Diana Dial?

-Tengo dos novelas más pensadas y cuatro o cinco ideas más que me divierten.

-¿En qué proyecto literario estás trabajando ahora?

-Diana está ya en Luxor, en lo que a mí respecta, encontrándose con gente.

-¿Qué buscas a la hora de leer?

-Pasión, compañía, búsqueda.

-¿Y al escribir?

-Pasión, compañía, búsqueda.

-¿Cuáles son tus escritores favoritos?

-Muchos. Por suerte. No caben en estas páginas. Y soy incapaz de seleccionar sólo a unos pocos.

-¿Qué te resulta más fácil, escribir de cosas que conoces o dejarte llevar por la imaginación?

-Partir de lo que conozco y luego dejarme llevar.

-¿Cómo ves el presente y el futuro del mercado editorial español?

-Uf, eso pregúntaselo a los editores. Yo no me preocuparé más que cuando me quede demasiado tonta como para escribir.

-¿Qué opinas de la convivencia entre el libro de papel y el electrónico?

-Esa discusión supongo que ya se produjo cuando los rollos de pergamino sustituyeron a las tablillas de cera. No importa el continente. Es esencial el contenido.

-¿Cómo es tu experiencia al frente de tu blog? ¿Cómo, cuándo y por qué decidiste crearlo?

-Decidí crearlo a mi regreso a Barcelona, tras mi paso por Beirut. Me di cuenta de que tenía prejuicios tontos. Y de que podía funcionar, cargarme las pilas. Y eso es lo que hace. He conseguido buena audiencia y, sobre todo, un grupo de asomadores que siempre está ahí, que responde, critica, anima... Una especie de foro.

-¿Qué te ha aportado?

-Vida.

-Siempre dices que ya no eres reportera, pero que serás periodista hasta que te mueras.

-No soy reportera porque ya no tengo piernas para correr haciendo los reportajes que a mí me gustan, pero el instinto periodístico y la forma de analizar el mundo que tienen el periodismo son como la escritura, un don para siempre.


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