A principios de año acudí a la Málaga Game Jam. Mientras componía la música, por llamarla de algún modo, del juego que estábamos desarrollando mis compañeros y yo un chico se acercó: mis notas sonaban bien y quería echarme una mano. El chico acabaría ganando el Premio de Sonido de la game jam. Tras conocerle un poco más me interesé por su historia. Miguel González Otero crea un laboratorio de sonido y se aproxima con interés al videojuego, un mundo abierto, atractivo para sus intereses.
Game Jams y creatividad musical
¿Qué te pareció la Málaga Game Jam?
Como escribiste en tu artículo dedicado a ello, fue una experiencia increíble y enriquecedora en muchos aspectos para todos los asistentes; parece que, tras la hora de elección de grupos de trabajo, nos sincronizamos como relojes para trabajar. Pero, sobre todo, la mentalidad de disfrutar del trabajo con la que íbamos la mayoría hizo que se creara un ambiente exquisito, de cordialidad, amistad…no sé, unión visceral entre seres humanos. Sinceramente, no creo que nadie se haya ido con un mal recuerdo de nadie, sino más bien de aprendizaje y vínculo en lo que nos apasiona. La cantera de desarrolladores y la cultura que la rodea es sorprendente. Al menos para mí, que sólo he trabajado con Rodaja [Nota del editor: estudio de desarrollo de videojuegos indie con el que colabora Miguel y que formó parte de la organización del evento], es lo que más me llamó la atención. Es una cultura donde las personas que la construyen han dedicado muchísimo tiempo a jugar, leer, aprender, programar… Un mundo que no conocía y que es descaradamente igual a otros círculos artísticos. Así que estaba como pez en el agua, aprendiendo de uno y de otro. Bueno, y todo este buen clima no hubiera sido tan exquisito si no hubiera sido por la organización. De 10.
La comodidad y tranquilidad que disfrutamos fue gracias a ellos. Supieron cómo llevar a un rebaño de cincuenta personas descerebradas y cansadas, y que todos estuvieran a gusto y animados; sacaron de apuros de programación a algunos desarrolladores, desbloquearon cabezas ciegas de tanto pensar, nos sacaron sonrisas, criticaron y alabaron trabajos para que mejorásemos… A día de hoy no me explico de dónde sacaron tanta comida, bebidas y desayunos con 5 euros que costaba la participación. Y los premios.
En cierto momento se te acercó un chico pidiéndote una melodía para su juego. Quedaba medio día para que se entregaran las creaciones y cada uno estaba centrado en lo suyo. ¿Cómo te sentiste?
Bueno, es normal. Con sólo dos músicos y tan pocas horas para hacer un juego medianamente jugable, empiezan a verse las carencias y a dársele importancia a cosas que quizás no habías teniendo en cuenta.
El trabajo de un compositor o de un diseñador de sonido requiere las mismas horas que las del resto del equipo. Incluso más, ya que tienes que estar al loro de la estética, ambientación, personajes… y eso es algo que se va construyendo y modificando cada vez que giras la cabeza para ver cómo va el juego.
Los desarrolladores de videojuegos, y cualquiera que trabaje en el sector audiovisual, deben ser conscientes de ello. Como poder, podría haberle hecho al chico cualquier chapuza de melodía en media hora pero, ¿sólo melodía? ¿No hay nada de desarrollo armónico en el loop para que no se haga repetitivo? ¿Qué instrumentos musicales utilizo? Imposible, al final es mucho más de media hora y necesito concentrarme y pensar sólo en lo que llevo entre manos. Y aún más cuando tengo sólo unas horas para entregar algo que funcione para mi equipo.
¿Cómo tratas la música dependiendo de la temática?
En una jam es muy difícil, porque ten en cuenta que cualquier acto creativo ya cuesta mucho. Tienes que masticar, pensar, jugar. Es fácil porque como es algo inmediato vas viendo cosas gráficas: los personajes, la estética. Lo ves y vas moldeando. Una vez que sabes el tema, que estás ahí metido, vas opinando y teniendo ideas. También ayuda el que te sientas parte del equipo. “Hazme la música”. No oye, vamos opinando y viendo. ¿Va a estar el personaje corriendo? ¿Tendrá puzles? Eso te condiciona el ritmo. Al ver que hay una selva, que hay distintas trampas, adversarios… pues no te lleva a una música lenta. Tiene que darte adrenalina. Ya tenemos el ritmo. ¿Qué es una jungla? ¿África, Sudamérica? ¿Dónde? Según la civilización, la cultura, hay distintos instrumentos. No puede sonar una gaita en la selva africana. Ya se va bosquejando todo. Juego con la sonoridad mientras que el de arte ya va dibujando cosas. Se retroalimenta.
Para los videojuegos me ayuda mucho el que el rock progresivo sea muy conceptual. No te habla de chicas ni de coches ni de tupés. Habla de mitología, astrofísica. Canciones conceptuales. Instrumentales pero conceptuales. Con la música se te lleva a un cierto escenario. Que es lo que busca la música de videojuegos.
¿Cómo te planteas la creación de una melodía alegre?
Hay tonalidades, como las mayores, que normalmente dan sensación de alegría, y las menores de tristeza. Luego hay ciertos acordes que aportan tensión. Una combinación de notas que dan esa tensión buscada. En la jam se rieron mucho cuando les preguntaba que de dónde era la jungla. No es lo mismo una frase con una escala centroamericana que una africana. No tiene nada que ver. Técnicamente hay ciertos detalles que te llevan de un sitio a otro.
Ya digo, para una melodía alegre, tonalidad mayor. También depende del instrumento.
¿Tiene que ver con que las notas vayan in crescendo?
Puede, pero igualmente pueden ir bajando las notas para aportar alegría.
La psicología musical: ese acorde de Black Sabbath que invita a lo demoníaco, que estuvo prohibido por la Iglesia en la Edad Media.
La cuarta aumentada. La música tiene su parte social. Piensa que en la Edad Media se establecían las bases de los cantos gregorianos, que era algo muy básico. Y esos acordes que me dices sonaban muy raro. Y al estar dominados por la Iglesia, claro, lo que sonaba raro ya era demoníaco. Y mira, hoy en día ese acorde se usa muchísimo en el jazz. Y no te suena chocante. A ver, suena chocante pero porque genera tensión. Pero ya no lo ves como algo negativo.
Música
Jazz.
Soy mucho de bebop, del jazz más arcaico, aunque el freejazz también me gusta. Miles Davis me gusta porque puede darle al bebop pero también al jazz más experimental de los años ochenta. Cosas muy locas. Charlie Parker igual, con su saxofón.
¿La música clásica es la cima musical?
Puedo decir que es la cima porque la influencia de la música clásica en la música contemporánea es increíble. No podemos concebir el jazz sin haber escuchado antes a Bach. Los cambios que hizo en la armonía, en la tonalidad… el jazz no lo podemos concebir sin la música clásica. Ni incluso el rock, aunque sea mucho más simple.
Lo que a mí más me gusta es el rock progresivo, o influencias de Mike Oldfield y tal, que es música clásica, entre comillas, pero con instrumentos contemporáneos, con la aparición de un sonido rock, sintetizadores, bajo eléctrico.
Pero en definitiva sí, la influencia de la música clásica es clara.
Mike Oldfield tiene un disco llamado Guitars en el que la mayoría de sonidos provienen de la guitarra.
Lo cito mucho porque es una de mis grandes inspiraciones. Desde pequeño lo he escuchado, desde muy, muy pequeño. En sus primeros discos tiene partes de veinticinco minutos, y aunque para un niño no es fácil, con toda la trayectoria de música clásica que llevaba fue una explosión en el cerebro, fue increíble. Es una gran influencia por eso, porque es el nexo de unión entre música clásica y contemporánea.
Rock progresivo. Cumplamos el cliché: Pink Floyd.
Es mi talismán. Quizá a la hora de los videojuegos no tanto, pero por ejemplo sí meto ese sonido en mis grupos, en mis bandas. Pink Floyd es de esas bandas que tienen un feeling especial. No ya por las letras, no sé cómo explicarlo. Una magia extraña. No son los más virtuosos en lo progresivo, pero son mis predilectos.
Háblame de vituosismo.
Tenemos a Emerson Lake & Palmer, que son los más virtuosos. Me gustan y tienen mucha influencia de Bach, en los teclados y en los sintetizadores. Sin embargo no son de mis favoritos. La mezcla de virtuosismo con sentimiento para mí es Yes o King Crimson. Creo que son dos bandas que mis hijos y mis nietos seguirán oyendo.
Tool.
La vertiente moderna del rock progresivo, que recordemos que tuvo su época dorada a finales de los sesenta, más en los setenta. A partir de los ochenta vinieron el punk, el heavy, y ya vamos a otra corriente, la teoría del péndulo. A mediados de los noventa ha habido más proliferación de regresos a lo progresivo, pero con toque heavy. Tool es metal progresivo. Me encantan, pero yo soy más retro, más clásico, lo que he escuchado en casa.
¿Qué bandas sonoras son las primeras que te llamaron la atención en los videojuegos?
Tengo melodías grabadas de los Monkey Island que me impulsaron a escuchar reggae. Esa mezcla de piratas en el caribe, con el reggae. Increíble. De juegos modernos, sabría decirte menos.
Orígenes
No has jugado mucho en los últimos años.
Más bien no. Consolas no he tenido. No he sido mucho de videojuegos como tal. No tengo una cultura de videojuegos como tal.
Pero te habrá llegado alguna cosa.
Estoy bastante desvinculado. Me llegan cosas de compañeros: Metroid, Castlevania…
Todo de otros tiempos.
Sí, también porque lo que escucho ahora de videojuegos es más de película, como los videojuegos se acercan al estilo de películas. Los juegos retro se acercan más a la música a la que estoy acostumbrado: pequeños loops muy repetitivos con mucha orquestación, muchas cositas. Las bandas sonoras de ahora son música de películas, que está muy bien pero… a mí me llama más el sintetizador, la conexión con lo progresivo, lo clásico.
Te atrae el compositor clásico.
Me adapto a todo, pero lo que pasa es que me atrae lo experimental. Y antes había más experimentación. El sacar los sonidos con un chip. A mí me han ofrecido trabajar con cortos y por ejemplo el director quería música más clásica, más tal… y lo he rechazado. Soy capaz de orquestar, de hecho es que si no sabes orquestar qué clase de compositor eres, pero me gusta más experimentar con sonidos, guitarras eléctricas experimentales… eso no lo encuentras en el cine.
¿Dónde empiezan tus estudios?
Mis padres son melómanos, mi abuelo tocaba la guitarra flamenca… Valoro mucho el flamenco pero no me apasiona. Desde los ocho años empiezo a sacar pequeñas cosas, me meto en el conservatorio de cabeza, hasta el grado medio que acabo a los dieciséis. Luego me salgo, no me gustaba el rollo del conservatorio, me encorsetaba demasiado. Empiezo con mis bandas, a grabarme en casa, yo sólo. Me compro más equipos, más instrumentitos, más cosas. Participo en concursos de composición, de producción musical, y me meto en la escuela de música moderna y jazz, con profesores privados.
¿Cuál es el primer paso que das hacia la música para videojuegos?
De manera profesional, seria, el primer paso fue con Rodaja, en jams. Nos metemos en videojuegos serios, de pe a pa, y ahí empiezo. Gracias a ellos descubrí el nexo de unión entre música y videojuegos. Me dedico todos los días a ello. Si no grabo, o toco conciertos por ahí, desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche, experimentando, diseñando sonidos. Es lo que me hace crecer.
Profesionalmente, sólo en cuanto a música, sí tienes bagaje.
Estudié Magisterio aquí en Cádiz, luego Psicopedagogía en Sevilla, y allí en Audiovisuales, como trabajo de fin de curso, con cortos. Una amiga estaba estudiando allí y me pidió algo para el corto. Empecé por ahí. En 2012 gané el premio a mejor banda sonora de cortometrajes. Lo daba la RTVA. Eso lanzó un poquito. A partir de ahí trabajé en sonorización de cortos y en composición. Pero empecé a abandonarlo, porque aunque es algo que me gusta, se suele valorar poco. Son personas amateur, no me tenían mucho en cuenta, muy a la prisa todo: “Oye, la semana que viene la música”. Y hacía dos días que no me habías enviado ni el corto entero. ¿En una semana quieres que te envíe algo de cinco minutos? Imposible. Yo para hacer porquería no lo hago. Me ha pasado eso muchísimas veces, que no se tenga en cuenta el sonido en los rodajes.
Vuelvo con Rodaja, los veo de nuevo en la jam, siento de nuevo ese feeling. Me decanto por ellos.
España y la educación musical
Algo bonito de las jams es que todo esto está empezando, es muy limpio. Te encuentras a gente que sólo quiere ayudar.
Exacto, estamos empezando, hay que ayudarse, arrimar el hombro. Esa filosofía sí la encuentro en los videojuegos, es todo más participativo, estás más a gusto.
No quiero ofender a nadie ni mucho menos, todos tienen sus más y sus menos. He tenido la suerte de trabajar con gente increíble, pero en el mundo de los videojuegos te encuentras a gente con un nivel cultural mayor, están más pendientes a más cosas, no sólo saben detalles técnicos, sino que tienen una cultura del videojuego muy asumida. Que creo que falta en el corto, en el cine. No sé explicarme. Con cualquier desarrollador de videojuegos que he hablado, todos me dan referencias de compositores, de escritores, de títulos… hay una cultura muy grande que se traslada luego al sonido, al guion. Y eso me lo he encontrado ahí, en el videojuego. Y se agradece muchísimo porque te sientes valorado.
Porque ves bien que el videojuego beba de otras ramas culturales.
Claro, es que con el tiempo será el octavo arte. El videojuego sin el nacimiento del cine no es posible. El videojuego bebe del cine. La música es importante para el cine, pero mucho más para el videojuego. El videojuego bebe de todo.
¿Cómo ves la composición en España?
En España hay muy buena cantera, en general. El problema de España es la fuga de cerebros, con toda la gente trabajando fuera. Que no es malo, me alegro por ellos. Pero en España estamos un poco limitados. Hace poco me agregaron a un grupo de compositores de sonido en Facebook. Somos 26. 26 compositores/diseñadores de sonido de videojuegos en España. 26. Creo que hay más, pero están todos fuera. Y qué pena, porque en el grupo se mueve mucha información, compartimos enlaces, pedimos opinión, compartimos librerías.
España está sufriendo bastante en lo cultural, y en el videojuego aún más.
Decías antes que el cine se ha estancado en lo musical. ¿Cómo ves las series?
Se ven cosas bastantes buenas. Me encanta la banda sonora de True Detective. O Fargo. Música contemporánea. La música de Juegos de Tronos está bien, pero es muy predecible, me gustan cosas más arriesgadas.
España musicalmente.
Riqueza musical tiene España para llevarse de calle a muchos países. Cosas muy bestias en cualquier sitio. Aquí mismo en Cádiz te encuentras bandas que te dicen que son de Londres de los años setenta y les crees. En contraposición la cultura musical es muy pobre, empezando por las escuelas. Soy profesor de música y lo veo. No se valoran ciertas cosas. Un concierto aquí en Cádiz son cinco euros y la gente no lo paga. Están demasiado acostumbrados a lo gratis. Y hay muchas horas detrás.
¿No valoramos el esfuerzo?
No es el esfuerzo, es que por ejemplo un partido de fútbol te cuesta la entrada mucho más que cinco euros. Y los estadios se llenan. La música no se valora. Esa pobreza musical lleva a esa poca valoración. Se creen que hacemos las cosas por amor al arte. Tocamos la guitarrita. Y mira, quiero dedicarme a esto.
No me gusta hablar de política pero con el gobierno que tenemos que no apuesta por la cultura… es un poco la pescadilla que se muerde la cola.
La subida del IVA.
La subida del IVA, los 300 euros de autónomos mensuales. ¿Cuánto necesito ganar para vivir? En mayo me voy a Inglaterra, donde tengo que pagar un mínimo de 13 euros mensuales. No hay color. Lo que más me fastidia es ver a gente con muchísimo talento que para sobrevivir tiene que hacer cosas que no le gustan. Prostitución musical. Se te caen las lágrimas, viéndolos tocar en orquestas de berbenas. Que todo mis respetos, de verdad. Pero me da pena.
Decías antes que eres profesor.
Profesor de música y psicopedagogo. Doy clases particulares. Tengo la suerte de poder negarme a entrar en la escuela pública. O en la privada, vamos. Me niego a dar una hora semanal de música. Que luego ni es una hora. En un futuro quizá me dedique a ello por dinero, ojalá que no. Es un sueldo fijo pero no me compensa. O sea, no puedes transmitir lo que quieres en una hora. Está muy poco valorado. En los cursos que doy de producción musical cambia la cosa. Cuando le enseño al niño éste tiene interés, le motivas. No hay nada administrativo que te frene. Y eso se agradece, tanto tú como ellos. No habría tantas escuelas de música si la educación musical fuera buena.
¿En qué notas la pobreza musical?
En los colegios no ves interés por la música. No les interesa, porque no la oyen en casa. No saben qué decir cuando les preguntas qué música les gusta. Los niños no lo saben. Eso me preocupa. No te digo que me digas Mozart o Chopin. Pero los niños de mis clases particulares te dicen algo. Porque les han educado mínimamente en la casa.
Vas por la calle y preguntas por influencias y no te saben decir. Eso sí, la plantilla del Real Madrid se la saben de pe a pa. Que no es que sea malo, sino que muchas veces lo ves, que los niños no tienen interés, se les trata como si fueran tontos. Y no lo son, se conocen las posiciones de los equipos, los fichajes. Tienen bastante información y se interesan. Yo con su edad ya te hablaba de sonoridades. Con palabras de niño pero sabía.
Los grandes deportistas llegan a eso por el apoyo recibido que no tiene la música.
De niño, en la hora de clase de Música, nos hacían copiar por escrito la vida de Bach. Todas las semanas igual, copiando la biografía de los músicos.
Es que la educación musical empieza, primero, en casa. Y luego en la escuela. He estudiado Educación Musical y bueno, es una diplomatura, un batiburrillo de cosas. Y en tres años tiene que aprender a tocar guitarra, teclado, tres tipos de flauta, a orquestar. En tres años. Más pedagogía y libre configuración. Estamos locos. El profesor que tuviste estaría ahí por cualquier cosa, pero no tendría interés.
Era interino.
Claro, les pones a dar materias que no les interesan. Si me pones a mí a dar Educación Física, pues es que para empezar ni siquiera tengo forma física. Pero bueno, oye, que si me dicen que tengo que hacerlo, pues intento hacerlo. Es la actitud también. Mi madre estudió Geografía e Historia. A nivel musical nada. Y le tocó darla. Pues se apuntó a clases a los dos días, le explicaba yo cosas. Así que daba Historia Musical. Y oye, es la actitud también.
¿En qué consiste un curso de producción musical?
En el manejo de software, como por ejemplo Pro Tools. Damos conceptos teóricos aplicables, técnicas de microfoneo, cómo grabar la voz, la guitarra, distintas técnicas para los técnicos de sonido. Son cursos para iniciarse.
¿Qué usas tú para componer?
Uso el Cubase. Una herramienta increíble. Después aparte tengo muchos instrumentos, metalófonos, xilófonos, flautas de todo tipo, instrumentos de cuerda… sonidos naturales. Hoy día existen muchas librerías de todo tipo. También me gustan mucho los sintetizadores. Un sintetizador, desde su salida en los sesenta, sigue avanzando muchísimo, evolucionando. Es una herramienta creativa casi infinita.
Te vas a Inglaterra.
A Cambridge. Tengo contactos y al principio tendré que trabajar de lo que se pueda. Podré seguir trabajando con Rodaja, porque todo puede hacerse online. Me voy tranquilo, pensando que allí va a haber más cultura musical, más tradición musical, más música en directo. Más oportunidades que aquí. Es que hay gente que vive de tocar en bares, que les pagan el IRPF, cotizan. Aquí te dan 50 euros y a volar. No se valora.
Has estudiado psicopedagogía. ¿Qué te aporta a la hora de enseñar música?
Es muy importante, porque te ayuda a tratar a niños con dificultades, con diversidad. Estamos acostumbrados a pensar en el típico gamberro, pero hay cosas muy duras. La psicopedagogía te ayuda a la hora de hacer juegos, de dinamizar el aprendizaje. Ves dificultades y sabes cómo tratarlas. Sabes qué actividades hay que hacer, los límites a los que puedo llegar yo, y a los que puede llegar el estudiante. Que no es límite, me he expresado mal. Quiero decir el camino que cada uno sigue. Veo qué le gusta más a cada uno e intento conducirle. Y si tienes problemas psicomotrices, sé ayudarte. La psicopedagogía te amplía la visión.
El lado humano de la educación.
Exacto. Todos sabemos que todos somos distintos, pero en este caso es que lo ves. Es darle a cada uno lo que necesita.
No hay una web de videojuegos que se dedique al apartado sonoro.
No. He ojeado algunas webs, como la vuestra, y he visto alguna pequeña entrevista…
Bueno, pequeña, pequeña…
Bueno, pequeña no [Risas]. Me refiero a que veo pocas aportaciones concretas. En otras webs veo que se habla de música pero… creo que falta un empujón. Falta que quien sabe hable más del tema.
La entrada Entrevista a Miguel González Otero, compositor (Madcap) es 100% producto Deus Ex Machina.