Con motivo de su visita la semana pasada a Sevilla tuvimos la suerte de poder preguntarle ciertas curiosidades que me surgieron a raíz de una lectura, que se ha convertido en una de las grandes alegrías lectoras de este mes.
Libros en el petate: A lo mejor estoy metiendo la pata con lo que voy a decirte Paloma pero, es mi impresión o de un tiempo a esta parte están proliferando (algo que por otra parte me encanta porque estoy aprendiendo a conocer mejor a las mujeres, dentro de la cultura patriarcal en la que hemos crecido) mucha literatura con temática feminista. ¿A qué crees que es debido?
Paloma Bravo: Por un lado, están proliferando los ensayos feministas que actualizan las teorías clásicas y nos explican qué es el feminismo y por qué sigue siendo necesario en pleno siglo XXI desde ópticas tan distintas como la de Nuria Varela, Jessa Crispin o Virginie Despentes. Por otro, en la ficción, lo que está habiendo es más voces femeninas que se vuelcan en la realidad y no en el romanticismo. Y en la realidad está el feminismo porque está la necesidad de una igualdad real. Yo, de todos modos, lo que quise escribir es una novela divertida, peleona y realista.
Eva, Cristina, Candela e Inma no tienen nada en común (ni el estado civil, ni la profesión, ni la actitud ante la vida) pero se encuentran en el club de fútbol de sus hijos. Allí, inmersas cada una en su propia crisis vital, descubrirán que la amistad lo puede todo.
Vitales, solidarias, disparatadas, rebeldes, sinceras y peleonas se apoyarán y ayudarán como solo saben hacerlo las amigas, y conseguirán gestionar juntas sus complicados alrededores: una niña psicópata, una bloguera furiosa, una hermana narcisista, un ex maravilloso y otro en la cárcel, una película que les cambiará la vida... Eso sí: su forma de hacer las cosas es muy suya: desde el humor y una irremediable incorrección.
Paloma Bravo construye una divertida trama coral en la que la ternura y la emoción van de la mano de la crítica social y la ironía más fina. Un retrato fielmente deformado de la vida contemporánea con todas sus contradicciones y, también, claro, sus alegrías.
L.P: Las incorrectas está protagonizada por un grupo de mujeres de unos cuarenta años en la que no reconozco a mi madre con esa edad, por ejemplo. ¿Son los cuarenta los nuevos treinta como he escuchado en algún que otro clamor popular?
P.B: “Los cuarenta son los nuevos treinta, los cincuenta son los nuevos cuarenta…”. Eso son frases para que nos arruguemos con dignidad. Los cuarenta son los cuarenta. La edad en que los hombres siguen siendo jóvenes y las mujeres somos “maduras”, como la fruta. Es también la edad que nos marcan como límite para tener o no hijos, pero lo que sí que creo es que a los cuarenta las mujeres somos y estamos estupendas, llenas de ilusión, ganas y energía, con mucha experiencia, mucho humor y mucha sabiduría. A tope.
L.P: Lo hablaba con Patricia Escalona, con Laura Baskaran e incluso con Iván Repila semanas atrás de que estoy conociendo un feminismo que me encanta y al que quiero defender. Crees que vivimos muy influenciados por un feminismo mal vendido o explicado que viene de atrás.
P.B: El feminismo es igualdad y en la igualdad ganamos todos. Yo creo en un feminismo practicante (la expresión es de una amiga), que se ejerce y se exige, que construye, y que —como el movimiento— se demuestra andando. El feminismo que se utiliza como arma arrojadiza es otra cosa. Y no creo que sea por venir de atrás, que consiguió grandes avances, sino porque vivimos en un mundo binario, que exige estar a favor o en contra de cualquier idea. Conozco a muy poca gente que esté en contra de la igualdad.
L.P: El tema de los hijos está muy presente en esta novela y tengo que reconocer que he disfrutado mucho con los niños. ¿Ha tenido tu maternidad mucho que ver en esto?
P.B: Eso de la maternidad suena siempre tan trascendente… Lo que sí ha tenido que ver es la constatación de que los niños son como son, que nacen con una personalidad bastante definida, y que los padres y las madres los queremos, los estimulamos, los intentamos encauzar, pero… No son un lienzo en blanco.
L.P: Una novela que tiene lugar con el telón de fondo de la crisis. Es en esos momentos donde se puede conocer mejor a las personas o donde hay un filón para sacar ideas.
P.B: ¿No habíamos superado la crisis? Es broma. Lo que creo es que la crisis nos grabó una lección tremenda: que los trabajos no son para siempre y que el paro puede derrumbar toda tu vida (la casa en la que vives, el colegio al que van tus hijos, las cervezas del aperitivo…). No creo que sea una novela con la crisis de fondo, pero sí una historia realista en la que la realidad económica influye en las protagonistas igual que influye en los lectores.
L.P: Se habla también en esta novela mucho de la amistad y leyendo tu libro y lo que sucede en él da la sensación de que es posible encontrar amigos de verdad a los cuarenta y que uno no solo tiene que depender de aquellos que son los de toda la vida.
P.B: ¡Claro que es posible! A ver, todos cambiamos. Afortunadamente. Y cada uno cambia a su manera. Por mucho que quieras a tus amigos de los veinte, es probable que con algunos de ellos hayas dejado de compartir cosas que, sin embargo, sí compartes ahora con un compañero del trabajo o con una madre del colegio. Nunca hay que cerrarse a hacer amigos nuevos.
L.P: Hay mucho tópico convertido en situaciones, muy bonitos en algunos momentos, en otros no tanto y mucha frase y sentencia aquí y allá que a mí me ha encantado. Te pregunto, ¿son solo ideas o son tus ideas?
P.B Depende de cuáles. Algunas las comparto. Otras, no sé. O no tanto. Piensa que son seis protagonistas muy diferentes, entre sí y, por supuesto, conmigo. Me quedo con que te gusten las frases porque el libro, aparte de tener mucho humor, está muy bien escrito.
L.P: Me lo he pasado en grande con Las incorrectas Paloma (de corazón), he aprendido, he reflexionado y me he divertido porque tiene momentos geniales cargados de un humor muy visual y que te roba la sonrisa hasta el punto de no poder evitar la carcajada. ¿Es mucho más fácil contar así las cosas, con humor?
P.B: Con humor es todo más fácil. Caerse, levantarse, mirarse al espejo, escuchar a los demás y, por supuesto, contar. El humor nace de la empatía, no lo hay si no entiendes a los demás.
L.P: Digamos que los personajes masculinos en muchos casos están cargados de ese lastre del que hay que ir deshaciéndose en estos tiempo. ¿Cuánto puede aprender un hombre leyendo este libro?
P.B: No lo sé. Me voy a basar en lo que me han dicho lectores de mis otras novelas: que gracias a mi sentido del humor y a mi forma de contar entendían mucho mejor a las mujeres.
L.P: Las incorrectas tienen moraleja.
P.B: Moraleja, no. Las incorrectas es una novela con muchas capas de lectura. Parece una comedia, pero tiene mensajes profundos sobre la autocrítica, la empatía, la amistad y el no etiquetar a los demás.
L.P: Hablábamos de los personajes que forman esta historia. Me encantan con sus pros y sus contras y creo que ellas son parte del éxito que seguro que va a tener este libro. Tengo que confesarte que yo tengo una favorita (Eva). Tiene Paloma Bravo una.
P.B: Es difícil tener favoritas, pero sí, seguramente Eva. Porque es la que sirve de detonante y porque, dentro de que es divertida, vitalista y muy incorrecta, transmite mucha paz.
L.P Para terminar, dicen que la realidad supera muchas veces a la ficción y creo que este libro cumple esta sentencia. Te comenta la gente que es real como la vida misma.
P.B Me dicen “gracias por contarnos”, “gracias por poner en palabras lo que nos pasa”. “Hablas de mí, de mis amigas, de mi cuñada, de nuestras parejas…”. Los libros están también para eso, para poner en palabras lo que nos pasa y saber que no estamos solos.