“MI TRILOGÍA SON JESÚS FRANCO, LOS RAMONES Y EL SURF”
Pablo Cantó Martínez
Quien haya visto Kárate a muerte en Torremolinos o Ellos robaron la picha de Hitler sabrá, de sobra, que no son películas normales. Del mismo modo, Pedro Temboury, mentor de ambos proyectos, no es un director de cine normal y, como no podía ser de otro modo, ésta tampoco fue una entrevista normal. Esperaba a Pedro en una calle de un solo sentido cuando empecé a oír los pitidos de un montón de coches. Un conductor despistado se había parado en medio de la carretera y no dejaba pasar al resto. Tardé un poco en darme cuenta de que el despistado no era aquel conductor, sino yo: a los mandos de ese coche negro se encontraba Pedro, que me gritaba para que subiera. No era el único a bordo: también estaban su mujer (guapísima) y su hijo. Tras dejarlos en casa, comenzó la entrevista, al tiempo que comenzaba la odisea de Pedro por aparcar en Madrid.
Ésta no es una entrevista normal, es una entrevista al enfant terrible del cine español, aderezada con derrapes, sonidos de cláxones y, una vez aparcados, cerveza. Porque aquella proeza había que celebrarla.
No eres el único miembro de tu familia que trabaja en el cine. ¿Son ellos los que te introducen en el mundillo o viene de otra parte tu vocación?
Todo me viene en cierto modo de mi padre, gran aficionado a la serie B de los años 50. Recuerdo haber visto con él en televisión El hombre menguante, La invasión de los ladrones de cuerpos… y para mí eso fue una experiencia casi lisérgica, un flipe tal que hizo que empezara a acercarme al cine. Sí tengo familia en la industria que siempre me ha echado una mano, pero no ha sido un factor decisivo para dedicarme a esto.
Siendo malagueño, y habiendo grabado tus dos películas en Málaga, ¿qué te hace venir a vivir a Madrid?
Allí es muy difícil trabajar en esto. En Málaga trabajé con Jesús Franco y de vez en cuando hacía cosillas pero no había para ganarse la vida. Me vine a Madrid porque me empezaron a salir trabajos en la televisión digital y aquí me quedé. Ahora mismo trabajo en Canal +.
Has nombrado a Jesús Franco, con el que empezaste a trabajar como ayudante de dirección ¿Cómo empieza tu relación con él?
Bueno, yo siempre he sido un fanático de sus películas y lo conocí en persona en el Cinema Jove cuando estaba presentando mi cortometraje Psycho-lettes. Allí le presenté mis respetos y le dije que para su siguiente película me llamara, que yo le llevaba los cafés o lo que hiciera falta. A los tres meses me llamó para decirme que iba a rodar en Málaga y que si le podía echar una mano. Yo acepté encantado y cuál fue mi sorpresa cuando descubro que no sólo iba a llevar los cafés… ¡Iba a ser su ayudante de dirección y jefe de producción! Todos mis colegas que andaban por allí haciendo cortos se pusieron a trabajar en cine de la mano de Jesús Franco, que además para mí es como si trabajas con los Ramones, no sé… mi trilogía son Jesús Franco, los Ramones y el surf, así que te puedes imaginar.
“La academia hizo conmigo lo que han hecho tantos años con Jesús: no hacerme ni caso”
Tú le ibas a dar el Goya Honorífico a Jesús Franco en la gala del 2009 y hubo problemas, ¿qué ocurrió?
Pues que me ningunearon totalmente. ¡Me hicieron la trece-catorce! (risas). No, por lo visto hubo un lío porque un regidor me dio el paso antes, pero yo creo que cuando vieron que tenían a Santiago Segura pensaron “joder, Santiago es más importante, lo conoce más la gente… y éste no deja de ser un pobre friki que hace pelis con un presupuesto de mierda y no lo conoce ni su madre, así que… que salga y se lo dé, pero que no se note”. En cierta manera yo creo que la academia hizo conmigo lo que han hecho tantos años con Jesús: no hacerme ni caso… así que hay que mirarlo por el lado bueno, ¡a lo mejor a mí también me acaban dando el Goya honorífico! (risas).
Has citado el bajo presupuesto de tus películas. Kárate a muerte en Torremolinos, por ejemplo, tuvo 6000 euros de presupuesto. Por este motivo a tus películas se las ha etiquetado de “serie Z”. ¿Incomoda o enorgullece?
¡Enorgullece! Porque no es sólo el presupuesto, es el tiempo que tenemos para rodar: Kárate a muerte la rodamos en 12 días, La picha de Hitler en 19… Son películas que haces por amor al arte, porque te gusta. Me hace gracia la gente del cine de alfombra roja, es muy fácil trabajar en esto cobrando 3000 euros a la semana. Nosotros, técnicos, actores… montamos una especie de cooperativa y después, si hay beneficios, los repartimos. Mientras, curramos más de una semana de sol a sol. Eso es lo que yo creo que es amor al cine, no a la falacia del dinero y al aburguesamiento de esta industria.
Pedro Temboury (derecha) y un servidor, practicando artes marciales.
Y esta etiqueta de serie Z. ¿La consideras una seña de identidad tuya o más bien algo circunstancial debido a los medios de los que dispones?
En mi caso ese tipo de cine es algo que me gusta desde pequeño y por ello cuando hago películas me gusta transmitir su espíritu: ganas de divertir, rollo adolescente y, sobre todo, cachondeo, que es lo que se pierde en el cine actual. Al haber tanto dinero de por medio no se pueden hacer locuras y todo se piensa mucho, demasiado.
Pero, si tuvieras medios, ¿te gustaría emprender proyectos de mayor envergadura?
Por supuesto. A mí me encantaría, por ejemplo, en vez de tener que rodar en mis vacaciones y montar los fines de semana por la noche, pues hacerlo cobrando, ¡eso sería un hito! (risas)
¿Tienes pensados futuros proyectos?
Sí, tengo un par: uno se llama Cuidado, fantasmas, una película rollo los Goonies, pero con ouijas y un chaval al que le posee el espíritu de Beethoven; y otro que se llama Monopatín diabólico que va sobre un monopatín que posee al rider que lo monta. Una especie de Fausto: si le das sangre al monopatín él te llevará a los cielos de las rampas.
“No es que haya influencia del punk rock en mi cine, es que están unidos”
Tus películas tienen un aire punk-rock muy característico. ¿Hay una influencia real entre este tipo de música y tu cine?
Totalmente. En cierta manera soy un músico fracasado, tocaba en grupos de punk rock en Málaga pero se me daba bastante mal la guitarra y por eso me puse a hacer cortos con mis amigos. No es que haya influencia del punk rock en mi cine, es que están unidos. Por ejemplo Ellos robaron la picha de Hitler está basada en una canción, Pyscho-lettes viene de mezclar la palabra psycho con el rollo Ronettes, hay veces que me inspiro con canciones de los Cramps…
¿Y la banda sonora de Kárate a muerte?
En ese caso fue Jorge Explosion, gran amigo, el que hizo… ¡la banda sonora definitiva! Si hay algo de lo que estaba orgulloso cuando estaba editando Kárate a muerte era de contar con esa banda sonora, yo sabía que a la gente que le gustara ese rollo le iba a encantar.
Ellos robaron la picha de Hitler, ¿tuvo buena acogida en cines?
Sí, fue muy positivo. La única putada es, como siempre, la distribución. La película llevaba grabada desde 2006 y se estrenó el año pasado así que imagina… simplemente pensábamos sacarla en dvd e interesaba estrenarla en cines, y se estrenó con dos copias, que no es nada realmente.
Ese problema de distribución con Kárate a muerte en Torremolinos se solucionó estrenando la película en Internet. De hecho creo que fue la primera película española estrenada en la red.
No estoy seguro de que fuera la primera, pero sí, fuimos un poco pioneros. La idea surgió del productor y de un miembro del equipo de Ya.com. Fue una forma de que la gente empezara a oír hablar de la película a pesar de que ni yo la rodé pensando en estrenarla así ni creo que el ordenador sea el mejor sitio para verla, y más cuando se descargaba un minuto nuevo de película a la semana. Pero bueno, sí era una forma de que se fuera hablando de la película y hubiera un grupillo de gente interesada, que era bastante importante.
Algo que llamó la atención con Ellos robaron la picha de Hitler era la disparidad de la crítica. Jordi Costa, en El País, dijo que era “enérgica” y que “la mayoría de gags hacen diana”; y Francisco Marinero, en El Mundo, que era una “farsa voluntariamente infame y cochambrosa”. ¿Qué te parece esa falta de unanimidad?
Yo estoy encantado, ¡y en el caso de Kárate a muerte la tacharon de “peor película estrenada en un cine español”!. En serio, a mí eso me gusta porque realmente son películas que las amas o las odias; es más, creo que las películas que todos los críticos suelen poner bien son, en cierta manera, mediocres porque están hechas para una masa uniforme, para todos los gustos. Lo nuestro no. Nuestro cine está hecho para gustos exquisitamente asquerosos.