Revista Cultura y Ocio

Entrevista a Ramon Saizarbitoria, Premio de la Crítica 2012 en euskera

Publicado el 29 abril 2013 por Carmen Fernández @topcultural

Entrevista a  Ramon Saizarbitoria, Premio de la Crítica 2012 en euskeraEsta mañana hablamos con Ramon Saizarbitoria, Premio de la Crítica 2012 en euskera por su novela Martutene.  

Nacido en Donostia (1944), sociólogo de profesión y escritor por vocación y militancia, es uno de los grandes renovadores de la literatura en euskera. Sus novelas le han hecho merecedor de los premios más importantes de la literatura vasca, entre otros, y en cuatro ocasiones, el Premio de la Crítica, la última el pasado 13 de abril con MartuteneEn 2000 fue finalista del nacional de Literatura con Gorde nazazu lurpean, también publicada por Erein.
Una novela sobre parejas que están recomponiéndose (o descomponiéndose): Julia es traductora, Martin, escritor; Pilar y Abaitua son médicos. La llegada de una joven socióloga americana (cuyo nombre está tomado de una novela de Max Frisch) removerá los cimientos de unas relaciones estancadas.
P. ¿Qué supone la concesión del Premio de la Crítica? El cuarto, si nos salen las cuentas.

R. Eso solo significa que me he hecho viejo. Los premios producen satisfacción, eso es innegable, pero también me siento un poco incómodo al recibirlos porque pienso que otros también tenían méritos.  P. Martutene es, para muchos fuera de Euskadi, sólo una prisión. ¿Qué es para ti el sitio? R. El sitio es un barrio industrial y residencial en el que conviven restos de un pasado  rural, algún caserío, huertas y sidrerías con palacetes aislados de la Belle Époque, restos también del esplendoroso inicio del siglo XX, junto a desastres arquitectónicos típicos del desarrollismo posterior. También está la cárcel. Creo que Martutene representa de alguna manera el conjunto del País Vasco.P. ¿Y la novela?
R. No sé qué decir. Creo que no soy el más adecuado para hablar de ella, pero bueno, diré que, básicamente, trata de dos parejas —un matrimonio de médicos por un lado y un escritor y una traductora por otro— cuya rutinaria existencia se ve alterada con la aparición de una joven extranjera que actúa de espejo. Ante ella los actores se ven como son y se enfrentan a su pasado individual y colectivo.P. La crítica vasca no ha ahorrado elogios: “la gran novela de un siglo XX vasco que, a diferencia del siglo XX corto de Hobsbawn, es largo (1898-2012)”, “un hito sin parangón”… ¿Abrumado?R. Quizá sería más exacto decir que aliviado porque no sé si es correcto que lo diga yo pero me parece que es una novela arriesgada. Dudé mucho al escribirla a lo largo de mucho tiempo porque disponía de alternativas más seguras que podían ser más agradecidas pero persistí en lo que yo creía que tenía que hacer y las críticas me permiten deducir que acerté. Constituye un gran alivio.

P. En algún momento has declarado: «Ser vasco ha sido para mí una carga».
R. Me parece que es el sentir de muchos vascos y especialmente de muchos escritores vascos. Lo vasco está lleno de connotaciones y eso resulta muy incómodo. Hemos desayunado durante treinta años viéndonos como titular de primera página y cuando salíamos de casa se nos inquiría: ¿Qué os pasa a los vascos? Uno, honradamente, ha llegado a plantearse si no debía renunciar a ciertos rasgos culturales para librarse de toda sospecha y, por otra parte, según los cánones que manejan algunos abertzales, pertenecer a la comunidad cultural vasca resulta complicado. Una lata, de verdad. También: «Soy un escritor de culto para mil personas, y agradezco mucho eso».

Dicho así suena fatal, pero es verdad. No es cuestión de ponerse metafórico pero cada lengua crea su flora y su fauna. En mi fauna soy un escritor bien considerado. Valga como muestra que  Martutene al año de su publicación ya ha inspirado un libro. Me he ganado el respeto de un conjunto de lectores importante a escala vasca, que me sostiene, que me permite persistir en lo que hago, que no entendería incluso que hiciese otra cosa. Un periodista con quien compartí esta idea me preguntó si prefería ser cabeza de ratón que cola de león. Es una forma de verlo. Para salir del paso le respondí que los ratones han hecho mucho más por la ciencia que los leones. Lo que quise decir es que las culturas pequeñas se justifican, más que nada, por la mayor posibilidad de aportar algo nuevo. Arriesgarse en euskera, al menos para mí, es más fácil.

Entrevista a  Ramon Saizarbitoria, Premio de la Crítica 2012 en euskera
P. Para terminar. Acogiéndote a Baroja has dicho: «lo que nos hace universales es hablar de lo nuestro». ¿En qué medida es un precepto que te guía?

R. No sé si es un precepto que me guía o una justificación. Lo cierto es que, a estas alturas, no sabría hacer otra cosa. Tampoco me compensaría. Por triste que suene, soy un antiguo y no escribo por el dinero ni buscando el éxito, sería estúpido a estas alturas: escribo por pura necesidad.Martutene de Ramon Saizarbitoria. Editorial Erein colección Bakanak, 13, 2013. 760 pp. 27 €.



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