Imagen: microrevista.com
Sara Mesa nace en Madrid, aunque reside en Sevilla desde niña. Publicó su primer libro, en este caso de poemas, en el año 2007 y desde entonces, su nombre se ha ido afianzando en las letras de nuestro país. Ha obtenido el Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández, ganó la XI Edición de Cuentos Ilustrados de la Diputación de Badajoz, fue ganadora de la Sexta edición del Premio Málaga de novela y Finalista del Premio Herralde de Novela en 2012 con su obra, Cuatro por Cuatro.- Te leí hace un tiempo decir que te veías los próximos 30 o 40 años escribiendo, pero, ¿desde cuándo sientes esa inquietud por contar tus historias?
- Hasta para mi es difícil poner una fecha. Supongo que desde niña me gustaba contar historias (inventaba muchas trolas, de hecho), pero escribir en serio es algo que no me planteé hasta hace relativamente poco. En cuanto a esa declaración de los 30-40 años escribiendo es, obviamente, una exageración, pero sí refleja cierta intención al menos: me gusta hacerlo.
- Con Cicatriz, tu última novela, tocas muchísimos temas actuales. ¿Qué es para ti Cicatriz?
- Es una novela en parte distinta a mis textos anteriores porque aborda, desde una perspectiva más realista, los mismos temas que traté antes en historias más simbólicas, como el encierro, la obsesión o la oscilación entre el poder y la sumisión.
- ¿Fue difícil escribir una historia en la que todo girase en torno a dos personas?
- En parte sí, aunque yo siempre me siento más cómoda en estas historias "reducidas" que en las novelas corales donde hay que sacar a bailar a más personajes. Me gusta concentrarme bien en lo que tengo, inspeccionar con bisturí unos pocos elementos.
- ¿Cuánto tiempo te llevó decidir algo que parece tan sencillo durante la lectura, como es el narrador, el tono de la obra?
- Esa es, en efecto, la primera decisión. No sabía si elegir un tono epistolar al uso -cartas que se intercambian- o una fórmula mixta como la mía -el foco puesto en uno de los personajes, en este caso el femenino-. Opté por lo segundo, y también por un tono externo, aséptico, en el que se desdibujan todos los elementos secundarios menos relevantes. La decisión no es fácil, y se basa mucho en la intuición.
- Mirando títulos anteriores tuyos, ¿podría decirse que ese amor tóxico es una de tus obsesiones literariamente hablando?
- Es uno de mis temas, sí, en tanto que lo son todas las relaciones desiguales, sean o no de pareja basadas en el dominio y el control. Aquí pueden entrar, como puedes imaginar, las relaciones familiares, de trabajo, escolares, etc.
- Queda clara durante la lectura que hay muchos tipos de amor, que van de la idealización a la obsesión, la sexual y la casta, ¿es difícil escribir sobre algo tan complejo y a la vez tan habitual en los libros como es el amor?
- Es dificilísimo, y es curioso, porque es un tema universal. Hablar de esto, y no caer en el ridículo, en la simplificación o en el morbo por el morbo, es casi como hacer equilibrios en la cuerda floja.
- En Cicatriz la historia se mueve haciendo equilibrios en el filo del juicio entre lo que está bien y lo que está mal. Sobre todo Knut juega mucho, ¿tan fácil es encontrar una justificación?
- Bueno, es que realmente él es un tipo muy cerebral que da una explicación para todo, y personalmente no me parece que sean simplemente justificaciones, sino razones de peso para él. La ambigüedad moral está en todos nosotros, y en todas las épocas. Lo que está bien ahora puede estar mal en el futuro y viceversa.
- Toda la novela se tiñe de una dominación psicológica que va poco a poco creando una hostilidad entre el lector y el protagonista de la misma sin poner claramente en ningún momento la palabra maltrato, ¿crees que aún vivimos rodeados de este tipo de situaciones camufladas?
- Sin duda. Todas las relaciones que se basan en el dominio de uno sobre otro pueden considerarse una forma de maltrato. Toda coacción o pérdida de libertad lo es. En mi libro, esto no es algo que ostente sólo uno de los personajes. Digamos que van alternando.
- Me llamó la atención que, si dicen que las novelas negras tienen que tener un muerto en la primera página, tu novela parece no desperdiciar una sola letra en algo que no sea la historia, ¿buscaste esa exactitud en tus letras, eliminando lo supérfluo?
- Sí. Como escritora me atrae ese reto. Por eso también me gustan mucho las formas breves, el cuento. En este caso, tengo que decirte que recorté muchas páginas. La primera versión de esta novela tenía como unas 60 páginas más, y algunos personajes cayeron en la poda.
- Perteneces a esos nombres jóvenes que han entrado con fuerza en el panorama literario en los últimos años, ¿cómo ves este mundo? Y por favor, dime que no es tan apocalíptico como algunos se empeñan en dibujarlo.
- No, no es tan apocalíptico ni mucho menos. Hay gente haciendo cosas muy interesantes. Me gustan más los que van por libre, pero en general no pienso que sea un mundo tan salvaje como se pinta. En cuanto a las modas, los nombres que suenan más y luego dejan de sonar son eso, modas: no hay que darle mucha importancia.
- ¿Crees que la literatura en nuestro país tiene la supervivencia garantizada con los nuevos nombres que van llegando?¿Puedes darnos alguno?
- Nunca se sabe que pasará en el futuro, pero sí, claro que hay nombres. Pienso en Pablo Gutierrez, en Coradino Vega, Daniel Ruíz García, Marta Sanz, Jesús Carrasco, Miguel Serrano Larraz, Pilar Adón... así de pronto, pero seguro que hay muchos más que se me pasan, o que aún no he leído.
- Ahora faltaría saber si hay lectores jóvenes que sigan acudiendo a comprar libros. Sobre todo por la feroz competencia de las tablets, los móviles y las redes sociales con sus miles de formas de distracción.
- Yo pienso que la lectura siempre ha sido minoritaria, y que poco se puede hacer contra eso. Con el tiempo los lectores seremos como una secta extraña me temo.
- Tras Cicatriz, ya tienes alguna historia rondándote, ¿tienes algún proyecto a la vista?
- Sí, estoy terminando un volumen de cuentos que se publicará en próximo año. Y tengo otra historia rondándome la mente, esta sí para una novela.
- Por último, y como no podía ser de otro modo, me gustaría saber qué estás leyendo en este momento.
-¡Ahora mismo nada! Justo anoche acabé de leer las Memorias por correspondencia de Emma Reyes, un libro turbador que me ha impactado muchísimo y que recomiendo desde aquí.
- Muchas gracias por tu tiempo y disponibilidad.
Y, como siempre, gracias a todos los que pasáis por aquí.
Bibliografía:
- Cicatriz
- Planeta equivocado
- Cuatro por cuatro
- Un incendio invisible
- El trepanador de cerebros
- No es fácil ser verde
- La sobriedad del galápago
- Este jilguero agenda