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Entrevista a Serge Latouche. "Decrecimiento o barbarie."

Publicado el 03 diciembre 2011 por Lilik
Entrevista a Serge Latouche.
MONICA DI DONATO
Decrecimiento o barbarie.
Entrevista a Serge Latouche
“El decrecimiento tan sólo resulta posible en una ‘sociedad del decrecimiento’, es decir, en el marco de un sistema que se base en otra lógica”
Traducción del francés por Eric Jalain Fernández
La aparición del “Pequeño tratado del decrecimiento sereno”, publicado en España por Icaria Editorial, nos ha ofrecido la oportunidad de dialogar con Serge Latouche. Filósofo y economista francés, es uno de los opositores más conocidos del proceso de occidentalización del planeta y uno de los críticos más duros de la ideología universalista de connotaciones utilitarias. Tras las huellas de las ideas de pensadores como Ivan Illich y Marcel Mauss, Serge Latouche reclama la liberación de la sociedad occidental de la dimensión universal de la economía, criticando, entre otras cosas, el concepto de desarrollo
y las nociones de racionalidad y eficiencia económica. A través de las páginas de esta entrevista, el pensador francés afirma la necesidad de un cambio cultural que desemboque en la creación de un nuevo enfoque, una nueva visión para abordar los problemas de un planeta al borde del colapso por hiperconsumo.
Así, frente a la expansión ilimitada, Latouche propone replantearse el propio concepto de bienestar y de riqueza; frente al fetichismo del PIB, que nos convierte en víctimas de una economía agobiante y acelerada, habla de decrecimiento sereno y de la felicidad de la sobriedad.
Pregunta: Prof. Latouche, Vd. es un economista, pero afirma haber perdido la fe en esta “religión”. Desde hace ya muchos años, tanto sus ideas y reflexiones como sus libros son considerados un punto de referencia sólido para los defensores de la “crítica al desarrollo, para rehacer el mundo” parafraseando el eslogan de una conferencia internacional celebrada en París hace unos años. ¿Cuáles han sido los momentos fundamentales de su recorrido como intelectual crítico y de vanguardia?
Respuesta: Fue en Laos donde se produjo el cambio de perspectiva, en 1966-1967. Allí
descubrí una sociedad que no estaba ni desarrollada ni sub-desarrollada, sino literalmente “adesarrollada”, es decir, fuera del desarrollo: comunidades rurales que plantaban el arroz glutinoso y que se dedicaban a escuchar cómo crecían los cultivos, pues una vez sembrados, apenas quedaba ya nada más por hacer. Un país fuera del tiempo donde la gente era feliz, todo lo feliz que puede ser un pueblo. Pero ya se veía venir lo que iba a ocurrir, y que de hecho está ocurriendo en el momento actual: que el desarrollo iba a destruir esta sociedad que, aunque no fuera idílica (no existe ninguna sociedad idílica), poseía una especie de bienestar colectivo, de arte de vivir, refinado a la par que relativamente austero, pero en cualquier caso en equilibrio con el medio ambiente. El conflicto entre los estadounidenses y los comunistas iba a atraparlos entre dos fuegos e iban a ser desarrollados o subdesarrollados a su pesar, y su equilibrio, su sistema social vernáculo, iba a resultar destruido. Eso fue lo que me condujo de alguna manera a cambiar de parecer y a tomar conciencia del carácter etnocéntrico del desarrollo, incluyendo su versión marxista, es decir, socialista. Fue por lo tanto ahí donde, en el fondo, sufrí una crisis: como economista, perdí la fe en la economía, en el crecimiento, en el desarrollo e inicié mi propio camino. Comencé entonces a hacer cursos de filosofía de la economía, de epistemología económica y a enseñar a llevar a cabo una deconstrucción crítica de la economía política, incluyendo la de Marx. Esta reflexión fundamental, que incluía la antropología económica, era una crítica al homo economicus en nombre de una antropología más concreta, que se apoyaba en Karl Polanyi, Marshall Sahlins y Marcel Mauss. La antropología económica hablaba de una realidad social que resultaba totalmente ajena a los economistas, y que sin embargo debía ser tenida en cuenta por los mismos. Durante esos años me dediqué a acumular lecturas y de ese recorrido, en cierto modo mi travesía personal por el desierto, surgió Épistémologie et économie (1973),1 que marca la liquidación del viejo hombre (un poco como La ideología alemana para Marx). Fue entonces cuando volví a las cuestiones del desarrollo.
Saqué al respecto un primer libro titulado Critique de l’impérialisme (1979), que era una crítica de las teorías marxistas y leninistas sobre el imperialismo para aportar otra interpretación del desarrollo y del sub-desarrollo como aculturación, destrucción de las culturas por imposición de una cultura exterior, la de Occidente. En 1986 esto condujo, de forma natural a Faut-il refuser le développement? A continuación, mis aportaciones se van sucediendo: en 1989 llega L’Occidentalisation du monde, etc. Continúa leyendo en http://es.scribd.com/doc/74622815

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