David, Ana, Ester, David y Carmen son un grupo de amigos de la infancia que disfrutan haciendo viajes juntos y contándolo en vídeo. Comenzaron por unas vacaciones en Cádiz y ya llevan un InterRail, un viaje en coche por Europa, varios caminos de Santiago, y alguna escapada que otra. El pasado verano dieron el salto hasta China, donde se encontraron con un país que les iba a dar mucho juego en los nuevos y entretenidos vídeos que cuelgan en su web.
¿De dónde os viene la pasión por viajar?
La pasión por viajar nos viene de habernos movido mucho desde que éramos pequeños, pero también de las ganas de disfrutar juntos de lugares desconocidos, de evadirnos del día a día y lanzarnos a una experiencia completa en la que empaparnos de cosas nuevas.
¿Cómo surge la idea de visitar China durante casi un mes? ¿Qué os hizo decantaros por este país?
Llevábamos tiempo con ganas de Asia. La zona de Indochina nos llama muchísimo la atención, pero quizás nos resultaban lugares mucho más remotos que China. Como primer paso en este nuevo continente, nos parecía que reunía una serie de condiciones idóneas: salto cultural, mucha historia, un arte totalmente diferente, paisajes espectaculares y gigantescas ciudades.
Vuestro viaje por China duró 28 días y recorristeis 6.900 km. ¿Cómo se planifica un viaje tan largo y cómo se gestiona el presupuesto?
Lo cierto es que es uno de los viajes que menos hemos planeado. Al comprar los billetes decidimos empezar en Pekín y terminar en Shanghai. A mitad de camino haríamos una ruta por Kaili, eso lo teníamos claro, porque nos habían recomendado la experiencia de descubrir unos pueblecitos apartados de todo y pasar una noche junto a una familia. Y para el resto nos fuimos documentando en función de dos variantes: una por lugares interesantes, y la otra por lugares emblemáticos que llevábamos viendo toda la vida en televisión o en películas. Sí que es cierto que en China hay un control muy fuerte y parece que existe una especie de ruta turística fijada y promovida que es la más fácil de seguir a la hora de visitar el país.
Si pudieseis recomendar una sola cosa de cada uno de los 14 destinos visitados en China, ¿qué no podríamos perdernos en…?
¡Muy difícil!
Pekín: tiene lugares turísticos alucinantes como la Ciudad Prohibida, pero al ser el lugar en el que vivimos el choque cultural de llegada, nos quedamos con el mercado de los insectos. ¡Probad los grillos!
Badaling: la Gran Muralla… ¡no creemos que haya mucho más allí!
Pingyao: sus callejuelas de la China más profunda, repletas de tradición, pasado y autenticidad.
Xian: más que sus guerreros, nos impresionó encontrarnos un barrio musulmán en medio de China, ¡contraste en estado puro! Parecía que nos habíamos transportado a otro país.
Chengdu: es una ciudad muy vital. El centro de cría de osos panda, a pesar del mal día que nos hizo, es uno de los mejores recuerdos del viaje. ¿Sabíais que existen pandas rojos?
Leshan: impresionante de principio a fin. Una auténtica ciudad perdida, dejada tal y como se construyó hace siglos y coronada por un buda tan grande como inimaginable.
Emei Shan: nos quedamos con la experiencia de peregrinar a través de una vegetación exuberante ayudándonos de palos de bambú. Todo muy auténtico.
Kaili: no hay duda, el momentazo del viaje. Nunca olvidaremos a la familia que nos acogió amablemente durante una noche. La diversión del choque de culturas.
Guilin: sus impresionantes y enormes cuevas, aunque demasiado explotadas turísticamente.
Yangshuo: el descenso del río Li nos brindó el paisaje más bonito de todo el viaje, un sueño cumplido.
Macao: es una bomba de ciudad. Sin alejarnos de China, encontramos una antigua colonia portuguesa con sus edificios típicos, ahora modernizada con casinos, rascacielos y luces de colores. Lo mejor, apartarse a la tranquilidad de su costa tras un viaje agotador.
Hong Kong: su skyline, es la definición de ciudad por excelencia, tanto por sus cosas buenas, como por las malas.
Suzhou: los canales y los templos alrededor de estos.
Shanghai: no podéis dejar de subir al rascacielos Jin Mao de 420 metros de altura, punto y final de nuestro viaje. ¡Y no os perdáis la fiesta nocturna ni las compras!
Una muy buena forma de conocer la cultura de un país es a través de su gastronomía. ¿Qué es lo más bueno que habéis probado en China? ¿Habéis tenido la ocasión de probar algún plato “extraño?
Comimos muchos noodles muy buenos, hechos con verduras y con frutos secos. Además, muy baratos. Aunque estuvimos en restaurantes en los que servían perro y vimos sapos enormes que los vendían vivos en mercados, lo más raro que probamos fueron grillos y serpiente en el mercado de los insectos de Pekín. Sabían a sardinas y pollo, no estaban malos. Hay que comer de todo.
¿Alguna situación graciosa o atípica que os hayáis visto durante este viaje y que se pueda compartir?
La travesía por los pueblos de Kaili estuvo repleta de anécdotas. Mientras nuestro guía nos contaba historias escalofriantes sobre espíritus y creencias, una de las familias nos explicaba que su perro no tenía nombre, para que así no les diera pena comérselo. Surrealista a más no poder. La noche en las discotecas de Shanghai también era alucinante, todo extremadamente exagerado, la música alta a más no poder, las luces lo más brillantes posible, los chinos arreglados hasta el más mínimo detalle. En Macao anduvimos buscando hostales baratos, hasta que nos dimos cuenta de que estábamos en prostíbulos. Nos quedamos un poco helados. Y en Guilin le pedimos a un chino que se alojaba en el hostal que subiese a la habitación para que le cantásemos el cumpleaños feliz a nuestra rubia Ester, él en chino… ¡y nos la encontramos dormida! La cara de ella al despertarse y vernos cantando con un chino en el cuarto fue desternillante, esa noche no nos dormíamos de la risa.
Y después de China, ¿cuál es vuestro próximo destino?
Hay muchos que tenemos pendientes, desde Vietnam, Camboya, Laos y Tailandia -la zona de Asia que deseábamos visitar en un primer momento-, hasta Estados Unidos o Sudamérica. Pero, por el momento, quizás deberíamos pararnos a apreciar todos los rincones por descubrir en España, pues tenemos la suerte de vivir en un país variado y lleno de historia.
¿Seguís algún otro blog de viajes? ¿Cuáles recomendaríais a nuestros lectores?
Vamos a abogar por otros videoblogueros como nosotros. Los chicos de MochilerosTV son unos currantes y han hecho un documental magnífico sobre su viaje del norte al sur de América. Y hay otro pequeño blog al que le tenemos mucho cariño, Los viajes de Paco y Alba, una simpática pareja que conocimos en el tren de Pekín a Pingyao y, por suerte, nos los volvimos a encontrar en la misma Pingyao de noche, en Xian y en Yangshuo. Cosas de la vida. Este verano se han ido a Tailandia y seguro que se lo han pasado igual de bien. Y por supuesto, nuestro compañero Stabri, para descubrir el mundo con los ojos de un muñeco viajero.
Y ya por último, ¿creéis que el viajero nace o se hace?
Suena muy bonito pensar que viajero se nace, y, en cierto modo, puede ser verdad. Depende mucho del entorno en el que nazcas, pero también la curiosidad por el mundo se puede alimentar de muchas formas. Por otro lado, también se puede viajar y no ser viajero, sino un mero turista. Eso ya es decisión de cada uno, no viene decidido al nacer. Hay que ponerle ganas a todo.
Un saludo, muchas gracias, ¡y no dejéis de visitar nuestra web!