Carlos Salem (Imagen extraída de http://bukowskiclub.wordpress.com/tag/carlos-salem)
Tuvimos el placer de poder acceder a Ya lo dijo Casimiro Parker, editor del polifacético escritor argentino, Carlos Salem, con quien tuvimos una extensa entrevista que os iremos dejando por partes a lo largo de esta semana.
Defíneme a Carlos Salem, el escritor, con una frase:
Escribo historias tristes que hacen reír a la gente, aunque todavía no sé por qué.
¿Variaría mucho la frase si te pidiera que te describieras como persona?
Más o menos es lo mismo. Soy un tipo bastante melancólico y se supone que tranquilo, pero a veces me revuelvo y todo el mundo está esperando que haga locuras, que se conoce que hago bastantes.
Tengo una frase que no siempre puedo cumplir: “la única persona con la que voy a dormir todas las noches de mi vida soy yo mismo, y si no intento hacer algo para mínimamente tolerarme, pues malo”. Cambias de pareja, te enamoras, te desenamoras, te mudas de sitio, pierdes de vista amigos…pero con quien vas a estar siempre es contigo mismo y si no aprendes mínimamente a quererte y tolerarte un poco y a no hacer putadas que luego te impidan mirarte, pues chungo.
Novela, relato, poesía, incluso artículos periodísticos ¿hay algún palo que te haya llamado la atención de una manera especial?
La novela, siempre. Tengo también una obra de teatro escrita que está en escena en Barcelona ahora y otra que estoy escribiendo, tengo algún guión de cine en marcha, la poesía me gusta mucho como medio de expresión, pero la novela es el patio donde yo juego.
Carlos Salem (Imagen extraída de bandonadtodaesperanza.blogspot.com.es)
¿Hay algún palo que te quede por cultivar y que te gustaría tocar?
No tengo muchos conocimientos, pero me gustaría hacer cine; tengo muchas ganas de ver rodar algo escrito por mí. De hecho tengo algún guión a medio hacer y algún corto, pero me he dedicado más a la novela. Hay una novela mía, “Matar y guardar la ropa”, que se hará película pero yo no participo en el guión.
¿Hubo algo que te llevara a decir “quiero ser escritor”?
Desde pequeño lo supe, siempre he leído. A veces lees cosas que te apasionan y te entusiasman y otras que te aburren y hay un momento en el que dices “yo tengo que hacer esto, me apetece”.
Con trece años leí un libro que me marcó mucho, “El largo adiós” de Raymond Chandler, y también “Triste y solitario final” de Osvaldo Soriano y decidí que yo quería hacer eso mismo, pero mejor. No sé si lo he conseguido o no, pero lo estoy haciendo a mi manera.
Además de estos dos libros que acabas de mencionar, ¿hay alguna otra influencia que tengas tan clara a la hora de escribir?
Doscientas. No hay quien escriba y no admita que tiene docenas de influencias, por ejemplo Bukowski, Stevenson, Conrad, Cortázar… podría esta horas hablándote de gente que me enseñó y que hacían las cosas a su manera y muy bien. Tanto en novela como en poesía te podría decir una lista de horas, porque todo lo que es bueno te inspira, incluso una película que te remueva por dentro.
¿Cómo te inspiras a la hora de escribir?
En realidad no me inspiro, tengo una idea, esa idea choca con otra y, con dos ideas más, ya tengo una historia que quiero contar, sigo haciendo otras cosas y entonces cae la tercera idea. Siempre se cómo va a terminar la novela, pero igual me falta todo lo del medio.
Es como si tuvieras cuatro piedras grandes, no te da para cruzar, así que o te llenas los bolsillos de piedras y vas tapando los huecos que faltan o las vas descubriendo por el camino. Yo siempre sé la última frase de una novela mía, siempre, pero las cosas del medio las dejo trabajar en la cabeza mientras hago otras cosas o empiezas otra novela. Así evitas poner el piloto automático, el rellenar con cosas obvias, que detesto que suceda.
¿Es cierto que para escribir una buena novela o un buen poema es necesario pasar por un mal momento sentimental o es un mito?
Eso es mentira. Lo que pasa es que los poemas de desamor siempre tienen más aceptación porque si escribes un poema feliz, cuando se te acabe ese amor y lo releas, te dará pudor pensar lo gilipollas que fuiste. En cambio, todos somos en algún momento desgraciados. Pero no es necesario que te sientas mal para escribir poesía, para eso está la memoria. Para los libros es todo lo contrario, es mejor que no tengas ningún problema. Es como la gente que se fuma porros o se sienta borracho a escribir, yo jamás escribo bebiendo.
¿Qué hay de autobiográfico en los protagonistas de tus poemas y novelas?
En los poemas mucho y en las novelas también, solo que se va enmascarando un poco, le prestas a un personaje algo tuyo, tu manera de pensar, los miedos, o incluso eso que te gustaría ser y no has sido, pero nunca le das todo.
El personaje de mi última novela, “Jamón calibre 45”, tiene muchísimo que ver conmigo cuando me vine a vivir aquí, porque quería recuperar ese desconcierto de un tipo de treinta años que no es de aquí ni de allí, ese desarraigo, un poco cabeza loca, mujeriego, borrachín, optimista pero cínico… todo eso que tenía yo cuando vine y que sigo teniendo. Lo que le pasa a Tomás me podría pasar a mí ahora, y algunas cosas que se cuentan me han pasado a mí, no las turbulentas.
En otros casos, cuando un personaje se parece mucho a mí y no quiero, le pongo un rasgo que no tenga nada que ver conmigo. Por ejemplo, yo tengo una caligrafía pésima y si veo que en una novela el tipo se está pareciendo bastante a mí, aunque no lo diga en la novela, me imagino que tiene una letra perfecta y así le puedo prestar un rasgo mío pero no soy yo.
¿Por qué novela negra y no otro género?
No escribo solo novela negra, pero me gusta mucho la buena novela negra, no esa de un comisario con problemas de salud que hace una serie a medida de las que hacen los Yankees, sino que realmente ese personaje sirva para llevar unos sentimientos o una manera de pensar. En ese sentido sí me gusta la novela negra pero, en realidad, aunque alguna de mis novelas sea más negra que otra, salió así. Yo utilizo la novela negra para ir más allá, para contar más cosas.
Si os ha gustado esto, estad atentos a mañana, Carlos Salem no os defraudará. Lo prometo.
Miriam
Soy una chica leonesa que ha tenido que irse a Valladolid para cumplir su sueño, hacer periodismo. A pesar se ser este mi primer año de carrera, tengo el orgullo de ser colaboradora de Ruta 42. Por lo demás no hay mucho que contar, toco la guitarra, me gusta el rock y devoro todo tipo de literatura, especialmente la poesía.
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