
La mielopatía cervical es un trastorno progresivo que ocurre cuando la médula espinal en la región del cuello se comprime. Esta compresión puede causar daño neurológico progresivo. A continuación, el Dr. Botella-Asunción, neurocirujano en Valencia especialista en cirugía de esta patología, explica cómo se diagnostica y cuáles son las mejores opciones de tratamiento.
Doctor, ¿qué es exactamente la mielopatía cervical por cervicoartrosis?
Dr. Botella-Asunción: La mielopatía cervical por cervicoartrosis, o mielopatía espondilótica, es la causa más frecuente de afectación de la médula espinal en adultos mayores. Se produce cuando los cambios degenerativos normales de la columna cervical —como el desgaste de los discos, la formación de osteofitos y el engrosamiento de los ligamentos— comprimen la médula espinal. Esta compresión genera síntomas progresivos que afectan tanto al movimiento como a la sensibilidad.
¿Cuáles son los síntomas más habituales?
Dr. Botella-Asunción: Los pacientes suelen notar primero problemas con la marcha y el equilibrio; muchos describen sensación de inestabilidad o de “caminar sobre algodones”. También aparecen dificultades con las manos, como problemas para abotonarse la camisa, escribir o manipular utensilios, debido a debilidad o pérdida de fuerza. Otros signos incluyen reflejos exagerados, espasticidad, o alteraciones de sensibilidad como entumecimiento u hormigueo en brazos y piernas. En ocasiones, puede haber dolor cervical o irradiado, pero generalmente no es el síntoma principal.
¿Cómo se diagnostica esta patología?
Dr. Botella-Asunción: El diagnóstico se realiza combinando la historia clínica y un examen neurológico detallado con estudios de imagen. La resonancia magnética es la herramienta más importante porque nos permite ver la médula y la compresión. En algunos casos, complementamos con tomografía computarizada para valorar los huesos o radiografías dinámicas para estudiar la estabilidad de la columna. También utilizamos escalas de evaluación funcional que nos ayudan a medir la gravedad y el progreso de la enfermedad.
¿En qué casos se recomienda la cirugía?
Dr. Botella-Asunción: La cirugía se indica cuando hay progresión de los síntomas o compresión severa de la médula, incluso si los síntomas iniciales son leves. El objetivo es descomprimir la médula para detener el deterioro y, en muchos casos, recuperar función. La intervención temprana ofrece mejores resultados; si se retrasa más de seis meses, la recuperación puede ser limitada. En pacientes sin síntomas, pero con compresión importante, se puede considerar cirugía profiláctica, aunque habitualmente se realiza un seguimiento cuidadoso.
¿Qué tipos de cirugía existen y cómo se elige la más adecuada?
Dr. Botella-Asunción: Depende de la localización y extensión de la compresión, así como de la alineación de la columna. La discectomía cervical anterior con fusión se utiliza cuando la compresión es anterior en uno o pocos niveles. La corpectomía es para compresiones multisegmentarias o casos de osificación severa de ligamentos. Por último, el abordaje posterior, mediante laminectomía o laminoplastia, se usa en compresiones que afectan a varios niveles y permiten descomprimir la médula preservando el movimiento en ciertos casos. Cada técnica tiene ventajas y riesgos, que explicamos detalladamente a los pacientes antes de decidir.
Doctor, ¿qué hace que su experiencia sea relevante para este tipo de cirugía?
Dr. Botella-Asunción: Llevo más de 30 años dedicándome a la cirugía de la mielopatía cervical por cervicoartrosis y he tratado cientos de pacientes. Esto me permite adaptar la técnica quirúrgica a cada situación, minimizando riesgos y maximizando la recuperación funcional. Gracias a esta experiencia, he tenido la oportunidad de colaborar internacionalmente y seguir de cerca la evolución de los avances en el tratamiento de esta enfermedad.
¿Qué mensaje daría a los pacientes que comienzan a notar síntomas?
Dr. Botella-Asunción: Lo más importante es no ignorar los cambios en la marcha, el equilibrio o la fuerza de las manos. Una evaluación temprana permite detectar la mielopatía cervical a tiempo, planificar el tratamiento adecuado y mejorar significativamente la calidad de vida. La intervención oportuna puede detener el deterioro y, en muchos casos, devolver la función perdida.

