Elena Anaya está en estado de gracia. Con Hierro, ópera prima de Gabe Ibáñez, no para de cosechar buenas críticas y premios en festivales como Sitges. Además, tiene previstos los estrenos de otras tres películas este 2010: Enemigo Público nº 1, Cairo Time y Habitación en Roma, la cual supone su reencuentro con Julio Medem tras Lucía y el Sexo. En medio de tanto proyecto nos ha concedido esta pequeña entrevista en la cual hablamos acerca de Hierro y sobre la inminente gala de los Goya.
P: Así para empezar, que puedes decirnos de Hierro para que la gente vaya a verla
R: Que te puedo decir, pues que es una película con una historia minimalista que habla de una madre que busca a su hijo desesperadamente que ha desaparecido y que visualmente es muy potente. Creo que no se ha visto en España hasta ahora una película con una fotografía así, con mucho respeto a todos los directores de foto consagrados (risas) pero esta es especial. Y bueno, yo diría que vayan a verla, que la hemos hecho con mucho cariño y que yo creo que no les va a decepcionar.
P: Del proyecto qué fue lo que te atrajo para interpretar el papel
R: A mí cuando me atrae un proyecto no me atrae un personaje, me atrae la película. En este caso el personaje es toda la película pero yo suelo hacer personajes muy pequeñitos… yo creo que no haces una película porque tu personaje te guste, haces una película porque crees que merece la pena ser contada. En este caso me apetecía muchísimo hacer este personaje para hacer esta película con Gabe. Quería trabajar con un director con mucho que contar, con una manera de hacer cine totalmente nueva y especial. Y bueno, arriesgar un poco ¿no? De eso se trata también.
P: Se trata de una apuesta arriesgada, con un director novel además.
R: Sí, es una propuesta arriesgada. Es difícil porque no es una historia al uso ni convencional, pero es que yo tampoco. Creo que todos los proyectos que hago, y un poco mi trayectoria está hecha a base de hacer personajes así, un poco extraños y películas un poco peculiares y distintas..
P: María, tu personaje, es una mujer traumatizada por el dolor, por una pérdida… háblanos un poco de ella
R: Yo creo que más que dolor es un desgarro. Tengo amigas madres que han perdido a sus hijos un minuto y medio porque se han despistado y se han querido morir. En un minuto y medio han visto que se morían, que se les paraba el corazón, que se quedaban sin aire y… unas se han desmayado, a otras les ha dado un ataque de ansiedad, las otras se han vuelto locas corriendo fuera de sí buscando hasta que de repente al minuto y medio aparecen. Tú imagínate que desaparezca un niño de verdad y que no lo encuentren. Tú sola sin nadie más al lado que te ayude… Creo que eso es un dolor imposible de contar, difícil de transmitir y que mi personaje… No, de alguna manera no puede permitirse sentir en todo su ser. Porque creo que si María llora, que es algo que prácticamente no hace en toda la película, se deshace en lágrimas, de verdad. Se hace literalmente, se muere de llorar. Ante eso si hay opción de poder pensar que su hijo sigue vivo pues va a buscarlo y va a quemar todas las posibilidades.
P: Para preparar la película Gabe te hizo leer 2 libros: El año del pensamiento mágico y El asesino que hay en mí
R: El año del pensamiento mágico es un grandísimo libro, yo creo que es de los libros que más he leído y releído porque lo leí hacia delante, hacia atrás, lo empezaba, lo acababa… Era un poco como un libro-guía para mí en la película, porque ya en el guión ha conseguido transmitir el estado emocional y casi sensorial de alguien que tiene una pérdida tan grande. Y lo cuenta en palabras y lo cuenta muy bien. Se que Vanessa Redgrave hizo algún monólogo absolutamente maravilloso en Londres adaptado por la misma autora del libro… y me quedé con unas ganas de verlo locas. Y bueno, ese libro y luego El asesino que hay en mí porque de alguna manera lo que hacemos en esta película es crear una especie de pulso con el público, y a veces sin que se note que hay algo en mí que no está funcionando del todo bien. Hacer pensar que los que están mal y los que tienen algo que ocultar son los otros, los que me rodean, incluso la isla, y no yo.
P: ¿Y la preparación del personaje cómo ha sido?
R: Pues mira, afortunadamente Gabe es un director de los que les gusta ensayar. Ya sabes que hay muy pocos (risas) que les guste o que quieran ensayar, y él sí, y ensayamos mucho. Tardamos en leer el guión creo que como dos semanas. Era impresionante, nos poníamos a leer todos los días el guión y decíamos: “bueno hoy hemos llegado hasta la página 12, ¡no puede ser!, tiene 100 páginas ¿cuánto vamos a tardar?”… Pero creo que esa lectura minuciosa en la que nos parábamos todo el rato a hablar de detalles ha hecho que yo llegue al rodaje con un conocimiento a nivel técnico de como él quería rodar y como quería tratar cada plano, que luego me ha permitido interactuar con eso que es la atmósfera.
P: Has estado metida de lleno en todo el proceso técnico, hablando con los distintos departamentos para ver como iba a ser esa atmósfera y demás para poder preparar el papel ¿no?
R: Claro, no me quedaba otra opción. En esta película era necesario saber que tratamiento le iba a dar Gabe a cada plano, a cada toma, a cada momento concreto de la película… y era necesario que yo supiese como lo iba a rodar. Me ha ayudado mucho, me ha gustado mucho… a veces hay directores que piensan que los actores no tenemos que enterarnos de todo esto. Que somos unos seres muy ingenuos y cuanto menos se nos cuente mejor y que llegamos ahí y ¡pum! lo hacemos y ya está. Yo respeto todas las opiniones pero creo que después de años trabajando, me he encontrado con un director que sí, que me ha cogido y me ha dicho: “mira, este es el aspecto técnico. Te voy a contar exactamente como lo vamos a rodar y de que te vas a rodear para que puedas ecualizar tu actuación, que puedas usar todo eso y que luego el público lo vea”.
P: En la peli estás tú y casi siempre sola, aislada. ¿Ha sido difícil?
R: Bueno para mí… ya lo noté un poco en los ensayos. Cuando empezábamos a ensayar decía Gabe: “bueno pues vamos a ensayar”. Entonces decía “venga aquí estoy en la playa y… sola”. Hacíamos lo de la playa y luego: “vamos a ensayar ahora la secuencia en la que estoy en el coche”… entonces estoy aquí en el coche, estoy sola… para mí actuar… el otro es el que me da la vida, sin el otro yo no existo y yo actúo para mi compañero o para mi compañera. Crees la relación que tengas que contar o seas quien seas, pero si no tienes al otro no tienes a nadie. Y en esta película muchas veces estaba yo sola. Ahí creo que tienes que entenderlo, aceptarlo, y utilizar todo ese vacío que tienes sin tu compañero y ver si realmente estás interactuando con otra cosa que no es un actor. A veces interactúas con otro personaje que es la isla en sí, es El Hierro.
P: Tu interpretación ha sido muy bien acogida por la crítica, Sitges, Cannes… ¿esperabas algo así?
R: Mira, yo esta película la he hecho con todo el amor del mundo. Todas las hago con este amor, pero claro… todos los días poniendo tanto amor, luego al final el resultado es un amor multiplicado por cada día de rodaje por muchas horas. La verdad es que he disfrutado mucho. De todas me siento muy agradecida y muy emocionada cuando primero te llaman para hacer un trabajo y luego, cuando se acaba, se estrena, te despides de alguna manera y ya la película ya no te pertenece a ti ni a tu equipo, pertenece al público… Y esta película la quiero especialmente, le tengo mucho amor mucho cariño, me ha dado cosas muy buenas. Creo que he aprendido mucho haciendo esta película y… hemos estado en Cannes, hemos estado en Sitges, hemos estado en el Lincoln Center presentando la película al público americano, hemos estado en Helsinki. Allá donde hayamos estado la película ha tenido una recepción maravillosa, las salas se han llenado y eso son pequeños regalos que luego se quedan. Y eso es muy bonito la verdad
P: Sin embargo, en los Goya…
R: A los Goya no estamos invitados este año… a mí me dio mucha pena ya no solamente por una nominación de Gabe, que yo creo que hubiese estado muy bien, y varios técnicos de la película como el arte, maquillaje, foto, vestuario… me parece que hubiese sido justa una nominación; pero no estamos nominados, no vamos a estar en la noche del cine español. No importa, sabes… me da pena que los académicos no hayan visto la película. La peli no se ha mandado, había una opción de verla en Internet en una calidad muy baja… yo la he visto en Internet y era como de cartón piedra… ver una peli así en una pantalla de Internet y continuamente cargándose, es imposible. De hecho yo este año como académica que soy, también he tenido dificultad a la hora de votar porque no han mandado muchas películas y el nuevo formato de ver las películas en el ordenador a mí no me gusta nada.
P: Ya sobre la gala en sí y los premios… el que haya una diferenciación entre categorías revelación o noveles y los demás… ¿qué sentido tiene? Si alguien es bueno da igual si es novel o no, ¿no crees?
R: A mí me parece bien que haya un premio a una primera película y a una primera interpretación. Me parece que es justo que los directores noveles compitan entre sí y que no compita Gabe con Almodovar. No tendría mucho sentido. Lo mismo con los actores revelación. Creo que cuando haces una primera, una segunda peli – no una octava como hay algún caso que siguen siendo revelación después de 10 años –, pero si los actores están empezando merecen estar por lo menos en ese pequeño grupo de gente donde tienen más facilidad para ser nominados y llevarse un Goya ¿Por qué no? Claro que sí.
P: Y como curiosidad, has estado haciendo un curso de Clown en Madrid ¿cómo surgió? ¿Te ha picado el gusanillo de la comedia?
R: He hecho un curso de clown porque me he encontrado con un maestro maravilloso que se llama Avner The Eccentric, que lo vi en un teatro haciendo un show maravilloso y me enteré que daba unas clases de varios días, me apunté inmediatamente y acabo de terminarlo. Yo creo que hacer clown y hacer comedia es muy distinto, creo que todos deberíamos hacer algún curso de clown alguna vez en nuestra vida independientemente a lo que nos dediquemos. Sin quererlo, según vamos creciendo, vamos dejando de jugar, nos vamos convirtiendo en unos seres serios y responsables y creo que el juego, la diversión y sacar lo más divertido de cada uno, el ridículo y el absurdo más grande es necesario.