Revista Comunicación

Entrevista Victor Küppers

Publicado el 21 mayo 2015 por Héctor Quiles @ElrincondeMK

La pasada semana tuve la fortuna de asistir a una de las conferencias que, Victor Küppers, imparte para empresarios y emprendedores en el Stage de oficinas Tax y no quería dejar pasar la oportunidad de poder entrevistar a un referente del optimismo y la actitud en la vida. Formador, entusiasta y un brillante motivador, autor del libro ‘Vivir la vida con sentido‘ y ‘El efecto actitud‘. Casado y padre de dos hijos, piensa que la vida es fantástica. Sus dos palabras favoritas son pasión y entusiasmo y cree firmemente que la única vida que tiene sentido, es una vida con sentido. Licenciado en Administración y Dirección de Empresas y Doctor en Humanidades. Trabaja como formador y conferenciante, da clases de Dirección Comercial en la Universidad Internacional de Cataluña y la Universidad de Barcelona. Fue vicepresidente de Barna Consulting Group y Assistant Professor de IESE.

Hablamos con él para saber cómo se puede gestionar el entusiasmo y conocer un poco más a Víctor.

P.– Hablas de una crisis del estado de ánimo entre las personas y la gestión del entusiasmo como herramienta para salir de ésta, ¿A qué te refieres?

A que en los últimos años hemos vivido rodeados de palabras como crisis, paro, corrupción, déficit, recortes, hemos sufrido mucho y eso nos ha dejado muy tocados, muchas personas han perdido el ánimo y la ilusión y hay que luchar con todas nuestras fuerzas para no perderlo y ayudar a los demás para que no lo pierdan, una persona sin alegría, sin ánimo, sin ilusión y entusiasmo, no es nada. Nuestro estado de ánimo es el motor que nos mueve, como profesionales, como padres, como parejas, como amigos. Podemos perderlo todo, pero no el ánimo.

P.– ¿Cuáles crees que son los ingredientes para ser feliz?

Que pregunta más difícil, como si yo tuviera la respuesta :-). Ser feliz es lograr encontrar el sentido a tu vida. A mi me lo da Jesús, Dios es el centro de mi vida, y para llevarlo a la practica cada día tengo una frase brutal de la Madre Teresa de Calcuta: “que nadie llegue jamás a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz”. Me parece espectacular, practica, concreta y muy aplicable. Pero el mérito no está en conocerla, el mérito está en la lucha diaria por aplicarla y ahí soy un principiante. Después de leer a muchos expertos he sintetizado sus ideas en una: tenemos que hacer de nuestra vida una obra de arte, eligiendo en cada instante la actitud más fantástica que podamos y con las circunstancias que nos tocan. En cada instante. Vivida así, la vida es apasionante, brutal. Elegir nuestra actitud es la gran libertad y responsabilidad que tenemos los seres humanos. Ello implica esforzarte para ser la mejor persona que puedas llegar a ser y ayudar a los demás, no sólo económicamente, también con tiempo, hay demasiadas personas que viven bajo el umbral de la pobreza en términos de cariño, afecto, amabilidad, respeto. La vida es simple, no fácil, pero simple, pero nos encanta complicárnosla o que nos la compliquen. La felicidad esta en ser, no en tener. Se trata de luchar cada día para ser la mejor persona que puedes llegar a ser, pero la sociedad valora mucho el tener, los medios nos conducen a un consumismo sin freno, nos hemos vuelto indiferentes al sufrimiento de los demás, felicitamos a las personas por su coche, su reloj o su casa cuando en realidad deberíamos elogiar y admirar la amabilidad, la bondad, la alegría y otras virtudes que forman parte de la manera de ser de las personas. Estamos muy tarados!

P.– El entusiasmo no es algo genético, es un hábito que puede desarrollarse. ¿Cómo podríamos desarrollar ese hábito?

Como todo tiene una parte genética y otra que puede aprenderse. Todos los hábitos se desarrollan de la misma manera: querer, saber cómo y hacer, hacer y hacer hasta que forma parte de nuestra manera natural de ser. Eso se aplica a ser ordenado o a lavarse los dientes, pero también a ser más alegre, a ser optimista o amable, es una lucha difícil, pero merece mucho la pena.

P.– En tus ponencias hablas de la gente que va como pollos sin cabeza y de las bombillas con patas ¿Quiénes son este tipo de personas?

Vivimos en una época en la que todo es para ya y en la que vamos demasiado rápido. Caminamos rápido, conducimos rápido, hablamos rápido, comemos rápido. Eso no lo vamos a cambiar, pero si podemos, ante este entorno, reivindicar espacios para parar, para pensar, para no ir como pollos sin cabeza por la vida. Pararnos debería permitirnos darnos cuenta de lo que es importante, saber diferenciar entre lo prioritario y lo secundario. Y lo importante son siempre nuestras relaciones personales más importantes, la familia, los amigos. Al final, lo más importante en la vida es que lo más importante sea lo más importante, y es responsabilidad personal de cada uno saber ordenar y equilibrar su vida en un entorno que no ayuda pero que no vamos a cambiar individualmente. El estrés, la ansiedad y la depresión nos dominan cuando nuestra vida es descontrolada y sin sentido. Cada uno tiene que encontrar el sentido en su vida y que éste sea la brújula que le ayude a no perder el norte en un entorno de locos y chiflados. La única vida que tiene sentido es una vida con sentido , y el sentido de la vida se encuentra si uno busca momentos de silencio, de pausa, de reflexión. La vida a veces te da golpes durísimos y es cundo te das cuenta de lo que vale la pena y de lo que no, de lo que es importante y de lo que es una chorrada, hasta entonces muchos vamos a toda pastilla a ningún lado, sin sentido. Para mi es importante buscar esos momentos para pensar, para reflexionar, para parar y reparar, saber lo que estoy haciendo y lo que debería hacer, lo que va menos bien y cómo afrontarlo, la persona que soy y la que debería ser. Para eso necesitamos tiempo. Hay una frase de Tolstoi que me gusta mucho que dice que “hay muchos tipos de conocimiento, pero hay uno que es mucho más importante que los demás: el conocimiento de cómo hay que vivir y ese conocimiento, muchas veces, se menosprecia”. Me encanta porque me la creo. Mientras vivimos lo más importante es aprender a vivir bien, aprender a darle sentido a la vida. Perdona, vaya rollo de respuesta.

P.– ¿Qué le diría a alguien que ha decidido emprender pero que nada a su alrededor le responde?

Que se pregunte tres cosas: me apasiona lo que quiero hacer?, lo hago bien?, hay mercado para ello? SI las tres respuestas son afirmativas, le diría que no tire la toalla  nunca, nunca, que siga luchando.

P.– ‘Vivir la vida con sentido‘,  es un libro sobre valores, virtudes y actitudes para ir por la vida. ¿Qué consejo le darías a todos los emprendedores que estamos empezando?

Yo no soy nadie para hacer recomendaciones, bastante tengo con gestionarme a mi mismo, pero creo que es importante reflexionar sobre lo fantástica que es la vida si se vive con pasión y entusiasmo y que es más inteligente elegir vivir siendo alegre, optimista, positivo, amable y con ilusiones. Hay muchos merluzos que contagian pesimismo y negatividad, demasiados, vivimos sin ilusión, desanimados, muchas veces resignados y olvidamos que tenemos una capacidad enorme para trabajar sobre nuestra manera de ser. Debemos aspirar siempre a vivir y trabajar ofreciendo nuestra mejor versión. Hay emprendedores que tienen como objetivo el dinero, se equivocan, el objetivo es descubrir tus dones, lo que te apasiona y ponerlo al servicio de los demás y ayudarles, si lo hacen así, el dinero vendrá probablemente después.

Para todos aquellos que todavía no conocen a Victor Küppers, os dejo una de sus mejores ponencias: ACTITUD


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