Entrevistamos a: María Rozalén

 La albaceteña está arrasando el panorama musical, todavía me acuerdo de aquel post que escribí hace tiempo cuando todavía pocos eran los que la conocían, parece que han pasado siglos pero apenas ha sido un año. A mí, personalmente, me conquistó con la canción “Comiéndote a besos“… No suelo ser una persona demasiado sensible y esa canción, ¡pfff! Me produjo un vuelco en el corazón. Ahora que su cara sale en los grandes medios de comunicación y su música suena en radios y locales sigue manteniéndose sencilla y sincera, ¡nos ha regalado un huequillo de su tiempo para respondernos algunas preguntas! Con gente como ella da gusto, para los que no la conozcáis todavía (¡ya es hora de ponerse al día, malditos! ¡jajaja!) os presento a: María Rozalén.

- Después de mucho esfuerzo y ganas has conseguido dar el gran salto en el mundo de la música, últimamente no paramos de verte y escucharte en los grandes medios de comunicación, ¿cómo te sientes?

¡Jajajaja! Me siento FELIZ… Adaptándome a todo, intentando disfrutar. Que valoren tu trabajo es la mayor lotería que te puede tocar en la vida.

- Dicen que los cantautores se desnudan con su música y sobretodo con las letras, ¿nunca has sentido ni un poquito de vergüenza? 

¡¡Claro que sí!! Cuento mucho íntimo en cada canción, sobre todo hay una que me costaba cantar al principio, “Para los dos“. Ahí hablo de mis complejos, inseguridades, de códigos que guardaba con mi pareja… Y mostrar eso al público es exactamente como desnudarme. Es normal que la gente sienta que te conoce después de salir de un concierto.

- Qué va antes, ¿la música o la letra?

Yo normalmente escribo primero. Hago mucho “lluvia de ideas”, escribo lo primero que se me pasa por la cabeza, sin orden alguno. Después doy forma y busco melodías y… ¡A pasar mucho tiempo con la guitarrica!

- Es un placer contemplar cómo el mundo de los cantautores se va abriendo poco a poco, hay muchas y nuevas caras recorriendo concierto a concierto el país, ¿nos podrías hacer alguna recomendación?

¡¡Ufff!! ¡¡Muchas!! Road Ramos, Kanka, Boza, Alberto Alcalá, Patricia Lázaro, Joaquín Calderón, Alejandro Martínez, Paco Cifuentes, Muerdo, Andrés Sudón… ¡¡Me falta espacio!!!

- ¿Tienes alguna hija favorita entre tus canciones o las quieres a todas igual?

Siempre hablo con un cariño especial de “Saltan chispas“, la primera canción que escribí cuando llegué a Madrid y las cosas no me sonreían como yo quería. Tenerla presente me hace saborear con mayor intensidad todo lo presente.

- ¿En qué momento de tu vida te diste cuenta de que te querías dedicar a la música? 

Cuando terminé la carrera de Psicología y me vi algo perdida, eché la vista atrás y vi clarísimas las señales que me conducían a los escenarios. Sentí de manera clara que era el momento de intentarlo.

- Vivir la vida en un eterno viaje, recorriendo ciudades y países, bolo a bolo, es toda una experiencia pero tiene que tener sus pros y sus contras, ¿no?

Por supuesto. Parto de que es una vida maravillosa, intensa, cada día es una película. Me siento afortunadísima, pero apenas puedo ver a mi familia y amigos, el descanso es complicado, la falta de rutina… ¡¡Vamos!! ¡Eso poniéndome exquisita! Todo es adaptación.

- Si tuvieras que quedarte con un día de tu carrera musical, ¿cuál sería?

La presentación de mi disco en mi ciudad, Albacete, provocó que andara los dos días siguientes llorando como una cría pequeña. Fue muy fuerte ver la emoción de los míos… Creo que fue la primera que caí en la cuenta de lo que realmente estaba pasando.

- Seguro que todavía te quedan muchos sueños por cumplir, ¿hay algún artista que admires con quien te gustaría compartir canción y escenario?

¡¡No puedo pedirle más a la vida!! Ya he tenido la suerte de coincidir con Carmen París, Luz Casal, Kevin Johansen, Jorge Drexler… Moriría ya con Calle 13, jeje.

- ¿Hasta donde quieres llegar? ¿Cómo ves el futuro de María Rozalén?

Lo que más me preocupa ahora mismo es hacer cada vez mejores canciones. Seguir cantando, seguir formándome, seguir aprendiendo… No perder la creatividad, andar cerca de buenos maestros y, ¡seguir visitando cada vez más lugares del planeta!