Es preciso contener y vigilar las propias emociones y entusiasmos.
No hay que ser excesivamente entusiasta. El exceso de entusiasmo por una determinada cosa, perturba la serenidad constante de nuestras existencias.
Tenemos una suma limitada de energías, y si gastamos unas energías demasiado intensas en un determinado objeto, nos faltarán para otros objetos, y quedaremos desequilibrados.
En asuntos de metafísica no tienen que darse excitaciones, falsos entusiasmos, emociones fuertes. Aquí, de nuevo, la única manera de alcanzar un solo equilibrio está en escoger la Linea del Medio.
La sabiduría de los antepasados
