Revista Opinión
No acierto a adivinar la razón por la cual la sociedad francesa mantiene un pulso activo y continuado contra la reforma del sistema de pensiones impulsada por Nicolás Sarkozy, mientras la sociedad española, en cambio, responde con pasividad a la misma medida, anunciada como prioritaria por Rodríguez Zapatero. Soy consciente de la fortaleza de las centrales sindicales en el país vecino, la legitimidad de la que goza la izquierda más comprometida, el compromiso social de la juventud y el hartazgo ante un presidente de derechas que hace suyo el discurso más populista y demagogo; sin embargo, aún así, no deja de sorprenderme el nivel de concienciación de la sociedad francesa, que amenaza con paralizar el país y poner contra las cuerdas a Nicolás Sarkozy. En realidad, siento una envidia sana por su voluntad de lucha, su coraje y su determinación para enfrentarse al sistema sin perder el aliento, ni tirar la toalla. Nos dirán ahora que son radicales y gentes antisistema, pero la verdad es que son millones de personas y hoy celebran la novena jornada de huelga general. Desconozco qué ocurriría en España si la política económica liderada por Zapatero la hubiera llevado a cabo el Partido Popular. Posiblemente, la situación no sería muy diferente a la actual. Han logrado anular nuestra capacidad de respuesta y hoy somos víctimas fáciles que aceptamos aquello que nos dan, en la falsa creencia de que no hay alternativa. El individualismo ha ganado la batalla a la solidaridad y las centrales sindicales y la izquierda han asumido como inevitable el modelo de desarrollo, en lugar de combatirlo. Creo que ha llegado el momento de abrir un periodo de reflexión sobre el camino a seguir en el corto y medio plazo ante los nuevos abusos que vamos a sufrir. La sociedad francesa sale a las calles, trabajadores y estudiantes suman fuerzas, y las centrales sindicales y la izquierda alternativa lideran la protesta contra la reforma del sistema de pensiones, que implica el retraso de la edad de jubilación de los 60 a los 62 años de edad. Ojalá tomemos ejemplo antes de que sea tarde.