La práctica de envolver al bebé es una tradición ancestral, usada en Europa en los siglos XVIII y XIX, y que últimamente se está volviendo a utilizar; se la puede conocer como swaddling (swaddle significa envolver) o tamal
La palabra tamal proviene de la voz náhuatl " tamalli" que significa envuelto cuidadosamente. El tamal tiene su origen en el maíz, entre las distintas culturas de
Mesoamérica, previo a la llegada de los españoles. Nació de la idea de envolver la comida en una forma muy primitiva utilizando en primer instancia la mano humana como plato, posteriormente se utilizaron hojas de la naturaleza. Entre los mitos que destacan y que han pasado de generación en generación está el que dice que nunca debe haber un niño llorando durante la cocción y las mujeres tristes o enojadas no se deben involucrar en la preparación. Su importancia cultural es enorme, aparte de sustento, formaban parte de ceremonias especiales de ayuno, honraban a los niños recién nacidos, etc.Envolver al bebé en una muselina (mantita ligera ó gasa) como si fuera un tamalito, le recuerda el espacio cálido y seguro del útero de su madre.
El bebé recién nacido no tiene todavía sus capacidades cerebrales desarrolladas por completo. Según los antropólogos, debido a la limitación de espacio del canal pélvico que nos otorga la evolución, el desarrollo de un recién nacido debe proseguir en el exterior.
El tamal o swaddling aporta calor y seguridad, sobre todo durante los primeros días de vida del recién nacido, en los que todavía ha de acostumbrarse a vivir en una temperatura diferente a la del útero materno. Además, el excesivo espacio del que dispone puede asustarle o mantenerle inquieto, por ello los defensores de esta práctica explican que incluso ayuda que el bebé duerma mejor y está más relajado al encontrarse más recogido. Envolver al bebé puede evitar que se despierte con los movimientos bruscos de brazos y piernas que hace como acto de reflejo. Además, lo mantiene abrigado durante los primeros días de vida, hasta que su termostato interno comienza a funcionar. Esta técnica puede incluso ayudar a calmar al bebé.
Para envolver al bebé es conveniente elegir el momento adecuado para hacerlo, preferiblemente cuando ya haya comido y esté cambiado, puedes envolverlo cuando está irritable. También es importante no apretar demasiado la sábana o la manta, sobre todo por la parte de las piernas, para no dañar al bebé y dejarle un poco de espacio para que no tenga las piernas totalmente estiradas para evitar que sufra displasia de cadera.
Las ventajas de envolver al bebéAl nacer, los bebés se sienten desorientados porque tras pasar nueve meses en el útero todo cambia para ellos. De sentirse seguros y abrigados, pasan a un medio totalmente nuevo y abierto. De ahí que envolver al bebé recién nacido es recordarle la agradable sensación que tenía dentro del vientre materno. Así, envolver al bebé tiene como objetivo:
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Facilitar la transición del útero al exterior, al brindarle una presión y abrigo que se asemejan al vientre materno.
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Evitar que los reflejos del bebé perturben su sueño.
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Durante los primeros días, el bebé aún no puede regular bien su temperatura corporal; la manta cálida y suave le garantiza mantener una temperatura adecuada.
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El estar calentitos y apretaditos les aliviará los cólicos.
Observa estas fotos en las que se muestra paso a paso:
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Extiende una muselina grande de algodón 100% que mida alrededor de 120×120 cm. (sábana, mantita ligera ...) suave, blanda y transpirable, sobre una superficie plana y dobla el extremo superior derecho aproximadamente15 centímetros.
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Coloca a tu bebé de espaldas con la cabeza sobre el doblez.
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Toma la esquina de la tela que está cerca de la mano izquierda de tu bebé y dóblala sobre su cuerpo, metiendo el extremo que sobresale debajo de su brazo derecho y bajo su espalda.
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Agarra el extremo inferior de la gasa y súbela hasta que quede debajo de la barbilla de tu bebé.
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Busca ahora la esquina de la tela que ha quedado suelta a la derecha, cúbrele el cuerpo con esa parte de la tela y mete el borde debajo de su brazo izquierdo y de su espalda. Algunos bebés prefieren tener los brazos libres, por lo que quizá prefieras envolver a tu hijo debajo de los brazos para que pueda mover bien sus manos y dedos.
Es muy importante que siempre que acuestes al bebé lo hagas boca arriba, sobre su espalda. Debes controlar que no se de vuelta ya que podría haber riesgo de asfixia si se coloca boca abajo. Por eso, algunos pediatras recomiendan envolverlo sólo hasta los dos o tres meses de edad, cuando el bebé ya empieza a ser capaz de voltearse sobre sí mismo.