En primer lugar debo pediros disculpas, durante estas últimas semanas los exámenes me han mantenido alejado del blog y de toda manifestación de vida social en términos generales (todo lo social que puede ser para un inadaptado como yo, se sobrentiende). Uno ha de prepararse concienzudamente para el día de mañana, cuando toque repartir curriculums como ingeniero en los diversos kebaps de la ciudad…Es ésta la típica broma que solemos hacer con amargura los compañeros de carrera, y es que desde luego, como comentábamos ayer entre cafés, seguramente seamos la generación más “pringada” de la historia universitaria.
Imagen obtenida de "Cagadero.com"
“Pringados” por tener Bolonia pisándonos los talones con todo lo que ello conlleva, y en una carrera cuya máximo atractivo era su enorme salida (¡paro negativo!, ¡llaman a los alumnos antes incluso de acabar la titulación debido a la enorme demanda!) nos encontramos ahora que en la Comunidad Valenciana no van a licitarse obras según dicen hasta 2015. Si lo sé, me meto a bellas artes… Puestos a morirse de hambre, que fuera pintando señoras desnudas o haciendo algo divertido y creativo al menos.
Tras esta breve e infructuosa divagación, creo que toca abordar temas de importancia que no he podido tratar con puntualidad aquí, temas que estos días me han enervado y crispado, y es que cada día entiendo menos cómo la sociedad permite según qué cosas, cada día me siento más indignado, más fuera de lugar, y con más ganas de mudarme a Tabarca y vivir cual ermitaño en la “República Independiente de Mi Casa”, ya sabéis, como en ese célebre y jocoso anuncio. Sin embargo, para hacer tal cosa previamente hay que disponer de una vivienda propia, algo que a día de hoy puede resultar más difícil de lograr que la proclamación de la Tercera República en sí. ¿A que ya no hace tanta gracia?
Y es que España está jodida, ahorrémonos eufemismos, como alicantino para colmo pertenezco a la comunidad autónoma más endeudada, esa comunidad gobernada por el PP durante lustros, el mismo PP que viene a salvarnos y se traga sus propias palabras subiendo impuestos, el mismo que ahora impone recortes porque “se han encontrado con una situación peor de lo que esperaban”. Válgame… ¿y vuestros “subordinados” tampoco os informaban del estado de las cuentas de la Comunitat?, por supuesto la culpa también es del gobierno central, o eso argumenta esta gentuza.
Francisco Camps celebra el veredicto. EFE
El escenario político del país y el comportamiento de la gente para/con él me abruman, he oído a jóvenes defender la inocencia de Camps cual fanáticos del fútbol (nosotros somos del PP, “manque” pierda). Ya no sé qué pensar, cuando veo que la corrupción está al orden del día y que es algo tan extendidamente tolerado y plausible, cuando veo a Fabra diciendo aquello de que “éste es un aeropuerto para las personas” inaugurando el absurdo aeropuerto de Castellón y recibe una ovación cerrada, cuando veo al señor Camps guiñarle un ojillo a Dios (¡ni más ni menos!) por salir absuelto… Mientras el juez Garzón se sienta en el banquillo, cuando me entero de que Sonia Castedo trata con colegueo a Enrique Ortiz y éste recibe tratos de favor en forma de concesiones y demás.
No es que yo me considere un adalid del pensamiento libre y un genio sin parangón, e incluso puedo llegar a entender, haciendo una alarde de comprensión eso sí, que os viérais cegados por los sueños megalómanos de estos politicastros. Pero coño ¿acaso estáis ciegos?, ¿cómo esta clase política sigue recibiendo apoyo aún a día de hoy?.
Me siento como el indio que observa con desesperanza los millares de búfalos tendidos sobre un charco de sangre en la llanura en nombre del progreso. Incapaz de combatir el devenir de las cosas aún a sabiendas de sus nefastas consecuencias.