Revista Remedios

Epicondilitis

Por Gabriel Giner @esaludcom

Ejercitar los músculos es fundamental si se quiere tener un estilo de vida saludable. Esto se debe a que el ejercicio no solo fomenta una mejor circulación cardiovascular, sino que además permite una correcta oxigenación de los músculos del cuerpo.

Existen múltiples ejercicios y actividades deportivas que buscan mejorar la calidad de vida de las personas, y, a la vez, mejorar la condición general del cuerpo. De hecho, podemos encontrar deportes que son tan beneficiosos, que permiten ejercitar prácticamente todos los músculos al mismo tiempo, y, simultáneamente, realizar actividades cardiovasculares. Es el caso del tenis, uno de los deportes más recomendados para mantener un estado óptimo de salud, e, incluso, para adelgazar.

Hasta este punto todo bien. El ejercicio es necesario y actividades como el tenis son bastante beneficiosas para la salud. Sin embargo, ¿existe algún riesgo? ¿Es posible que haya algún problema al ejercitarse?

Bueno, por muy difícil que parezca, si los hay. Se conocen algunos problemas que surgen al ejercitarse o al practicar deporte. Es común escuchar sobre este tipo de lesiones o condiciones, y el tenis, al que nos hemos referido anteriormente como uno de los deportes óptimos para mejorar la salud física, puede provocar ciertos tipos de lesiones en varias partes del cuerpo.

A continuación, hablaremos sobre este tipo de lesiones, más concretamente de una de ellas, cuyo nombre se le relaciona mucho al tenis. Se trata de la epicondilitis, una lesión muy conocida entre tenistas y que, de hecho, se la conoce también por el nombre de “codo de tenista”.

¿Qué es la epicondilitis?

La epicondilitis, también conocida como el codo de tenista, es una enfermedad que surge por el exceso de uso de los codos. Generalmente, esta enfermedad no surge únicamente por utilizar muchas veces el codo, sino por aplicar mucha fuerza durante su uso de forma constante. El riesgo de sufrir de esta enfermedad suele aumentar cuando no se toman medidas de precaución.

Esfuerzo de tenista con Epicondilitis

Epicondilitis lateral

A esta enfermedad también se le conoce como epicondilitis lateral debido al área afectada. Como el sufijo “itis” indica, esta condición consiste en una inflamación. Específicamente, es la inflamación y microdesgarro de las fibras de los tendones que unen los músculos y huesos extensores que se localizan en el codo, y los que nos permiten realizar los movimientos de extensión del codo.

Estos músculos extensores son los que se localizan en el epicóndilo lateral, razón por la cual se le conoce a la enfermedad como epicondilitis. Otra razón por la que se denomina en ocasiones como epicondilitis lateral es debido a que existe otra enfermedad bastante similar denominada como epitrocleitis o enfermedad del golfista, la cual, de forma similar, afecta a los tendones extensores, solo que esta vez los tendones inflamados son los de los músculos epitrocleares.

Los tendones afectados durante esta enfermedad son aquellos que se localizan en la cara externa del codo, exactamente en la región dónde se localiza el epicóndilo lateral, uno de los huesos que permite el movimiento característico que realiza el codo.

Causas del codo de tenista

Al escuchar el nombre de codo de tenista, las personas suelen pensar que se trata de una enfermedad que solo afecta a aquellos que practican tenis u otros deportes similares. Sin embargo, esto no es del todo cierto, y es que esta enfermedad también puede afectar a cualquier persona, tanto a deportistas como a no deportistas.

Dependiendo de las actividades diarias que se realicen, incluso una persona que trabaja en una oficina puede llegar a padecer de epicondilitis. De hecho, se calcula que aproximadamente un 3 o 4% de la población puede sufrir de esta enfermad, por lo que es mucho más común de lo que puede parecer en un principio.

A continuación, te desvelamos cuáles son las causas más comunes para que una persona sufra este problema.

Sobreuso

Una de las principales razones por las que una persona puede llegar a sufrir de epicondilitis es por el sobreuso de los tendones extensores que forman el codo. Este sobreuso puede darse por muchas razones. Principalmente, se denota en personas que suelen usar el antebrazo en ciertas posiciones que fuerzan estos tendones. Aquellas que realizan muchas actividades que incluyen la hiperextensión del codo, o que suelen realizar movimientos que presentan cierta presión en estos tendones de forma constante.

Por si solo, el sobreuso es uno de los motivos más probables detrás de esta enfermedad. Sin embargo, la situación empeora debido a que esta causa se suele mezclar con otras condiciones y situaciones en las que puede aumentar exponencialmente la probabilidad de sufrir de codo de tenista.

Actividades que pueden provocar el sobreuso

Anteriormente ya comentamos que los tenistas y otros deportistas no son los únicos que están propensos a desarrollar esta enfermedad. Existen algunas actividades, tanto laborales como recreativas, que son capaces de provocar esta condición, y no necesariamente tienen que ver con practicar algún deporte.

Entre estas actividades se pueden destacar dos tipos de actividades que presentan un riesgo de desarrollar epicondilitis. Se trata de actividades dónde se requiere el uso de fuerza, y aquellas en las que se necesita usar la mano o los antebrazos en posiciones incómodas durante tiempos relativamente largos.

Tipo 1

En el primer tipo encontramos esas actividades en dónde por lo general se requiere el uso de fuerza, principalmente cargar, empujar o portar objetos pesados. Un claro ejemplo de este tipo de actividades lo encontramos en el trabajo en fábricas, construcciones y almacenes. Otro ejemplo es cuando se va a un gimnasio para levantar pesas. Dependiendo de la técnica que se utilice o del ejercicio que se realice, es posible desarrollar codo de tenista con el tiempo.

Tipo 2

El segundo tipo corresponde a aquellas actividades en dónde la posición de nuestro codo o antebrazo no es la más cómoda para realizar nuestras tareas. En este tipo de actividades podemos encontrar por ejemplo el trabajo en oficina, en dónde cosas como mover el ratón o escribir en un ordenador pueden, a la larga, provocar codo de tenista si no se toman ciertas prevenciones ,o si se mantienen posiciones poco ergonómicas.

Otro caso bastante curioso es por ejemplo el de los pintores, quienes pueden desarrollar codo de tenista debido al movimiento que realiza con la muñeca, con el antebrazo y el codo al pintar. Mientras más tiempo pintes de forma ininterrumpida, más probable es que desarrolles epicondilitis. En este caso, la técnica del pintor también influye mucho.

Realizar malos movimientos puede provocar codo del tenista

Realizar malos movimientos

No solo se trata de darle un sobreuso a nuestros tendones extensores, sino que además un mal movimiento puede acelerar el proceso de aparición de los microdesgarres en estos tendones, y, además, provocar la inflamación. Similar a lo que sucede cuando se hace un mal movimiento del pie y ocurre una inflamación en los tendones del tobillo; cuando se realiza un mal movimiento en el codo, en el antebrazo o, incluso, en la muñeca, existe el riesgo de que ocurra un microdesgarro o un maltrato en los tendones del epicóndilo.

Edad

La edad, más que ser una causa, es un factor que aumenta las probabilidades de sufrir de epicondilitis. De los casos registrados, en promedio, las personas mayores a los 30 años y menores a los 50 son las más propensas a sufrir de esta enfermedad.

La principal razón de ello es que las personas que se encuentran en este rango de edad no son ni muy jóvenes ni muy viejos. Es decir, son lo suficientemente jóvenes como para tener un estilo de vida activo o para realizar actividades que sean propensas a desarrollar esta enfermedad, pero también, al pasar de cierta edad, los tendones extensores, así como sus músculos, van perdiendo fuerza poco a poco.

Claro está, que este no es un factor determinante, ya que sigue siendo posible que personas menores a los 30 y mayores a los 50 desarrollen codo de tenista, es solo que no son casos tan comunes. Todo dependerá del estilo de vida de la persona.

Síntomas de Epicondilitis

No son muchos los síntomas del codo de tenista. Primero, hay que saber que se trata de una tendinitis, es decir, una inflamación de los tendones. En este caso, de los tendones extensores que se ubican en el codo. ¿Esto que implica? Molestia y dolor al realizar movimientos básicos como extender o retraer el antebrazo.

Pero el dolor no solo se hace presente al realizar esta acción, de hecho, la epicondilitis se caracteriza por presentar siempre un dolor constante en el área exterior del codo. Este dolor varía en intensidad, y siempre comienza leve, para luego poco a poco subir de intensidad y llegar a ser un dolor bastante molesto y en ocasiones difícil de soportar.

Otro síntoma de esta enfermedad es que el dolor empeora al realizar ciertos movimientos de la muñeca y del antebrazo. Por ejemplo, es posible sentir punzadas en varias partes del codo, antebrazo y de la muñeca al realizar movimientos como los que comúnmente se hacen al girar una llave, al agitar una raqueta y en algunos casos, incluso, al cerrar y abrir la mano.

Cabe destacar que, en un principio, al no ser un dolor tan fuerte inicialmente, es fácil de ignorar y continuar haciendo las actividades diarias, ya sea practicar algún deporte o ir a trabajar. Es normal que después de terminar estas actividades, normalmente al día siguiente, el dolor aumente de intensidad, aunque a veces de forma temporal. Esto se debe a que la presión que se ejerce en los tendones aumenta, empeorando así la inflamación de estos.

Otro síntoma es el agarre débil. Aunque pueda parecer algo extraño, el codo de tenista afecta la fuerza que se puede ejercer al cerrar la mano. Debido a ello es normal que cuando se sufre de esta enfermedad se tenga un agarre más débil de lo que estés acostumbrado, además del dolor que acompaña a esta acción.

Diagnóstico

Una vez que tengas sospechas de que algo está mal, el diagnóstico de la epicondilitis es particularmente sencillo y relativamente rápido. Se puede decir que consiste casi exclusivamente en dos partes, de las cuales, casi siempre la segunda, es solamente como método de confirmación y como apoyo para facilitar el tratamiento.

1. Entrevista médica

La primera parte del diagnóstico consiste en una entrevista médica. Generalmente no necesitas ningún paso previo para asistir a la consulta, siempre y cuando acudas directamente al traumatólogo, quien se encarga de este tipo de situaciones.

Durante la consulta con el traumatólogo, te realizarán una serie de preguntas relacionadas con el dolor que estás presentando. Entre estas preguntas lo más probable es que te hagan algunas como cuándo comenzó el dolor, si comenzó como un dolor fuerte, qué actividades empeoran la condición, y demás.

A medida que vayas respondiendo a las preguntas, es probable que el doctor te pida que realices una serie de pruebas físicas sencillas, tales como mover el antebrazo o la muñeca de ciertas formas o extender tu brazo y luego retraerlo. De esta forma, lo que busca es localizar cuáles son las causas del dolor. Para ello, lo más probable es que acompañe las pruebas con preguntas tales como qué sientes, en qué parte del brazo te duele, y similares.

Esto correspondería a la primera etapa del diagnóstico. En varios casos, esta primera etapa es suficiente para determinar si se trata de epicondilitis. Sin embargo, es probable que también te pida que te hagas una ecografía en el área del codo para asegurarse.

Causas del codo de tenista

2. Ecografía

La ecografía es la segunda etapa del diagnóstico de la epicondilitis. Es el método más eficiente para determinar si se trata de codo de tenista. La gran ventaja que tiene este examen médico es que permite determinar, no solo la existencia de la enfermedad, sino que además saber su gravedad. De esta forma, se facilita mucha información que después el doctor podrá analizar para determinar el tratamiento más eficiente. Pese a no ser absolutamente necesario, siempre es recomendado.

Tratamiento

En la mayoría de los casos, el codo de tenista puede ser tratado sin necesidad de realizar una cirugía. Se calcula que esto es cierto en aproximadamente entre el 80 y el 95% de los casos. No obstante, aún así existen situaciones en las que se requiere la aplicación de una cirugía, que, aunque pueda ser más arriesgada, permite obtener resultados definitivos y rápidos, aunque claro, con ciertas consecuencias.

A continuación, hablaremos de los 2 principales tratamientos, tanto el no quirúrgico como el tratamiento con cirugía.

Tratamiento no quirúrgico

El principal tratamiento consiste en el no quirúrgico. Este tratamiento se caracteriza porque la persona no requiere de una cirugía para poder curarse. Es el principal método utilizado, y por lo general requiere de un tiempo algo prolongado para obtener resultados. Sin embargo, son pocas las consecuencias.

Este tratamiento consta de varias partes, algunas de ellas son opcionales, por lo que se explicarán una a una.

Ejercicios de rehabilitación

Uno de los principales métodos de este tratamiento son los ejercicios de rehabilitación. Estos consisten en una serie de ejercicios cuyo objetivo es el de ayudarte a aliviar el dolor en los tendones, así como estimular la autoreparación de los mismos. Existen variedad de ejercicios, en su mayoría involucran movimientos de extensión. Qué ejercicios vas a realizar dependerán completamente del médico que esté a cargo de tu recuperación.

Ten en cuenta que estos ejercicios de rehabilitación en un principio pueden ser algo dolorosos, pero necesitarás aguantar lo más posible, ya que de lo contrario tardarás más en curarte.

Antiinflamatorios

Para apoyar los ejercicios de rehabilitación, es probable que tu doctor te envíe algunos fármacos antiinflamatorios para aliviar los síntomas del codo de tenista. Estos medicamentos te permitirán realizar tus actividades diarias sin mayor complicación, pero recuerda no excederte, o podría empeorar tu condición.

Reposo

El reposo es uno de los puntos más importantes durante el tratamiento. A diferencia de otras enfermedades, este reposo no consiste en quedarte en casa o en cama durante un tiempo prolongado; sino más bien disminuir el uso que le das a tus tendones extensores. Si practicas algún deporte, lo más probable es que te pidan que descanses durante tu recuperación, ya que podría empeorar tu condición.

Fuera de esto, podrás realizar tus actividades diarias normales sin problema, desde ir a trabajar hasta realizar tus labores en el hogar o salir a pasear. Claro, siempre y cuando estas actividades no representen una presión elevada a tus tendones. Además, gracias a los antiinflamatorios podrás aliviar gran parte del dolor que produce el codo de tenista.

Usar brazalete de contrafuerza

Una forma de ayudarte a recuperar más rápido es a través de un brazalete de contrafuerza. Estos brazaletes son equipos ortopédicos que se utilizan para aliviar, no solo los síntomas de la epicondilitis, sino también para prevenir un mayor daño a los tendones extensores.

Vienen en varios tamaños, y cada uno con sus propios beneficios y especificaciones, por lo que puedes pedirle recomendaciones a tu médico en caso de que no estés seguro. También puedes buscarlos como coderas para epicondilitis.

Tratamiento quirúrgico

Por otra parte, se encuentra el tratamiento quirúrgico. Esta opción es mucho más rápida para deshacerse del codo de tenista, sin embargo, que sea la opción más rápida no significa que sea la más recomendada. De hecho, solo se considera cuando ha pasado un tiempo y el paciente aún no se ha recuperado con el tratamiento regular. Generalmente, deben pasar al menos unos 6 meses para que el doctor sugiera realizar una cirugía.

En cualquier caso, no se trata de algo obligatorio. Si el paciente lo desea, o el doctor lo ve necesario, es posible realizar una operación aún antes de realizar el tratamiento regular. Debes tener en cuenta que después de la cirugía, necesitarás tiempo para recuperarte, y existe la posibilidad de que queden algunas consecuencias o efectos secundarios.

En qué consiste este tratamiento

El tratamiento quirúrgico puede ser de dos tipos. El primero de ellos abierto, que es el caso más común. El segundo, con la ayuda de equipos miniaturas, que permitirán llevar a cabo la operación a través de pequeñas incisiones. En ambos casos, la operación solo dura un día y no requiere de estancia en el hospital o clínica.

Cirugía abierta

La cirugía abierta es la típica cirugía en la que se expone el área afectada por la epicondilitis. Es un proceso un poco más largo que el segundo tipo de cirugía, pero es uno de los más comunes, además de que no requiere el uso de equipos especializados en artroscopia.

Cirugía artroscópica

Una cirugía artroscópica es una cirugía que se realiza con ayuda de equipos especiales muy pequeños. El objetivo principal de esta cirugía es la de lograr los mismos resultados que una cirugía abierta, pero con incisiones más pequeñas.

Consecuencias del tratamiento con cirugía

Como comentamos un poco más arriba, este tipo de cirugías pueden dejar algunas consecuencias, aunque no sucede en todos los casos. Si es cierto que la probabilidad sigue estando presente. Es justamente por ello que se siguen utilizando los tratamientos regulares antes que la cirugía.

Entre los posibles efectos secundarios de esta cirugía se pueden destacar:

  • Pérdida de fuerza en el antebrazo.
  • Reducción de la flexibilidad en el brazo.
  • Daños a nervios.
  • Pérdida de fuerza en el agarre.

Además, debes tener en cuenta que, pese a ser una operación rápida, el tiempo de rehabilitación puede ser bastante largo, en ocasiones incluso más que un tratamiento regular. Por lo que debes estar preparado para estar varios meses en rehabilitación. Claro, que esto dependerá principalmente de la gravedad de la enfermedad.

Aplicar crioterapia

Métodos de prevención

El método de prevención más efectivo para esta enfermedad es quizás evitar el uso excesivo de los tendones extensores, así como evitar ejercer mucha presión sobre ellos. Sin embargo, esto no siempre es posible, bien sea porque practicas algún deporte, o porque tu trabajo simplemente te lo impide. Aun así, existen otros métodos que te pueden ayudar a prevenir este tipo de enfermedades, por ejemplo:

Aplicar crioterapia después de cualquier actividad que pueda causar la enfermedad

Uno de los métodos preventivos más efectivos para prevenir la epicondilitis es la de aplicar crioterapia en el codo y en el antebrazo una vez que termines de realizar actividades que puedan llegar a provocar la enfermedad; bien sean actividades deportivas, laborales o recreativas.

Además de ello, puedes aprovechar y aplicar pequeños masajes para mejorar el efecto que tiene la crioterapia. De esta forma, podrás mejorar los efectos preventivos de este método.

Estirar muy bien antes de cualquier actividad

Es muy importante que antes de realizar cualquier actividad realices ejercicios de estiramiento especializados. Los ejercicios que son efectivos para este propósito son los estiramientos para músculos extensores, así como también algunos ejercicios para la muñeca. Existen muchos ejercicios de este tipo que te pueden ser muy útiles, y que además son muy fáciles de realizar.

Utilizar el equipo adecuado en todo momento

Como ya se ha comentado, uno de los nombres por los que se le conoce a esta enfermedad es por el deporte del tenis. Esto se debe a que los tenistas son los que tienen mayor probabilidad de desarrollar esta enfermedad, así como aquellos que practican deportes similares.

Es por ello, que al practicar este tipo de deportes es recomendable que la persona utilice siempre un equipo adecuado. Es decir, que la raqueta tenga el peso y tamaño ideal para cada uno, ya que este es uno de los principales factores que influyen en la aparición de la epicondilitis.

Utilizar equipo de apoyo

Las cinchas son un método efectivo para proteger a los deportistas de diversas lesiones, y una de estas es justamente la del codo de tenista. Uno de los métodos preventivos más sencillos y fáciles de poner en práctica es la de utilizar una cincha de epicondilitis para prevenir lesiones, ya sea al practicar un deporte, en el trabajo, o dónde sea que pueda producirse esta enfermedad.


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