Revista Salud y Bienestar

Epidemias: una forma social de enfermar

Por Pedsocial @Pedsocial

Epidemias: una forma social de enfermarSi alguna patología tiene un claro carácter social son las enfermedades infecciosas trasmisibles de carácter epidémico. Tanto en su causa, la trasmisión a grandes grupos sociales, como sus consecuencias, están ligadas a la socialización.

Las epidemias (del griego epi, por sobre y demos, pueblo) han afectado a la humanidad desde siempre y probablemente han sido responsables de notables cambios en la historia. Acontecimientos antiguos como la peste de Atenas en el año 430 a.C. tuvieron su reflejo en los Tratados Hipocráticos (Hipócrates. Tratados hipocráticos. Obra completa. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1425-7. ) que en el libro dedicado a las Epidemias presenta un conjunto de tratados en los que se recogen gran cantidad de relatos de relación entre paciente y médico, verdaderas historias clínicas que demuestran la recogida de notas informativas, acompañadas de alguna reflexión. En parte las experiencias son recogidas por los médicos en sus viajes ya que los médicos de la antigüedad ejercían su ministerio allí por donde fueren.  Una buena parte de los capítulos se inician con una descripción climatológica y meteorológica de la localización:(En Tasos, en el otoño, hacia el equinoccio y durante las Pléyades, muchas lluvias, constantes, suavemente, entre vientos meridionales…,  En Cranón, carbunclos en verano; en los calores llovió agua abundante todo el tiempo…) Las descripciones se ajustan a enfermedades que ahora conocemos como infecciosas, probablemente epidemias de cólera y disentería bacilar, o bien de otros agentes bacterianos como el meningococo, o virales como la viruela.  Las enfermedades referidas a la mujer incluyen sobre todo la fiebre puerperal, auténtica plaga femenina vigente hasta hace bien poco.

Sin embargo, aunque este tratado sea un auténtico libro de enfermedades infecciosas, queda muy lejos de establecer relaciones causa-efecto y nunca define el fenómeno del contagio. Más bien entiende que la simultaneidad de los casos es una coincidencia de factores. Pero no reconoce la transmisión de una persona a otra. No ha sido hasta el siglo XIX que el reconocimiento de los agentes infecciosos confirieron realidad a las epidemias.

Ultimamente las pestes se han convertido además en instrumentos de inducción de pánicos mundiales, como hemos vivido con al epidemia de gripe de 2009, ya relatada en este blog.

Este pasado otoño se estrenó la película Contagio, de Steven Soderbergh como una nueva contribución al pánico global que debe mantener a la población en alerta constante y distraída, mientras otros sucesos permanecen alejados del consciente colectivo.

Mientras que resulta evidente que, incluso en circunstancias catastróficas, parece que seríamos capaces de encontrar soluciones a las epidemias, todavía no tenemos buenos remedios para el pánico globalizado… como no sea la información de las redes sociales y un sano excepticismo.

X. Allué (Editor)


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