“Como él mismo explica en un artículo en su blog, David Fernández es uno de los artistas que ha participado en la polémica cabalgata de Reyes Magos que ha recorrido las calles de Madrid este martes: “Creo que me toca ponerme un traje peludo y agitar los brazos a ritmo de pachanga Jajajajaaaa”, escribe.
Lo curioso es que en el mismo el propio Fernández explica lo que para él suponen esta fiesta: “Aborrecemos a los Reyes Magos y lo que representan, nunca pondríamos nuestras herramientas al servicio de un evento casposo como este”, dice sin dar el más mínimo rodeo para después aclarar que “nuestra sociedad está cambiando y hay determinados huecos y tareas que requieren de nuestras habilidades, y si hay que apechugar, se apechuga”. Eso sí, un poco más adelante aclara que no lo hace por amor al arte sino “cobrando, por supuesto”, lo que no excluye que su participación demuestre “el compromiso radical (y aquí hablo en mi nombre) con nuestro trabajo y nuestra idea de una sociedad mejor”“.
Estas declaraciones del Sr. Fernández ponen de manifiesto dos hechs objetivos elementales: El primero, que fue contratado por la Sra. Carmena tanto con relación a su arte, como por su concepto ideológico de la Epifanía, o dicho con otros términos; para la celebración de una fiesta que no se comparte, parece lógico elegir organizadores que piensen de forma similar. El segundo hecho, mucho más relevante, es que el pseudoprogresismo no defiende la libertad -en ese caso se toleraría que quien así lo desease, siguiese con la tradición- sino la imposición del laicismo como otra religión, bastante más estricta, por cierto, que otras muchas confesiones. La injerencia en un acto de connotación social y raíces cristianas por parte de la autoridad competente, autoerigida en organizadora de como debe celebrarse el evento desde el agnosticismo imperante, contrasta con la indulgencia hacia otras confesiones religiosas, no conociendo quien suscribe, ningún tipo de comentario, salvo el llevado a cabo por el Sr. Zapata -quien defendía eso de poder meter a quinientos judíos en el cenicero de un automóvil- quien acudió con todo respeto a la tradición a la “fiesta del fin del ayuno”, o terminación del “Ramadán”. ¿Merecen los cristianos el mismo respeto que los musulmanes?. Parece que no, y eso es una discriminación difícilmente asumible por quienes se autodefinen como adalides de la libertad y terminan por interpretar que el laicismo consiste en perseguir las ideas de los católicos o restar carácter religioso a fechas que llevan dos mil años señaladas en el calendario como festividad cristiana. Me suena que la Sra. Carmen no acudió a su despacho el día de Navidad…
P.D.:
La instantánea recoge uno de los elementos de la cuestionada cabalgata madrileña. Los dragones y serpientes chinos, con su colorido y movimiento, forman parte de otro tipo de celebraciones, su presencia en la cablagata de Reyes para proporcionar multiculturalidad al evento no me parece adecuada. Admiro a Velázquez y a Pink Floyd, pero jamás admitiría una interpretación de The Wall frente a las Meninas.