Cuando hace aproximadamente un año Florentino Pérez se postuló como nuevo presidente del Real Madrid, la habitual tendencia a exagerar las emociones se instaló entre los seguidores y detractores del club blanco. Algunos veían un mesías que acabaría con la travesía en el desierto de la institución. Otros vieron un megalómano capaz de robar jugadores (curioso robo a punta de cheque con muchos ceros). Y a toro pasado, tenemos que volver a reconocer la evidencia: somos unos exagerados.
Porque sencillamente la gestión de Florentino Pérez ha tenido sus luces y sus sombras más allá de los resultados. Hay que matizar, ya que la prensa de pago busca realizar portadas vistosas y tirar y contratar personal, ahondando en lo blanco y en lo negro. Y esto no es así.
En primer lugar, la gestión de la cúspide ha sido algo heterodoxa: se comentó desde pretemporada que no ganar nada no sería un fracaso, se dijo que había que dar tiempo a los fichajes y al entrenador, se dijo que los proyectos tienen que tener tiempo. Se vendió, pues, que no se iba a volver a caer en los mismos errores del pasado. Pero los tics son tics por algo, y parece que al bueno de Pellegrini le quedan dos telediarios en la casa blanca. Un tipo que ha tenido fallos, que no ha gestionado bien a determinados jugadores, que ha fallado en partidos impensables, y que a veces no ha sabido plantear partidos decisivos. Vale. Pero un tipo que juega al ataque descaradamente (esto gusta en el Bernabeu más que el fútbol de toque), que logra una cantidad de puntos bestial y que conjunta un equipo con media plantilla nueva, jugando a ratos muy bien, no merece el trato que se le está dando. Osea, que se ha vendido una tranquilidad que no ha sido tal. Dar tiempo a un equipo técnico no es darle 9 meses. Es darle mínimo dos temporadas. Mínimo. Se va a tirar a Pellegrini y se va a cometer un error. Un error indecente y anunciado.
En segundo lugar, los fichajes han sido muy acertados, pero ahora parece que sean jugadores depreciados por haber quedado segundos en la Liga. Arbeloa ha mejorado a todos los laterales que ha tenido el Madrid desde Roberto Carlos. Xabi Alonso es posiblemente el mejor pivote defensivo de las grandes ligas. Cristiano Ronaldo no requiere análisis. Albiol ha sido esencial y el mismo Garay ha demostrado ser un central de madurez. Pero Kaká y Benzema no han llegado al rendimiento esperado. Las lesiones han sido como siempre un obstáculo, y la adaptación es un trago que muchas veces ni se contempla. ¿Rendiría igual Florentino dirigiendo sus oficinas desde Stuttgart, con su familia fuera? Debería plantearselo, él y todos los aficionados que ven en el brasileño y en el francés dos jugadores prescindibles, cuando seguro que el año que viene van a dar un rendimiento exponencial al de este año. Pero para la parroquia madridista no hay valores intermedios, no existe la paciencia. Parece que todo se pega.
En tercer lugar, algo resultante de la suma de los dos anteriores: la gestión de la plantilla en pretemporada. Se dijo que Sneijder, Robben, Negredo y Van Nistelrooy contaban. Dos de ellos jugarán el sábado la final de Champions con otros equipos. El tercero juega esta noche la final de Copa. El cuarto ha marcado goles con el Hamburgo. Se ha mantenido a Gago con ofertas superiores por él a lo pagado por Sneijder. Se ha mantenido a Drenthe para no hacerle jugar, cuando una cesión le hubiese venido de perlas, y se ha largado a un Robben que ha hecho una temporada sensacional. No ha habido un lateral izquierdo en condiciones que pudiera darle la murga a Marcelo. Y esta gestión de la plantilla se ha debido a razonamientos como el de Valdano en Agosto, con su "cuando a una plantilla llega alguien como Cristiano, hay que entender que debe salir alguien como Robben". Estupendo. Menos mal que Van der Vaart se puso cabezón.
Cuarto lugar: la cantera. Marcos Alonso ha jugado unos minutos en Valladolid. Mosquera calentó durante días en la banda hasta debutar. Juanfran tres cuartos de lo mismo. Un tal Rodrigo despunta en la cantera con 19 años y juega en las inferiores de la selección. Sarabia maravilla y va media Premier a por él. Y probablemente el lector de este blog solo conozca a estos futbolistas por este post. Otra incongruencia.
El Madrid ha consolidado un equipo que en el futuro puede dar alegrías a la afición. Ha logrado un puntaje liguero difícil de ver en un segundo e incluso en un campeón. Pero va a volver a caer en la espiral de egolatría, de exceso de orgullo, de falta de entendimiento y de impaciencia que llevan marcando su escudo desde hace ya unos cuantos años. Y con un Madrid tan autodestructivo, que ficha por tapar bocas, la Liga pierde demasiado.
JM Martín