Una reforma integral o siquiera parcial en una vivienda es un ejercicio acelerado e intensivo de negociación con proveedores y con su cónyuge en muchos casos, de administración de presupuestos y de los propios límites o excesos, de tolerancia al estado de caos, de manejo de improvisaciones e imprevistos o de coordinación de equipos con distintos grados de profesionalismo.
Un proyecto definido y detallado es sin dudas la base de toda obra eficiente. Ahorrar tiempo, asesoría profesional, decisiones de terminaciones o exigencias funcionales, resultará en sobrecostos por falta de referencias gráficas, demoras durante el proceso por falta de documentación, o una casa que no se adapta a nuestras expectativas.
Es importante contar con una versión final de lo pautado en concepto y presupuesto y darle un ok de ambas partes, en formato más o menos formal según la escala, pero dejando sentado la referencia inicial, y las responsabilidades, así una parte sabe lo que debe exigir y otra lo que debe suministrar. Y en el caso del arquitecto actuante, para saber lo que debe dirigir.
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